Sentimientos para Jimin [YoonMin]

Atónito

Tienes tanto, tanto descaro en el cuerpo, Park Jimin, que reírme de tu "madurez" me es inevitable.

Era mi segundo año en la universidad, a penas  comenzaba el trimestre...  personas nuevas, ambientes nuevos, conocimientos nuevos, un Yoongi nuevo. Estaba encaminado para dejar atras toda la basura que dejaste en mi, realmente estaba listo para crecer.

¿Sabes? Cuando uno inicia una carrera, se da cuenta que no tiene tiempo para pararse en el pasado, para recordar a todas esas insignificantes molestias que trataron de ahogarte en la adolescencia; no, uno comienza a pensar con "racionalidad" y trata de sacar el beneficio a cada acción que le sucedió a lo largo de su vida, aún si en aquella circunstancia se sintió morir con el acontecimiento atroz.

A esto se lo conoce como superar.

A pasos gigantes me fui apartando del camino, lejos de la vida que siempre tuve con Hoseok como amigo, alejándome de esa idea de un futuro todavía siendo su confidente y compañero, y él el mío, me puedo dar cuenta de lo sano que fue cortar de ese modo toda relación. Ambos éramos gotas abusivamente diferentes de agua; ninguno tenía planes similares en un futuro; nuestras personalidades nunca debieron encajar a pesar de que congeniaban; la homosexualidad que nos unía nos alejaba por igual a la hora de elegir compañía; incluso pensábamos diferente en tiempo presente, cuando yo solo quería pasar los exámenes del instituto, el programaba una nueva cita con un don nadie de nuestro barrio, mala junta y malos vicios, pero siempre me atribuí la logística de ayudarle porque era mayor y un hermano del corazón.

Después de ti, Jimin, del huracán de sentimientos que revolviste entre ambos, convirtiéndonos en peores enemigos, pude entender que esa relación de amistad no tenía pies ni cabeza, que si no era contigo, después de ti nos divorciaríamos de este sentimiento "fraternal", tarde o temprano, y que fue fortuito para mí que sea temprano.

Quise agradecerte el eliminar las toxinas de mi vida, pero todavía seguía dolido y encabronado contigo, contigo y tus medios egoístas, por no decir fraudulentos.

Por otra parte, al separarme de Hoseok pude continuar sin estar atado a esos cariños extraños que profesaba la señora Jung en mi, no hablo de pedofilia o algo por el estilo, sino de algo maternal, todo el santo tiempo se la pasaba comparándonos, terminando con la bromita absurda de "cómo quisiera que fueras mi hijo" ...

Ella podía joderse, para mí se había convertido en el mismísimo demonio, y una vez roto los lazos con su hijo, me ví libre de sus malos chistes que generaban daño y resentimiento de Hoseok hacia mi. Y sin embargo nunca me callé que yo amaba a MI madre, y que no necesitaba otra, más si me trague el desagrado de expresar el descontento de tan solo imaginarla como mi progenitora.

¡Dios me libre, nadie merece tanto castigo!

En fin, siempre sentí que te debía por abrir mis ojos y regalarme alas, para volar lejos de esta clase de personas; pasado un año de haberte perdido el rastro, me dije que fue para bien el daño que me hiciste, necesitaba rescatar algo de humanidad en tus acciones aunque realmente no la tuviste. Pasados dos años, pensé que realmente eras una bendición a medias, viendo en picada la caída de los actos de Hoseok, cada vez más vulgar y mundano, tratado con irrespeto, sucumbiendo a los placeres y tentaciones del momento como si no supiera pensar que todo eso le hacía mal a su organismo, me dije que cortar con eso fue lo mejor. Pasados cuatro años, sinceramente tuve más aventuras y salí con otro tipo de gente, más social y divertida de lo que alguna vez fuiste conmigo, más ubicada pero al mismo tiempo, más  real de lo que pudieses ser nunca.

Te había olvidado completa y maravillosamente bien, sin siquiera intentarlo ya no pensaba en ti, ya no dormía abrazado a tus ojos de luna menguante, ya no veía en el techo de mi cuarto, a oscuras, tu sonrisa de milagro, mis mantas habían dejado de ser tus manos acariciando mi piel, y mi almohada solo sostenía mi cabeza y ya no mis recuerdos, mucho menos mis lágrimas que se habían borrado a la primera lavada de funda.

Pero entonces apareciste un día cualquiera, convirtiendo la calma de mis sentimientos en un remanso espontáneo y poderoso, obligándome a que me aferrara fuerte a la orilla de mi cordura, esquivando tus ojos para no tropezar de nuevo en el mismo hoyo... en el pozo ciego de su brillantes dulces y aniñados.

"Yoongi.. ¿Eres tú?"

Y todavía  te atreves a pronunciar mi nombre, todavía me ves (o me viste) como si no me hubieses perforado el alma con tu traición... Todavía seguías tan guapo e inalcanzable, como la noche de Navidad que me diste, ebrio, un beso tonto y lento, que estremeció hasta mis cabellos. 

No estaba malditamente listo para tu sonrisa de aguijón, clavándose una vez más en mi pecho... Y por encima de eso, no estaba preparado, ni nunca lo habría estado, ni nunca lo estaré, para verte cargar un niño en brazos de alrededor de tres años de edad.

Tan lindo y pequeño, que si no llevará tus ojos por bandera, todo el resto de parecido que tenían, lo habría negado y tergiversado en mi mente. Pero era imposible, no cuando llevaba la inocencia que tú perdiste hacía mucho...

"¿Es tu hijo?"

Tus ojos apenados viajando al suelo por un segundo, pero el orgullo en tus labios curvandose hacia arriba. Yo deseando que aquello fuese solo otra pesadilla...

"Sí, su nombre es Jihyun. Y esa que viene allá, es mi esposa."

¿Cuan tonto fui en ese entonces como para pensar que no podías causarme más daños? solo para venir a enterarme que has sido padre... Que tienes una bella familia.. que tu esposa es la mujer más hermosa y condenada mente perfecta que alguien superficial como tú pudiese elegir, pero que a su vez la apruebe, porque tu belleza no merece nada menos.

"Te felicito"

Ese día, hace casi tres años atrás, después de tanto tiempo, volviste a romperme el corazón...