Siluette

𝐼. 𝑀𝑜𝒹𝒶𝓁𝑒𝓈

❝Tú nivel más alto de ignorancia es cuando rechazas algo de lo cual no sabes nada.❞

Dr. Waye Dyer

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Mamá siempre dice que debo ser más femenina.

Se que le avergüenza mi actitud, y por eso prefiere que permanezca en mi cuarto cuando sus amigas vienen a visitarnos; se que le gustaría que me vistiese como las hijas de sus clientas, se que le gustaría que tuviera un novio caballeroso.

Quiero mucho a mamá, a pesar que casi todos los días discutimos, se que se preocupa por mi y mi mal comportamiento. Sin embargo, somos completamente diferentes, no soy como ella, no tengo sus mismos gustos; si a mi me gusta lo amargo, a ella lo dulce; si a mi me gusta el azul a ella el rosa.

A veces me gustaría salir con ella en una tarde de chicas como todas mi amigas en la escuela, me encantaría poder compartir gustos y disgustos entre ambas, platicar de nuestros días durante la cena, ver series de televisión, pero no se puede y nunca se podrá.

Mamá dice que las niñas bonitas no deben decir groserías.

Cuando estaba en sexto grado de primaria me vio con unos compañeros de clases diciendo malas palabras. Después de eso, me castigo una semana completa sin poder salir trayendo consigo más discusiones. Fue una semana sin dirigirme la palabra, una semana sintiendo su mirada de desaprobación desde la puerta de la entrada.

Odio esa mirada, siempre la he odiado. La primera vez que me la dedicó fue a mis 8 años. Las clases en la primaria habían acabado por lo que unos amigos me invitaron a jugar a los hechiceros. Como no tenía un vestuario, un amigo me presto ropa para poder participar. Aquella tarde fue demasiado divertida y el tiempo se fue volando, llegando la noche a las calles. Lamentablemente se me fue la noción del tiempo haciendo que mamá me descubriese vestida de un caballero, su cara aún me es inolvidable y desde aquel momento estuvo detrás de mí corrigiendo mi manera de ser.

Durante toda la secundaria madre eligió mi ropa. No había ropa en mi armario que no fuese elegida por ella, y si había alguna camisa o pantalón que no le gustase lo tiraba a la basura o la regalaba. Cada vez que me veía al espejo con aquella ropa me sentía incómoda, no era yo en realidad. Siempre llegaba a pensar que todos me criticarían, aún así, la ropa de mamá siempre traía buenas críticas a pesar de que no eran de mi gusto.

A finales de la secundaria, mamá pasaba las tardes trabajando más horas en la cafetería junto a papá, regalándome horas de tranquilidad dentro de casa. Horas que gastaba cuestionándome sobre mi apariencia frente a un espejo. Horas en las que buscaba una solución a mi pequeño secreto.

Papá nunca se interpuso entre nosotras, y cuando lo hacía se ponía del lado de madre, debido al miedo de enfrentarla. Siempre agachaba la mirada o se distraía con el periódico para ignorar las largas charlas. Aún así yo se que el estaba de mi lado, y que me quiso auxiliar múltiples veces, su mirada lo expresaba, sin embargo, nunca lo hizo. De pequeña me cubría cuando salía a jugar con los niños diciéndole a mamá que iba a con mis compañeras a jugar a las muñecas o cualquier cosa que hacían las niñas a tal edad. No importaba el problema o la situación, yo siempre podía contar con él sin importar la gravedad de esta. Así que durante todo ese lapso de tiempo pude contar con él.

Las cosas en casa nunca estuvieron tranquilas, madre estaba cansada de mi actitud, padre no sabía que hacer y yo solo deseaba que alguien me escuchase.

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Buenas tardes noches o dias(?) Debo agradecerle a todas esas personitas que han estado leyendo mis historias, realmente me animan a continuar con todo esto :')

Confiezo que tengo todos los capítulos listos para esta historia incluyendo el epílogo... menos el capítulo 3 ;;

PD. Aún así trataré de actualizar lo más pronto posible.

Espero que les haya gustado.

¡Gracias por leer y hasta la próxima!