Pensamiento etéreo

Alas

De entre el vasto mundo animal y su madre naturaleza, existe un elemento el cuál será descrito de cierta manera hoy. El pájaro.

Y para comenzar, se realizará una diferenciación entre dos tipos de pájaros; el que tiene dueño y el que no.

El que tiene dueño es un pájaro feliz. Es un pájaro que tiene alpiste. Comida infinita (hablamos por supuesto del pájaro cuidado) hasta el día de su fallecimiento. Un pájaro que si llueve, el dueño lo pone bajo techo. La jaula lo aísla del imperfecto exterior. Si tiene sed sabe que tiene agua, y cuando hay sol sus plumas brillan debajo de él. En consecuencia, lo único que tiene que hacer el pájaro es cantar para su dueño. Cantar, y acicalarse si es que lo considera apropiado el propio animal.

Luego tenemos el otro tipo de pájaro, el que no está en la jaula. Es un animal imperfecto. Sucio y mojado. No sea equivocada la idea: también es feliz. Es un pájaro al que le puede caer un rayo. Al que el granizo o la lluvia puede terminar con su vida. Los gatos pueden comerlo. Los perros perseguirlo. Si se lastima va a tener complicado tener comida. No va a tener dueño, pero va a tener gente que lo quiere y que le tira comida. O que diga, con una sonrisa por el nefasto día rutinario "Mirá, ahi vino el bichofeo. Traeme algo de comida que le tiro".

Ahí está el punto. Libre sólo lo será uno. Y feliz... feliz, por las experiencias (tanto ajenas como personales de ambos pájaros) existentes, podríamos decir que ninguno de los dos.

Al igual que el primer capítulo de esta serie de relatos, si es que le encontró un sentido a este texto, es porque quiere dárselo. Yo simplemente describí dos pájaros. Ambos con alas. Uno que las usa para expandir su mirada sobre el mundo; otro que, simplemente, no.