Tarea de Artes

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(La imagen la pongo ya que no da para poner una canción y pos

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(La imagen la pongo ya que no da para poner una canción y pos... me gusta(?))

En clase nos dijeron de hacer una historia con una imagen y tres cartas que nos entregó el profe. La imagen fue de un Kung Fu Panda sobre un barco de papel navegando en un charco de la calle, las cartas tenían como objeto una puerta, los verbos correr, borrar y morir, y el género drama.

Mi grupo fue con Ali y Patrick, y pos... aquí les dejo la historia, que pregunté y se me dio permiso de ponerla por aquí(?). Pato (Patrick, a veces le grito Pato(?)) fue quien me dictó cómo irian las cosas y yo las pasé a mi modo de narración, así que no se extrañen si hay algunos problemas de repetición de palabras o fallas con los tiempos verbales...

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"Barcos de Papel"


Nuestro querido Matt, el cual tenía 0 amigos, estaba solo en la vereda frente a su casa jugando con una hoja de papel, lo cual fue lo primero que encontró sobre la mesa del comedor, más un muñeco de Kung Fu Panda que siempre tuvo desde su infancia, que ya fue hace años, pues sí, este chico tiene 19 años, juega con muñecos y repitió años de la secundaria por boludo. Decidió hacer un barco con el papel y repetir una de las escenas de la película en un charco, cuando de repente la puerta de su casa se abrió con brusquedad, haciendo que Matt volteara asustado a ver a su hermano que, rojo de rabia, le apuntaba con el dedo desde el umbral de la entrada.

—¡Tú, error de una noche de pasión y alcohol un 14 de febrero! ¡Más te vale empezar a correr!

—P...Pero... ¿¡Yo qué hice?! — exclamó Matt alterado frente al grito de su hermano.

—A ver, ¿Qué maldita hoja usaste para ese barco de mierda?

En ese momento Matt se dio cuenta de que aquel papel impreso que agarró sin fijarse no era menos que aquel trabajo tan preciado del cual su hermano, Juan Carlos, venía hablando desde hacía semanas ya que sin esa hoja no se graduaría de la universidad.

—¡Juro que no sabía que era tu trabajo! — gritó Matt desde su sitio.

—Oh, tranquilo, te perdono.

—¿En serio? — le miró sorprendido, pero era demasiado bueno para ser verdad.

—No. Yo que tú corro.

Vio cómo su hermano se impulsaba hacia él con intenciones de golpearlo, pero Matt se levantó rápidamente y huyó dando un rodeo. Su hermano lo seguía cuando se adentró en la casa y empezó a usar las habitaciones conectadas entre sí a su favor, cerrando y abriendo las puertas intentando que Juan Carlos no borrase su existencia del planeta.

—¡Lo siento, de verdad, por favor! ¡Ten piedad! ¡Soy muy joven para morir! — suplicaba a gritos el menor, protegiendo su vida al cerrar cada puerta por la que pasaba. Al cruzar por el pasillo se tropezó con uno de los pliegues de la alfombra y cayó de cara al suelo, siendo finalmente atrapado por su persecutor. Juan Carlos se subió encima de su hermano menor y le agarró del cuello de la camiseta, preparando el puño para darle una paliza al chico que, aterrado, se removía debajo suyo casi llorando.

En ese momento Matt tuvo un flashback de cuando sus compañeros de clase lo acorralaban en los pasillos del cole y lo empezaban a golpear bruscamente.

—¿¡Qué cuernos se supone que es todo esto?! — el grito de su madre detuvo el impacto del golpe antes de que llegara al rostro de Matt. Ambos voltearon hacia la puerta de entrada, pálidos — ¡Primero dejan abierta de par en par la puerta, invitando a que cualquiera se meta aun sabiendo que el barrio está para la mierda! ¡Y luego me encuentro con que mis niños están por matarse! ¡Juan Carlos, suelta a Carlitos!

—¡M... Mamá! ¡Me llamo Matt! — se quejó.

—¡Cállate, que yo te puse con todo mi amor Carlitos de la Santísima Trinidad y así me lo agradeces! — agarró al mayor de la oreja para llevárselo consigo, desapareciendo por la puerta de la cocina dejando solo a un Matt que se prometió no hacer nunca más barcos de papel y agradeció dejar la puerta de entrada abierta, sino su madre no los habría interrumpido y no se hubiese salvado. También se dio cuenta de que tenía -1 amigos... Lo cual fue muy triste.

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