1ra. PARTE

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Entre notas y acordes

Estaba Valentina alistando sus maletas para irse por fin a cumplir su más preciado sueño. Había sido becada en la mejor universidad de París, para estudiar bellas artes. Su especialidad, tocar el violín.

Para Vale, tocar el violín era más que un pasatiempo, era como si pudiese saborear el cielo entre cada nota que tocaba, era una enorme pasión que tuvo desde muy joven.

-Hija ¿ya tienes todo lo necesario? – preguntó la madre de Vale al verla tan apurada.

- Si mamá, lo tengo todo.  – respondió Vale sentándose sobre su maleta para cerrarla.

La madre de Vale solo pudo sonreír un poco, antes de que sus lágrimas la inundaran, haciendo que a su mente llegaran infinitos recuerdos de cuando su pequeña hija vio por primera vez un violín, o cuando Vale se frustraba por no saber tocar algunos acordes. Ahora, la veía hecha toda una mujer, una gran mujer que se iba lejos a cumplir sus sueños.

Vale al verla, se conmovió un poco, haciendo también que se le llenaran los ojos de lágrimas.

-Vamos mamá. Que no será por siempre-  Dijo ella para intentar alentar a su madre.

-Lo sé chiqui, solo que el tiempo se me paso volando- En esto, madre e hija se unieron en un muy emotivo abrazo, para después despedirse.

La chica salió corriendo de su casa, pues se le estaba haciendo tarde para su vuelo, debía llegar tres horas antes para su cheking, pero por alistar ropa de más, se le había hecho demasiado tarde.

Al llegar al aeropuerto, Vale corrió por todos los pasillos hasta poder llegar a su puerta de abordaje. Entro en el avión y se hizo en su respectivo puesto. De repente escuchó una voz muy conocida que la sacó de su agitación.

-¡Valentina Martinez! casi que no llegas al avión. Pensé que me iría sola para Francia- dijo Isabella, su mejor amiga, frunciendo el ceño y cruzándose de brazos. Ella también iría a la misma universidad, pero no a tocar instrumentos, sino a bailar.

-Lo siento Isa, creo que me excedí un poco con la ropa que empaque- Respondió Vale alzando los hombros. Isabella solo sonrió.                                                                                                                Después de eso, las dos chicas se acomodaron en las un poco incomodas sillas del avión.  Vale estaba sentada justo al lado de la ventanilla, ahí, un sentimiento de emoción y ansiedad la invadieron, no sabía bien que es lo que le esperaba allá, en ese otro país, en ese otro continente, mucho menos con su rara amiga Isabella, solo sabía bien que iba a hacer su sueño realidad, tocar en la filarmónica de Londres.

Vale ya estaba en el aeropuerto de Francia, con una cara de no poder creérselo, era todo muy hermoso, haciendo que su boca se abriera automáticamente. Isabella al ver la reacción de su amiga solo se rio para después cerrarle la boca. Ambas chicas Corrieron para recoger su equipaje, a Vale lo único que le importaba era que su preciado violín estuviese bien.

 Todo para Vale era algo mágico, como estar dentro de sus libros favoritos, donde la protagonista vive en un lugar en el cual siempre podrá sentirse a gusto. Debían montarse en un taxi e ir hasta la dirección que la madre de Vale les había dado, tenían que vivir solas a partir de ese momento en los departamentos de la universidad.

Al llegar, Vale bajo del taxi con una cara de emoción con la que no podía. Entraron al edificio y un portero muy amable les dio las llaves y las indicaciones que debía tener en cuenta para vivir en aquel lugar. Era un edificio exclusivo para estudiantes que iban a la universidad de Beaux-Arts de Paris. Vale subió  de primeras al ascensor  y al llegar a la puerta del departamento, dio un suspiro de alegría, de no poder creérselo, para después abrirla y ver que era un lugar en serio muy lindo y agradable. Ya ella se veía practicando algunas notas en la gran terraza que tenía aquel departamento. Se le escapó una enorme sonrisa y corrió a buscar su nueva habitación, eligió la que tenía vista hacia toda la universidad. Después de eso, se lanzó en la cama.

Entre notas y acordesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora