Cuando peor estaba, cuando ni nadie ni nada podía hacerme mejorar me ánimo, apareciste, moviste pieza y me reconstruiste una parte de mi.
Después fui yo detrás, sabiendo que tú eres mi necesidad, y con mucho gusto dormí a tu lado por primera vez.
Cada vez necesitaba más y más tu olor, tu risa y tu mirada. Y yo sin saberlo estaba enamorando. Pero no desde ese momento desde antes aunque yo no lo veía claro por mi ignorancia.
Recuerdo cada momento contigo, y me encantaría revivirlo cada segundo, minuto y hora de mi insignificante vida.
De repente todo tenía sentido, hasta los unicornios, el dolor desaparecía y la risa volvía a aparecer en mi boca, sin miedos, sin prejuicios. Solo una sonrisa inocente y inofensiva pensando en, ella digna de un Olimpo que yo le entregaré o aún mejor que juntos que crearemos, con nuestras manos, manchandonos y riéndonos. Un unicornio para que vueles a dónde estos pobres mundanos no pueden llegar. Porque tú tienes que llegar alto donde nadie pueda hacerte frente.
