Storm

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Sostuvo el paraguas con fuerza, caminando con dificultad a través del agua que corría entre sus pies con mucha velocidad

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Sostuvo el paraguas con fuerza, caminando con dificultad a través del agua que corría entre sus pies con mucha velocidad. Miró hacia atrás y se dió cuenta de que era el único individuo vagando por las calles en medio de la tormenta, sintiéndose estúpido por no haber permanecido en su trabajo.

De repente, el viento hizo que el paraguas se rompiera y volara de sus manos, permitiéndole a la lluvia empaparlo por completo. Nunca antes se sintió tan patético y tal vez ridículo, pero no podía ser ridículo. Lo ridículo daba risa y él solo podía sentir pena de si mismo.

Caminó hasta quedar bajo el techo de un oloroso puesto de pastelillos. Empujó la puerta con timidéz, esperando que se mantuviera vacío y con el mismo silencio de ese momento hasta que él pudiera irse a casa de una vez por todas.

Pero como siempre, su suerte era una mierda.

Un joven pelirrojo salió de la cocina, distraído con el plato que llevaba en las manos, pasando por alto la presencia de Yoongi en su local.
El susodicho no dejó de mirarlo dar vueltas por la barra mientras hacía sonidos extraños con su boca. Sonrió sintiendo un extraño sentimiento de euforia recorrer su cuerpo, casi olvidando que estaba mojado por completo y desgraciado.

Rió alto ante el pensamiento, llamando la atención del joven pelirrojo.

—Oh... —detuvo de golpe su baile al notarlo ahí observándolo. Guardó silencio unos segundos para después reír con un volumen que parecía inhumano, pero a la vez se le hacía contagioso.

—Te has empapado todo —dijo entre risas—, ¿a quién en su sano juicio le da por salir de casa con este aguacero?

El azabache se limitó sonreir un poco, avergonzado.

—Tienes suerte de que mi changarro esté abierto, a puesto a que de no ser así ibas a quedarte a fuera como un animalito desamparado —se burló y Yoongi frunció el ceño levemente, ahogando una risa.

—Estás abusando, Hoseok.

—Sabía que podías hablar —le sonrió abiertamente—, ¡Gracias al cielo! Pensé que nadie iba a notar nunca mi nombre en esta camiseta, no lo grabé ahí por nada.

Tal vez la suerte de Yoongi esta vez no era una completa mierda.

—¿Cómo dices que te llamas tú? —volvió a hablar.

—Yoongi.

—Bueno, Yoongi. Esta tormenta va para largo, entoces, ¿quieres un pastelito? Tal vez y así se te quita lo mojado.

—¿Cómo un pastelito podría quitarme lo mojado? —le miró confundido—. Y no, gracias, estoy bien así.

—Los pastelitos le alegran la vida a cualquiera.

Storm ꒰♡꒱ yoonseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora