Contratiempo

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¿Por qué no? Digo, ¿qué tan malo puede ser? Después de todo sólo serán unos meses, aunque él no sabrá desde luego. Seguramente le dolerá mucho al final, pero yo no estaré aquí para verlo ¿no? Y si yo no lo veo entonces no será tan grave. Yo estaré ya tan lejos para ese momento que seguro ni se acordará que alguna vez existí; que alguna vez respondí a esta pregunta. Venga, vamos a darle una oportunidad, lo intentaremos y si al final no funciona no importará, pues de cualquier manera no iba a ser permanente, el tiempo que duraría ya está predispuesto desde este momento.

Estoy decidida, mi respuesta es muy clara y ni siquiera tuve que pensarlo tanto tiempo. Bien, allá vamos... Un segundo, si ya estoy tan decidida entonces... ¿por qué es tan difícil decirle? ¿Es que acaso me preocupa lo que le pasará después? No, imposible, ¿por qué me importaría? Si yo ni sabía de él hasta hace unos minutos. Bueno, en realidad sí que lo conocía, ya habíamos hablado una vez, ¿cuándo fue? Ya ni siquiera me acuerdo, porque realmente no me importa en lo más mínimo.

Y aun así heme aquí, frente a él con su carita de ilusión y expectación. Estando así no puedo negarle una petición tan simple y sencilla, apenas me veré involucrada en todo esto. Además, es imposible que algo más pase, ya que para eso se necesita tiempo y tiempo es lo último que tendremos.

No debe ser tan difícil, después de todo no sería la primera vez que hago algo como esto. Muchas veces he fingido por otros, para darles el gusto un ratito, y sinceramente yo también me he llegado a divertir. Esto no es nada diferente a todas las veces anteriores, de hecho es hasta más fácil, pues las otras veces tenía que decidir por cuanto tiempo sería, pero ahora no, esta vez el tiempo está decidido de antemano.

¿Qué será de él después? Quién sabe. Tal vez olvide todo lo que pasó y siga adelante por sí solo. O quizá no le sea tan fácil, quizás se deprima un poco por un tiempo antes de poder dejarlo ir. Aunque es posible que necesite demasiado de ese tiempo, tanto de hecho que tal vez no pueda soportarlo, ¡demonios quizá hasta llegue a quitarse la vida! Sea como sea no importa, si ni estaré ahí para ver el desenlace de su historia. Además, ¿quién soy yo para hablar del tiempo que necesitarán los demás? Si yo misma tengo problemas con el mío, ¿qué derecho tengo a juzgar lo que los demás hacen con el suyo? Debería ocuparme más de mis propios asuntos.

Le estoy dando demasiadas vueltas a esto, si ni siquiera es tan difícil. Sólo tengo que sonreír y darle la respuesta que espera, cumplir con el trato por un tiempo y luego no tendrá de otra más que dejarlo ir, si no ¿qué más podría hacer? ¿Acaso piensa combatir contra el tiempo? No se puede, es totalmente irrazonable, nadie jamás ha podido pelear contra el tirano, él decide todo. Los humanos intentamos controlarlo poniéndole nombre, pero no fue suficiente, entonces intentamos medirlo con números, pero eso sólo nos sirvió para conocer sus planes desde antes que pasen, aunque aun así no hemos podido evitarlos. Sólo el tirano tiempo elige qué hacer y no hay quien lo haga cambiar de opinión.

Pero qué hago yo hablando del tiempo, por eso digo que debería ocuparme más de mis propios asuntos.

Como sea, creo que mi decisión ahora es bastante obvia: le daré su gusto, cumpliré su insignificante sueño y cuando el tiempo llegue todo acabará irremediablemente. Ninguno de los dos podrá detener los egoístas planes del tiempo.

Es una molestia realmente, esta maldita cosa que no me deja en paz; este puto destino que me espera. Cuatro... cuatro meses, dijeron, sólo cuatro meses y listo, todo cambiará. Ya absolutamente nada será como antes. Toda esta mierda se irá para siempre y por fin me dejará en paz. He vivido tanto tiempo con esto que creía que simplemente era cuestión de acostumbrarse, que con el paso del tiempo ya no lo notaría. Y ahora, justo cuando estaba a punto de asimilarlo, me vienen con que sólo cuatro meses más. ¡Que se jodan!

No debería estar pensando en eso ahora, tendría que concentrarme en la situación que tengo frente a mí en este momento, pero es que es imposible no enojarse con tanta impotencia. Yo siempre me las he arreglado sola, jamás necesité de la ayuda de nadie, y ahora me dicen que nada ni nadie puede ayudarme, que por más que lo intente no puedo cambiar nada. ¡Que se jodan! ¡Todos!

Bueno, entonces ya, simplemente aceptaré, una sonrisa, un abrazo y listo, no más. Dejemos que se ilusione, que juegue a ser el hombre por un rato. Y, si intenta pasarse de listo, si intenta ir más allá, simplemente le saldré con una de las típicas excusas de siempre, al cabo que qué, todos los hombres son iguales, es tan fácil usarlos que sería un crimen no hacerlo. Seguiré con las excusas cada vez que lo intente hasta que tarde o temprano, en cuatro meses para ser precisos, ya no tendré que seguir fingiendo, seré liberada de este suplicio infernal y descansaré al fin.

Tengo que admitir que me da un poco de pena el muchacho, ¿qué hará el pobre sin mí? Seguro que no sobrevivirá, si se ve en su cara lo dependiente que es. Para cuando yo no esté con él, el pobre no podrá consigo mismo, se hundirá en la desesperación y no podrá salir de ahí jamás. Quizás llegue otra chica a intentar ayudarlo, pero él me necesitará tanto que no podrá fijarse en nadie más. Sin embargo yo no estaré para él, aunque no es como que me importe ni nada por estilo, después de todo él solo se lo buscó por pedírmelo a mí.

Muy bien, ahora si ya todo está decidido, todos los planes, las excusas, los juegos... ya todo está predispuesto, igual que el tiempo que queda, esos malditos cuatro meses que ya quiero ver pasar, pero a la vez desearía que no fuera así. Desearía poder hacer más planes a futuro, en unos años, ¡hasta décadas! Pero no, es imposible, el tirano ya ha decidido, su veredicto no puede ser revocado. Sólo me queda aceptar esta relación con él y esperar a que esta maldición que me persigue, esta maldita enfermedad, ¡este puto cáncer!... me mate.

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