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Viernes 22 de febrero

Ahí estaban mis viejas amigas; las náuseas, no las extrañaba, ni siquiera pensaba en ellas pero en algunas ocasiones la vida nos sorprende con momentos realmente inesperados; momentos felices, triste, y están aquellos que deseas algún día no volver a vivir. En eso se basa la vida, en sorprendernos hasta cierto punto en el que pensamos que estamos al borde de la locura.

Esa llamada... esa maldita llamada que me tiene fría, no sólo eso... también el número desconocido del cual recibí un mensaje donde dice mi segundo apellido. Cuando tomo el teléfono decidida a contestar la llamada se cae, vuelven a llamar y esta vez si puedo contestar.

—¿Hola? —creo que estoy sudando frío—.

—Hola Cecile, que bueno que contestas ¿qué tal está mi rana?

Respiro... no me había dado cuenta de que estaba conteniendo la respiración hasta que Eiden habló, doy gracias al cielo de que es Eiden y no él.

—¿Cómo diablos obtuviste mi número?

—Pues...  es una larga historia.

—Pues... ¿adivina? Tengo todo el día.

—Bueno, ya que insistes. —Hay un silencio a través de la línea y luego prosigue—. Mamá es la directora, entré a su oficina, revisé tu carpeta y... adivina, adivinador... En tu carpeta estaba tu número telefónico así que te llamé para ver que hacías porque estoy muy aburrido y quería saber, ¿cómo está mi bebé René?

—Eso que hiciste es ilegal... demasiado diría yo, hasta podrás ir a detención si alguien te acusa.

—Lo bueno es que no lo dirás Cecile.

—¿Cómo sabes que no le diré a tu madre que es la directora, que estuviste registrando su oficina?

—Bueno, tengo algo que te gustaría negociar.

—¿Algo como qué?

—Tu nombre, Cecile. —Estoy fría, siento que estoy cayendo en un vacío—, ó debería decir: ¿Raquel? ¿Por qué no usas tu verdadero nombre?

Tengo miedo, estoy realmente asustada. No sé qué diablos quiere hacer él, mi corazón se acelera.

—No es de tu incumbencia Eiden.

—Está bien, hagamos algo. So le dices a mamá que yo fui a su oficina y registre los documentos para obtener tu número entonces, yo diré tu nombre... A todos.

—Está bien, es un trato. Pero, por favor, no vuelvas a llamarme por mi nombre.

—¿Por qué lo odias? ¿Acaso no te gusta?

—¿Acaso no te enseñaron a cerrar la boca? —Escucho la bocina del auto de mamá, ella está aquí—. Debo dejarte Eiden, nos vemos el lunes en el colegio. Recuerda nuestro trato.

Dicho esto cuelgo la llamada sin darle tiempo a que conteste.

***

Domingo, 24 de febrero del 2015

Al terminar la llamada el viernes, le había dicho a Eiden que nos veríamos el lunes, jamás pensé que lo volvería a ver el domingo en la piscinada.

A ver, primero para que nos entendamos un poco, mamá me había comprado un traje de baño para el domingo, es decir, hoy espero que recuerden que ella me había dicho que el jefe de mi papá lo había invitado a una piscinada. Resulta que el jefe de mi padre es el esposo de la directora del colegio, es decir, los padres de Eiden.

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⏰ Última actualización: May 16, 2018 ⏰

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