Del final al comienzo

116 6 2
                                    

Era un día muy soleado, lo cual era común a esta hora del día, los rayos del sol transpasaban mi rostro y hacían que mis ojos se volvieran de un tono más claro. Llevaba unos jeans, un jersey azul, mi color favorito, cuyas mangas cubrían todo mi brazo, y unas zapatillas deportivas blancas con decorado azul. Por lo que el infernoso sol solo me daba en el rostro. 

Seguí caminando hasta que llegué a mi lugar de destino, el puente. Me gustaba venir aquí a relajarme y a pensar, pero hoy, no es esa la intención. Me aproximé un poco más hasta quedar apoyada en el barandal. Miré a los lados para cersiorarme de que no hubiera nadie cerca y, con perspicacia, me subí al barandal, quedando sentada sobre este. Decidí hacerlo rápido y sin demoras por dos razones. Primero, alguien podría verme y bajarme de allí, y todo mi plan habría fallado. Segundo, si me quedaba allí mucho tiempo me pondría a pensar y reflexionar, lo que hago comunmente, y podría arrepentirme de todo esto.

Cuando ya estaba a punto de lanzarme sentí unas manos fuertes alrededor de mi cintura que me jalaban hacia atrás. Maldije dentro de mi, no quería que pasara esto.

- ¿¡Estás loca!? ¿Qué hacías allí arriba?- respondió mi "héroe", vease el sarcasmo.

- Quería ver si podía volar- dije con un toque de sarcasmo- ¿¡Pues que crees idiota!?- respondí con mi ira acumulada

- ¿Te salvé la vida y me hablas así? En verdad que hay personas tan-

- ¿Tan qué?- lo interrumpí. ¿Que no puede entender que no quería que nadie me salvara?

-Nada, olvídalo- Me dijo retirandose.

En ese momento, me eche a llorar. No podía hacer nada bien, ni siquiera suicidarme. Soy una estúpida con una estúpida vida. ¿No podía Dios solo matarme?¿Qué hize yo para tener esta vida de mierda? No entiendo, ¿Qué hize?.

De repente, siento que alguien me pasa una mano por el cabello y veo al chico que me "salvó" la vida agachado junto a mi, es cuando me doy cuenta que yo estaba tirada en el piso, llorando. Debo de verme patetica. Para mi suerte, estoy en el parque y no hay tantas personas a esta hora, solo unas cuantas.

-¿Estás bien?- Me preguntó el chico mientras me tendía su mano para ayudarme a levantar. Quize responderle sarcasticamente pero sentí que no debía hacerlo. Aunque arruinó mi plan, tiene intenciones de ayudarme, y no merece que lo trate de esa forma.

-Sí, gracias- respondí tomando su mano. Su tacto generó un cosquilleo en mi- Lo siento, por hablarte de esa forma. Es solo que no estaba de un buen humor.

-No te preocupes.

Al levantar mi rostro hacia él, casi me desmayo. Por Dios pero que adonis. Tiene una cara cuadrada con un hueco en su barbilla, sus ojos son una mezcla de gris y azul, sus labios, Dios, me dan ganas de querer besarlo y morderle su labio inferior. Gracias a la camiseta ajustada que lleva, se marcan sus grandes pectorales, su abdomen y sus biceps. Oh mi Dios, pero que sexy. Creo que he estado mirandolo por un tiempo porque me mira arqueando una ceja.

- ¿Disfrutando de la vista?- Me pregunta el muy arrogante. Aunque tiene razón.Luego me viene una idea a la cabeza

- Pues siendo sincera, sí- le respondo pícara. De todas formas no lo volveré a ver, así que tengo que aprovechar la oportunidad.

Me sonríe pícaro y ¡Dios, que sonrisa!. Se acerca un poco a mi hasta que no queda espacio entre nosotros. Aprovecho y pongo mis manos alrededor de su cuello, él acomoda las suyas alrededor de mi cintura y me atrae más hacia él, si es posible. Acerca sus labios a los mios y se detiene a centímetros de este. Miro sus labios deseando tenerlos encima de los mios. Me deja pasmada cuando baja sus labios a mi cuello y le deja un chupón. Luego me da un fugaz beso en los labios y se va. Dejandome aturdida por ese extraño suceso

Regalame una vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora