-Empezando mal-

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Un día emocionante para todos los novatos, un nuevo colegio, nuevas personas a quienes conocer y nuevos profesores a quienes admirar y otros a quienes odiar.

«Llegó el gran día del cambio, el inicio de una nueva etapa en la que me convertiré en hombre», pensé, «En esta escuela puedo ser una persona muy diferente a la que fui, aquí nadie me conoce y le sacaré partido a eso». Esos eran mis pensamientos mientras me dirigía al umbral del colegio. Una renovada puerta de metal macizo me hizo preguntarme si había sido sacada de alguna prisión o correccional.

Tan sumido iba en mis pensamientos y emociones que torpemente tropecé con los peldaños de la pequeña escalinata de la entrada. No hubiera sido tan malo si no hubiera pasado justo cuando sonó la campana de entrada, y todos voltearon a verme despatarrado en el suelo.

Claro, las carcajadas no se hicieron esperar. Con desesperación me levanté y entré corriendo a la institución educativa. Quería correr a toda velocidad para huir de las burlas, pero me había torcido un tobillo y cojeaba. Aun así trataba de avanzar rápidamente y, claro, las cosas empeoraron. Me detuvo el director de la escuela por ir «demasiado rápido». «No está permitido correr en los pasillos», me dijo. «Se nota que eres nuevo, te dejaré ir por esta vez», continuó mientras mantenía la mandíbula apretada como conteniendo la ira. Toda la presión de su mandíbula la pude sentir en mi brazo atenazado por sus manos largas y huesudas.

Me hizo daño en el brazo izquierdo, así que ahora cojeaba del pie derecho mientras que el brazo izquierdo lo tenía encogido a la altura de las costillas. Me imaginé a mí mismo mientras renqueaba como si fuera el jorobado de Notre Dame. «Excelente comienzo en el cole», pensé, «Ya no sé qué podría ser peor».

El Alumno NuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora