17. Amigas

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—¿Porqué todos me miran así? —preguntó Alya mientras todos la observamos llegar.

—¿Porqué no nos dijiste que Max estaba vivo? —pregunté furiosa. Enseguida Alya miro a Sabrina con seriedad.

—Yo no quería preocuparlos... —mencionó mi amiga sin excusas.

—Pues ahora estamos preocupados —mencioné—. Debiste decirlo antes Alya —me dirigí a la habitación en silencio, pues odiaba pelear con Alya y más si alguien nos miraba.

Mi mente estaba llena de ideas en ese momento. Sabía perfectamente que una discusión no le vendría bien al grupo y evidentemente en esta situación no nos beneficiaría en nada, pero no podía creer la imprudencia de mi amiga para mentir de esa forma en algo de suma importancia.

Me sentía impotente y al mismo tiempo culpable, algo en mi me hacía sentir mal al respecto. Pues bien era sabido que por mi culpa pasaba todo esto, y que la situación hubiera sido distinta si hubiese sido más prudente.

De inmediato de mis ojos pequeñas lágrimas cayeron a gran velocidad, me sentía mal al respecto, todo esto me dañaba y hacia que las cosas fueran para mal en París, quería hacer algo, actuar ya, pero no podía sola y tampoco quería arriesgar a nadie.

Estaba tan sumida en mis pensamiento que ni siquiera logre escuchar la voz de Tikki a mi costado. Me hablo dulce y claro como era tan típico de ella, me dio palabras de animo y consuelo y me prometió que todo estaría bien.

Y justo cuando Tikki hablaba Adrien entro a la habitación interrumpiendo a Tikki.

—¿Estas bien Marinette? —preguntó él con preocupación en su voz—, te oí llorar...

—Estoy bien —interrumpi—, gracias a Tikki estoy bien.

—Me alegra —él se tomo la libertad de pasar a la habitación y sentarse junto a mi—, porque odiaría que estés mal Mi Lady —mencionó sonriente acercando su rostro al mio.

Él me miro con ternura y beso mi frente como si me tratase de una niña. De inmediato tome su mejilla y lo bese en los labios, él me siguió el juego por un par de segundos. En ese instante Tikki había desaparecido de la escena, de nuevo éramos el y yo como en los viejos tiempos, sumergidos en nuestra burbuja de amor. Pero esta dichosa burbuja explotó cuando Alya entro a la habitación.

Ambos nos separamos, hasta este punto lo nuestro había resultado secreto. Alya nos miraba atentos, y yo sentía como mis mejillas se ruborizaban debido a los nervios de la situación.

Al bajar la mirada pude notar que Adrien sujetaba mi mano con fuerza, y rápidamente aparte mi mano de él. No quería declarar nada aún, pues en realidad la situación no era la correcta, y bien sabía que aún en mi interior había duda sobre él.

—Lamento interrumpir —mencionó Alya algo nerviosa—. ¿Adrien podrías dejarme sola con Marinette? —preguntó ella, y de inmediato Adrien ya se marchaba de la habitación.

—Lamento haber reaccionado así —mencioné. Alya no podía entender la razón de mi disculpa—. Es obvio que yo también tengo secretos —baje mi mirada con rapidez, Alya sonrió débilmente a mi comentario.

—Pero el mio puso a todos en riesgo —mencionó ella con una sonrisa a medias, quería hacerme sentir mejor, y siempre lo conseguía.

—El mio también los pone en riesgo y lo sabes bien —ella me miro atenta, mi rostro se miraba tan entristecido, cosa que Alya odiaba.

—Al menos eres feliz con ello —respondió ella—. Y sabemos lo duro que es para ti todo esto, necesitas distracción de vez en cuando —ella sonrió aun más, ahora tenía una idea—. Ven conmigo...

Alya extendió su mano a mi dirección indicándome que me levantara, al hacerlo, ella se transformó y seguido de ella yo me transforme.

Ambas nos dirigimos a la Torre Eiffel, eran exactamente las ocho de la tarde, el sol estaba a punto de ocultarse, y la vista era hermosa.

—Esta es una de las dos cosas que Hawk Moth no ha podido arruinar —mencionó ella con una sonrisa de oreja a oreja refiriéndose a la hermosa puesta de sol.

—¿Y cuál es la otra? —pregunté incrédula ante su comentario.

—Nuestra amistad —mencionó ella con alegría en su voz.

Entonces la abracé. Después de todo Alya y yo jamás nos habíamos separado, ella me había apoyado cuando perdí a mis padres y yo siempre había estado ahí para ella en la situaciones difíciles, sin mencionar el hecho de que me había recibido en su casa. Alya tenía razón, Hawk Moth no había destruido nuestra amistad, y jamás permitiré que lo haga.

En Un Mundo De MaldadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora