Ayuda

275 48 22
                                    

- Cálmate hermano, ha venido a ayu-
- ¡Te dije que no te entrometieras más en el caso!

El mayor de ellos ignoró las palabras de Arthur y se apartó de él para ir hacia el americano, el cual siguió detrás del sofá para que no se acercara y comenzó a dar vueltas alrededor de este mientras huía del pelirrojo.

- ¡Yo solo quiero ayudar!
- ¡¿Ayudar?! ¡Tú-!
- ¡Scott!

Ante el grito del inglés menor, tanto Scott como Alfred se detuvieron, y aprovechó el americano para ponerse junto a Arthur. Al menos cerca suya no podría hacerle nada su hermano cabreado.

- Te he dicho que te relajes... De verdad que ha venido a ayudar.
- No me lo creo... Seguro que cuando salga de aquí irá a contarle todo esto a su jefe.

Scott se cruzó de brazos mientras no apartaba los ojos de Alfred, enfadado y molesto. Desde que "desapareció" su hermano los periodistas no dejaron de visitar su casa, preguntando por lo sucedido sin tacto alguno. Acabó odiándolos al hacerles recordar a sus padres que uno de sus hijos estaba desaparecido, y recordándole a él mismo que era el único que sabía la verdad de todo lo sucedido y no podía hacer nada.

- Te juro que no se lo diré a nadie. Esto ya es interés mío personal... No tiene nada que ver con el periódico.

El americano le respondió con seriedad, enfrentándose a esos dos ojos verdes que no dejaban de mirarlo con furia, mientras que Arthur permanecía callado ante la situación. Alfred obtuvo por respuesta un suspiro pesado que inmediatamente fue seguido de una advertencia, o más bien amenaza.

- Tengo que pensarlo. Como me entere de que cuentas algo de esto por ahí date por muerto.

El americano asintió con algo de miedo y, al verlo acercarse, se alejó por instinto, aunque solo iba hacia su hermano.

- Tenemos que hablar.
- Pero- ¡Oye!

Scott se llevó a Arthur del brazo hacia otra habitación para hablar a solas, mientras que Alfred se quedó donde estaba sin saber qué hacer: esperar o irse ya de allí. El inglés no pudo decirle nada por la velocidad con la que su hermano mayor se lo llevó, por lo que al final decidió sentarse de nuevo en el sofá. Tal vez tuvieran que decirle algo, porque esos dos se fueron a hablar de qué harían ahora que otra persona más conocía lo sucedido, y Alfred lo sabía.

- ¿Por qué se lo has dicho? No podemos confiar en nadie.
- ¿Y por qué no? No parece que sea mala persona...

El mayor de los dos bufó un poco y miró algo más serio a su hermano mientras se cruzaba de brazos. Arthur se tensó al verlo así y se echó un poco hacia atrás instintivamente.

- Aquel niño tampoco lo parecía y al final resultó ser un demonio ¿verdad?

Ante las palabras de Scott no pudo decir nada más y bajó un poco la mirada. Tenía razón, después de aquello Arthur no podía confiar en nadie aunque quisiera.

- Por eso debes de tener cuidado...
- Ya pero... De todos modos no tuve de otra. Escuché algo por aquí abajo y pensé que eras tú, por lo que vine a confirmarlo. Cuando lo encontré intenté huir pero, como verás, es un poco difícil esconderse estando en una mansión en ruinas.

Scott se quedó unos segundos en silencio y acabó desviando la mirada mientras se daba la vuelta.

- Si tú quieres confiar en él adelante. Yo no lo haré.

Fue de nuevo hacia la puerta del salón, seguido de Arthur algo más aliviado ya que al menos había conseguido apaciguar a su hermano, y el americano se levantó del sofá en el que esperaba a ambos cuando lo vio entrar. Aún algo nervioso, se dirigió hacia Scott y le preguntó lo más serio que pudo.

The CurseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora