C I N C O

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E M M A

Después de que Alexandria se fue me dirigí a mi habitación y lloré todo lo que no pude con ella y no es porque no confíe en ella es sólo que sé que se compadecería conmigo y para ser sincera lo que necesitaba era estar sola. Así que después de un rato de ver algunas peñículas y comer helado y llorar muy poco se fue prometiendo llamar más en la noche.

Caí en el centro de cama hecha un ovillo y lloré con todo el dolor del mundo, mi pecho estaba agitado y mi respiración se cortaba y jadeaba; ni siquiera me interesó sonarme la nariz o secarme las lagrimas por que sé que era un caso perdido, las lagrimas no iban a parar.

No lo entiendo.

Después de haber pasado por tanto...

Sentí toda cómo toda la tristeza que sentía fue remplazada por enojo. Me paré de mi cama y tomé todas las fotos que tenía con Matthew y las arrojé al suelo provocando que el vidrio se rompiera. Sentí como las lagrimas seguían cayendo pero aún sentía todo el enojo del mundo. Recorrí los pasillos de mi departamento y tomé una caja de cartón de la alacena, quite todas las cosas que tenías y las deje en la sala; luego me encargaría de ellas y fui a mi habtiación con la caja vacía en mis manos.

Tomé todo lo que Matthew me había dado en estos cuatro años juntos; osos de peluche, cartas, rosas que ya estaban más que secas y lloré, lloré y lloré sientiendo un dolor tan grande en mi ser que me costaba respirar. Deje las cosas en la caja de manera brusca y la tome mientras iba hacia mi closet, deje la caja en el suelo mientras tomaba una silla de mi habitación y la arrastré hacia el closet para poder subirme en ella, agarre la caja y con la ayuda de la silla la deje en la repisa. Después me encargaría de tirar todo.

Dios, ¿por qué no puedo dejar de llorar?

Seguí llorando en el suelo de mi clóset y escuché mi celular sonar pero no tenía las ganas de contestar por lo que sólo me quede tirada en el suelo llorando de coraje, de impotencia pero sobretodo de tristeza.

**

—¡Dios Emma! —vagamente escuché decir a alguien.

Sentí unas manos cálidas sacudirme levemente. Me moví un poco y un dolor en mi espalda y cuello apareció.

—Mmmh — dije mientras hacía cara de dolor.

Dios, qué incomoda posición.

—¿Cómo llegaste acá? — distinguí la voz de Alex.

—Me quede dormida — dije con voz ronca. Llevé mis manos a mi ojos tallándolos levemente y los abrí.

—¡Dios Emma!

—¿Qué?

—¿Cuánto estuviste llorando?

—No tanto— mentí después de quedarme callada por algunos segundos.

—No me mientas — me vio enojada.

—¡¿Entonces por qué preguntas si ya sabes Alex?! — le grité enojada mientras me pare sintiendo punzadas en la espalda y cuello.

Cerré mis ojos y suspiré — Perdón — dije — no debo desquitarme contigo y mucho menos hablarte así.

Alex solo me sonrió —Te entiendo m&m's

Sonreí al escuchar el apodo. Alex me puso así cuando eramos pequeñas ya que mi nombre le recordaba a esa marca de chocolates.

—Cariño hoy es lunes y empiezas a dar clases —

—¡Mierda! ¿qué hora es? — dije mientras entraba en pánico.

¿Dónde está mi celular?

—Son las siete, relajate todavía es temprano pero vete arreglando en lo que te preparo algo de desayunar —

Enamorado de mi profesora |Harry Styles|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora