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Podrían ser cerca de las doce de la mañana, y nuestro americano ya había desayunado y se había vestido listo para salir a buscar información. Le costaba madrugar, ya que le gustaba mucho dormir, pero esta vez se levantó incluso con gusto al pensar en la de historias que podría escuchar a lo largo del día. Una vez que terminó de arreglarse salió de su habitación y del hostal para preguntar a más personas sobre las leyendas. Como supuso, ahora había más gente fuera dando paseos o lo que fuese que estuvieran haciendo. Eso no le importaba a Alfred. Caminó unos diez minutos aún sin decidirse a quién preguntar, además de que estaba algo distraído al estar más pendiente de los edificios y los escaparates de las tiendas. Cuando volvió a centrarse en su trabajo, paró a la primera persona que vio y se puso a hablar con un hombre de mediana edad.

- Mm... Leyendas... Está la de la Dama de Rojo y la Dama Blanca.
- ¿Eh? ¿De qué tratan?

Alfred sacó su libreta para empezar a apuntar lo que le decía aquel hombre mientras lo miraba curioso y entusiasmado.

- Ambas pertenecían a la familia Dering, y según cuenta la leyenda se dice que se las puede ver en el cementerio de la iglesia de San Nicolás, donde fueron enterradas.

Al escuchar la explicación la ilusión de Alfred desapareció y volvió a guardar su libreta sonriendo levemente al otro.

- Y... ¿No se sabe alguna más?
- Hm... No, no recuerdo más.
- De acuerdo, muchas gracias por su tiempo.

Ambos se despidieron y una vez que se quedó solo, el americano dejó salir un suspiro pesado. Si la mañana iba a seguir así, su viaje no habría servido para nada. ¿Es que no había ninguna historia interesante o terrorífica? Sacudió un poco la cabeza y siguió andando buscando a más personas. Se rehusaba a creer que este pueblo solo tuviera historias sobre fantasmas, no se rendiría tan fácilmente. Detuvo a una mujer que al parecer venía de la compra y no le importó responder a Alfred.

- Solo he oído hablar sobre la leyenda del granjero Edward Brett, que se pegó un tiro en la sien en el siglo XVIII, en Elvey Farm. Sus últimas palabras fueron "lo haré", y este murmullo se oye desde entonces alrededor de la granja.

De nuevo otra historia de fantasmas, y encima por muertes estúpidas. Si fuesen por algún asesinato sin resolver o algo por el estilo sería más interesante, pero un suicidio no tenía gancho para el periódico. Alfred realizó la misma acción que con el hombre de antes y se despidió de ella siguiendo cada uno su camino. Al americano empezaban a cansarle esas historias de fantasmas, necesitaba algo interesante con lo que poder trabajar. Este sería el pueblo más encantado de Inglaterra, pero solo por leyendas absurdas sobre poltergeists. Aprovechó que pasó por el supermercado para comprar una bolsa de patatas, y acto seguido continuó andando por las calles del pueblo. Pero no le dio tiempo a caminar mucho ya que se encontró con un grupo de chavales que, tal vez debido a los otros dos del día anterior, sabían que era el periodista americano buscador de leyendas y lo detuvieron para hablar con él. Pero en seguida, antes siquiera de que Alfred pudiera preguntarles algo, empezaron a discutir entre ellos. Al menos solo eran cuatro.

- ¡Yo me sé una que te va a dejar con toa' la intriga!
- Como le cuentes la historia del cochero va a ser que no.
- ¡¿Cómo que no?! ¡Yo lo he escuchado, no es mentira! ¡Cuando paso por Maltman's Hill oigo el sonido del carruaje!
- Lo que tienes que hacer es dejar de drogarte gilipollas.

Ante ese comentario los chicos comenzaron a reír mientras que el aludido les sacó el dedo corazón y se alejó de ellos y del americano para entrar en el supermercado. Alfred no podía aguantar más junto aquellos chicos que solo lo estaban atrasando en su trabajo.

- Bueno, si no tenéis nada que decirme voy a-
- ¡Tenemos tenemos! Ese es que oye de todo y ya cree que es algún fantasma.

Señaló hacia atrás con el brazo refiriéndose al chico que se acababa de marchar y el americano suspiró levemente intentando aguantar. Les mostró una sonrisa algo fingida pero que para ellos fue suficiente.

The CurseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora