La casa de los perros

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Una de las leyendas más populares de la ciudad de Guadalajara es la CASA DE LOS PERROS, propiedad ubicada en el mero centro de la capital jalisciense, que hoy alberga el museo del periodismo. Se cuenta, lo que consta de los viejos libros de la ciudad, que la constitución pertenecía a un rico cafetalero llamado Jesús Flores. La propiedad, cabe decir, se erigió en la calle de santo domingo, actualmente conocida como la avenida alcalde. y para cuando sucedieron los hechos que se describen en la famosa historia, el viejo cafetalero era un hombre entrado en años, viudo, que harto de la soledad buscaba, con afán el tener una compañía. Precisamente en la esquina de la calle vivía una viuda con tres hijas hermosas, dedicadas a realizar trabajos finos de costura. La fama de las mujeres era considerable en la ciudad, por lo que a su puerta con regularidad llamaba gente que quería contratar sus servicios. Pronto una de ellas contrajo nupcias con un apuesto caballero, quien poseía cuantiosa fortuna, gracias a su belleza e inigualable carácter. "Fortuna", podrían pensar muchos pero eso era lo que buscaba la segunda hermana, pero la realidad es que a pesar de que el viejo cafetalero rondaba a Elodia, esta no le hizo el menor de los casos y termino contrayendo matrimonio con un alfarero. Pero Ana, la última de las hermanas, no vio de mal agrado a don Jesús y aunque el jamás la había pretendido, pronto se vio seducido por su coquetería, a todas luces manifiesta, y sin pensarlo demasiado, le propuso a la jovencita matrimonio. A falta de pan, buenas son las semas" dicen los tapatíos. Quizá en sus años mozos don Jesús fue un joven muy atractivo, pero en esos tiempos, ya no quedaba absolutamente nada digno de verse en aquel anciano, excepto su fortuna, que le borraba hasta las arrugas y lo encorvado. Aunque si quería esposarla, el viejo primero debía cumplirle sus caprichos. con este fin, ella le solicito que echara en su casa (hoy la de los perros) un piso arriba, ya que para entonces, solo la gente rica podía darse el lujo de tener un segundo piso en su hogar, y como ella ostentaba pertenecer a la sociedad, tenía la imperiosa necesidad de comenzar con el pie derecho. Don Jesús ni tardo ni perezoso, llamo de inmediato al ingeniero Arnulfo villa señor y le encargo la remodelación de la casa. Una vez terminada esta remodelación, contrajeron matrimonio. Doña Ana, como se hizo llamar de inmediato por sus conocidos, termino la decoración exterior ración que tuvieron que ser traídas desde nueva york. Este fue el motivo decorativo por el que la propiedad se conoció como "la casa de los perros" Como don Jesús ya estaba muy cansado, había puesto al frente a sus negocios a un honrado caballero llamado José cuervo, quien con gran habilidad hizo multiplicar la fortuna. Pronto el viejo falleció, dejando a doña Ana como única heredera. Esta mujer al verse sola, se consoló muy rápido. Dirían algunos, con el caballero que llevaba los negocios y como el dinero fluía por todas partes, la nueva pareja mando a erigir una casa nueva para vivir en ella su romance. Dicha propiedad todavía se conserva en la esquina de colon y libertad. Poco tiempo después vendieron la casa de los perros", pero nadie sabe con exactitud que le sucedió al nuevo dueño, porque la finca quedó mucho tiempo abandonada y aquello dio pie a la leyenda. Se corrió el rumor que la casa sería entregada a la persona que le rezara un novenario en su mausoleo a don Jesús flores. Era requisito que los rezos se efectuaran a las doce en punto de la noche, llevando como única compañía una vela. A decir verdad lo intentaron muchas personas, hombres y mujeres acudían, hasta en tropel, al panteón donde fueron depositados los restos de don Jesús, el mezquitan. Por todos lados surgieron los valientes, que vieron en aquella situación la oportunidad de hacerse de fortuna. Todos fracasaron. Se cuenta que la mayoría salía del panteón antes de cinco minutos de permanecer allí, corriendo como alma que lleva el diablo; otros se tardaban tant6o en salir que cuando iban a buscarlos, los hallaban desmallados. Con el tiempo paso la euforia y pronto se acabaron los valientes. ¿Quién corrió la leyenda de la casa?, ¿de dónde surgió aquella versión de que la propiedad sería entregada al valiente que le rezara al difunto? Es algo que pocos saben con precisión, pues la propiedad fue vendida y aunque hubo quien la adquirió, jamás llego a ocuparla. Se dice que en tumba de don Jesús se escucha una voz de ultra tumba, la cual se hace más fuerte cuando alguien reza sobre de ella. Es así como hasta el hombre más valiente se cuartea. Y es que no falta el que asegura que doña Ana engaño al viejo Jesús y que este al darse cuenta quiso vengarse sin conseguirlo, por la falta de vitalidad. No obstante "la casa de los perros" ya tenía desde antes su historia. Se sabe que durante la época colonial había en este lugar una finca muy sencilla, donde mariano Valdés Téllez girón en 1792, la primera imprenta de la nueva Galicia y donde se imprimió el primer periódico independiente de México en 1810, llamado el despertador americano, así como su contraparte realista: el telégrafo de Guadalajara. Al parecer, la primera publicación que salió de esta imprenta fue Elogios fúnebres, dedicado a la memoria de Antonio alcalde. Pasado un tiempo, la familia adquirió este solar, que muchos afirman está lleno de ecos de los tiempos antiguos. Sin embargo, otra podría ser la causa de las extrañas apariciones y mala fama del lugar, lo cual tiene relación a una vieja promesa 1que nunca se cumplió. Después de casarse, el matrimonio conformado por el viejo cafetalero don Jesús y doña Ana, viajo a Europa por mar. El barco en el que viajaban estuvo a punto de naufragar y fue en ese momento cuando juraron que si uno sobrevivía el que quedara vivo rezara cada aniversario luctuoso. En aquella ocasión ambos sobrevivieron. Algunos años después, don Jesús falleció y doña Ana Gonzales volvió a casarse, olvidando rezarle a su difunto esposo. De ahí que surgiera la necesidad de que alguien llegara a rezarle al mausoleo de quien fuera un rico cafetalero, con la recompensa de que su casa, que tanto amara en vida, pasara a formar parte de sus pertenencias. La casa actualmente está llena de misterio, aun cuando alberga un museo y es continuamente visitada. En cuanto al mausoleo de don Jesús, hay quienes aseguran que si se acercan demasiado a la lápida, se alcanza a escuchar una sepulcral voz que todavía pide con fervor, que recen por su descanso eterno. 

 

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