Presente.
Makenna.
Después de haber estado días convenciéndome para que fuera con ella a una fiesta que daba el amigo de su novio, al final accedí.
—Tienes que volver a ser la Makenna de antes.— susurró Noe en mi oído cuando ingresó a su habitación.
Yo seguía haciendo un escrutinio sobre mi indumentaria, me había puesto una camiseta básica blanca que resaltaba mi pecho, junto con una falda vaquera que se ceñía a mis curvas y prominentes caderas, acompañado en la parte inferior del cuerpo por unas medias que hacían lucir mi piel un poco más morena junto con unos botines de tacón.
—¿Y cómo era antes? —inquirí mientras alzaba una ceja ante la pregunta. Sabía la respuesta.
—Pues un torbellino, la alegría de cualquier sitio a dónde ibas, tu presencia era como tu abuelo decía.... una tormenta.— dijo y automáticamente me miró preocupada porque acababa de mencionar al abuelo.
Mi abuelo hacía cinco años que murió, ese año se podría considerar el peor de toda mi vida. El universo se había encargado de tenerme como su saco de boxeo personal, al parecer, porque ese año lo había perdido todo.
Le sonreí sinceramente, porque quería quitarle hierro al asunto y además sabía que ella tenía razón.
Toda mi vida no podía estar estancada en lo mismo de siempre.
Después de un rato que se me hizo una eternidad, terminamos de acicalarnos. De mi cabello se había encargado Noelia y podría decir que por primera vez en mucho tiempo le hacía justicia a mi yo pasado. Mi cabello castaño caía en ondas muy suaves por mi espalda y además tenía muchísimo brillo; de mi rostro podía decir que había sabido resaltar muy bien mis opacos ojos grises con un difuminado muy bien hecho que contrastaba perfectamente con el color nude de mis labios.
—Estás preciosa.— dijo a mi lado mi mejor amiga.— Vas a ser el centro de atención hoy.
Ella no se quedaba atrás, su cabello extremadamente liso caía por su espalda hasta llegar a su cintura, como una cascada de color miel. Tenía el cabello rubio, pero era un rubio como el de Aurora de la Bella Durmiente. Realmente era un color precioso. Se había puesto un vestido negro muy ceñido por la parte del pecho y más suelto por la parte de abajo, combinando todo eso con unos tacones que parecían más bien andamios, de lo altos que eran.
—No sé cómo puedes andar con eso.— me reí cuando la vi intentar dar dos torpes pasos.
—Porque mido un puto metro y medio.— rodó los ojos.
La música resonaba por toda la casa de una forma ensordecedora, la casa tenía un olor a marihuana y a alcohol.
Pues que bien empezamos.
Divisé por lo menos a tres personas con pastillas y metiéndose rayas. Desde luego que se podría decir que esto era una fiesta universitaria. El novio de Noe se acercó a ella rápidamente en cuanto la vio y le dio un apasionado beso en los labios. A decir verdad se veían muy bien juntos, eran como una pareja de revista, el chico que le saca varias cabezas a la chica, rubio, alto, musculoso, y la chica perfecta.
Pegaban muchísimo.
A su lado apareció un chico un poco más bajito que Andrés, el novio de Noe. Podría decir que era muy atractivo; más moreno de piel, con el cabello negro, ojos verdes, una barba bien perfilada y un cuerpo que se notaba que se mantenía gracias a unas cuantas horas de gimnasio.
—Él es Alexis.— dijo el rubio—. Alexis, ella es Makenna, la mejor amiga de mi chica.
—Que nombre tan curioso.
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Háblame de Amor
Teen FictionElla quiere echar a volar. Él quiere echar raíces en un lugar. Ella es como una tormenta. Él quiere calma. Ella necesita olvidarlo. Él necesita tenerla de nuevo a su lado. #BrokenHearts