Era un día como otro cualquiera, me encontraba en el camping que mis padres habían alquilado este año. Era escaso pero bonito, con unas vistas espectaculares hacia el horizonte y una cala privada extremadamente preciosa. Había chicos de mi edad, pero como siempre eran guiris, así que me tendría que olvidar este año por tercera vez de hacer amigos. Los idiomas no son mi punto fuerte.
Me dirigía hacia la piscina con mi hermano pequeño que obviamente me tocaba cuidar. Me senté en el césped mientras Mateo se bañaba en la piscina de los pequeños y me puse a pensar sobre mi vida en general.
Me centré en mis amigas ya que el año que viene sería muy extraño ya que no tendríamos tiempo ni de quedar por culpa de la selectividad. Os preguntareis como que no estoy de vacaciones con mis amigos si ya tengo una edad sumamente suficiente para salir. Pero la verdad no soy mucho de salir, me gusta estar con mis padres no porque esté muy unida sino porque todos juntos es diferente, si no salimos los 4 ellos no salen. Así que a lo mejor, eso me impide salir más a menudo. Volviendo al tema de antes, respecto a mis amigas, estoy preocupada, este año ha sido bueno, hemos tenido nuestros momentos. Somos 4 chicas, Claudia, Sonia, Milagros pero para los amigos Mila y yo Carlota. Claudia es la más tímida del grupo pero cuando se suelta es un peligro y hablando de peligro tenemos a Milagros que aunque su nombre diga lo contrario es un peligro con los tíos y sobretodo con el alcohol y luego esta Sonia que es con quien me llevo más. Somos diferentes y eso es lo que nos hace estar más unidas.
Un chillido me saco de mi burbuja, era Mateo que se había hecho daño en la pierna. Fui y se había rascado, lo saque con una toalla y lo cogí en brazos. Mientras lo tenía en mis brazos unos ojos de color marrón claro como la miel, me observaba pero no le hice mucho caso ya que mis ojos estaban junto a Mateo. Pero debo reconocer que él, no estaba nada mal.
Ya era tarde y me moría de hambre, tenía unas ganas de comerme una buena merienda, que haciendo una carrera con mi hermano entre corriendo a la cocina y me apodere de un zumo de piña y unas galletas con chocolate. No me gustaba mucho el chocolate pero no me disgustaba. No tenía ganas de coger el móvil, tampoco me iba a hablar nadie, solo grupos y grupos. Así que mi libro de la biblioteca me esperaba con ansia. La verdad es que devoraba muy rápido los libros y eso es lo que más odiaba de mí. A parte de algunos complejos que como cada chica siempre tienen. Hablaba del odio hacia una persona, me gustaba ese tema porque había veces que odiaba a una persona y al cabo de un rato ya no la odiaba. Pensé en él, en mi mejor amigo Rafel, siempre lo odiaba pero luego lo quería más que al trucho.
Me llamaron para cenar y desconecte por completo ese tema tan intrigante y me concentre en la cena que había preparado mi madre.
Cenando los muslos de pollo rustido rogué al cielo que por favor mañana el día transcurriera más divertido. Me conformaba con que no fuese tan aburrido ni sin acción. Y creo que mi sugerencia hizo efecto.
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Es mi nueva novela. Os digo, colgare dos días a la semana, más o menos entre principios de semana y otro a finales.
Soy nueva en esto, espero que os guste. Votar y comentar!!
Besitoooos!!!
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Juegos del destino
Teen FictionUna pareja con grietas, una familia medio perfecta con una hija aparentemente excelente. Él, un apuesto hombre buscando una aventura de verano, pero él no era un quinceañero, tenia sus 26 años. Él pensaba en muchas cosas, pero no sabía que su vida...