Siluette

𝒱. 𝒵𝒶𝓅𝒶𝓉𝒾𝓁𝓁𝒶𝓈

❝ Tus hijos te requieren sobre todo para que los ames por lo que son, no que te pases todo el tiempo tratando de corregirlos.❞
Bill Ayers
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Las cosas nunca me salieron como las planeé o quizás estaba demasiado nervioso y alterado como para llevar todo con calma conforme lograba mis metas. No obstante, el tiempo siempre se me fue volando entre las manos. Terminar mis estudios de la preparatoria se fue en un abrir y cerrar de ojos y para una mañana ya estaba oficialmente graduado de educación media. Las solicitudes para la universidad ya habían sido entregadas y solo nos restaba esperar el resultado. En mi caso, para prevenir cualquier mala circunstancia entregue dos de estas a diferentes instituciones.

Y como a la vida le encantaba llenarme de presión, fui aceptado por parte de ambas universidades, brindándome unas gratas felicitaciones por mis resultados dentro de sus papeles de admisión. La decisión sería muy importante para mi futuro, quería alejarme de mi hogar; sin embargo, a pesar de querer independizarme de South Park y mis padres, no me quería alejar demasiado, así que me estuve debatiendo entre algunos días a cual entrar. Tomé la decisión de ingresar a la universidad de Denver.

Le comenté a mamá y papá la decisión que había tomado respecto a mi universidad junto con la carrera que iniciaría una vez estuviera en ese lugar -sentía una particular familiaridad con la repostería- siendo esta decisión tomada demasiado bien, por lo que mamá quiso hacer una fiesta entre la familia. Celebraríamos el haberme graduado y estar inscrito en la universidad, comentando que sería una simple comida, nada fuera de la rutina. No obstante, la simple idea de esto me daba muy mala espina.

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Si bien a mamá le dejo de importar mi vestimenta desde la preparatoria, cuando venían visitas quería que me vistiese como su dulce princesa de casa; sin embargo, nuevamente la desobedecía. Tome el pantalón y la blusa en los que más me sentía a gusto, y coloqué de mis tenis de color negro.

Pero como siempre, siempre me veía obstaculizado ante mis propias decisiones. Mamá abrió la puerta de mi habitación adentrándose a esta, traía consigo un vestido floreado junto con aquella odiosa sonrisa en su rostro. Nada bueno para mi.

—Cariño, te traje un vestido para que lo uses esta noche—dijo, mientras alzaba ambas manos mostrando del vestido.

—¡Oh! Gracias mamá, pero...—

—¿Pero?— Su sonrisa se fue desvaneciendo poco a poco al escuchar mi protesta.

—Es solo que... Bueno, ya sabes, no me he rasurado estos últimos días y se vería muy mal en mi, no queremos que piensen mal de mí mis tías, ¿no?—Mis nervios se hacían presentes, no había necesidad de discutir el día de hoy con ella.