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-No deberíamos estar aquí, tenemos que irnos. Luhan... ¿Me estás escuchando?

El cielo se tornaba azulado y el viento cargaba las ligeras gotas de lluvia a través del aire hasta el rostro de un pequeño niño que trataba de regresar a casa. Llevaba una pesada mochila en su espalda, su cabello goteaba, el agua en sus zapatos sonaba a cada paso y sus ropas mojadas le hacían temblar de frío. Caminaba encorvado con un desafortunado cachorro que se había perdido en la repentina lluvia entre sus brazos, tenía el ceño fruncido y los ojos llorosos pero no paraba de hablar al animal tratando de proteger del agua al cuerpecito que titiritaba en su pecho.

-¿Ves aquella casa? Es la mía. En cuanto lleguemos tomaremos un baño y te daré algo de comer. Ya casi estamos ahí ¿Ves? Estarás bien.

El cachorro gemía asustado y ocultaba el hocico bajo la axila del niño. Sehun sentía que le faltaba el aliento, había sido un camino largo y cansado, ninguno de los dos podía esperar a llegar a un lugar seco y cálido que los pudiera abrigar.

Pero el niño estaba siendo observado desde lejos, por algo que no apartaba la mirada concentrado en aquella imagen del pequeño subiendo por la calle, dándole la cara a la lluvia, y que cargaba a una bola de pelos dorada en sus brazos. El espía parecía confundido y un tanto curioso por el niño de cabellos pálidos, hasta que una mano en su hombro le interrumpió.

-Luhan, tenemos que irnos.

Kyungsoo estaba evidentemente harto y Luhan no pudo evitar notarlo, así que se dignó a asentir.

-Regresaré ésta noche- Luhan habló casi inaudiblemente con la voz débil y rasposa, por la falta de uso. Kyungsoo chasqueó la lengua en desaprobación a su promesa e hizo una seña con la cabeza.

-Haz lo que quieras, pero vámonos.

Ambos cuerpos se desvanecieron dejando un polvo plateado en el espacio que antes ocupaban. Aquél polvo se volvió a concentrar en un centro indefinido creando dos gotas de luz del tamaño de un pequeño insecto que enseguida se elevaron y desaparecieron en los confines del cielo.

Un par de horas después Sehun pataleaba en la cama cuando su madre se disponía a colocarle la pijama, lo que hacía también alterar al cachorro que no dejaba de lanzar ladridos desde el suelo intentando escalar a la cama. La mujer trataba de tranquilizar a ambos hasta que al fin tuvo a su hijo dentro de su pijama, se preguntaba a sí misma si había sido una buena idea dejar a Sehun conservar el cachorro callejero, pero no pudo más que sonreír con ternura al ver al chiquillo saltar desde la cama al piso para correr a jugar con él.

El padre del niño irrumpió en la habitación, rió al ver a su hijo hecho un ovillo en el piso con el perro brincando encima suyo. Caminó hacia él y "le salvó" levantándolo en su brazos para llevarlo de nuevo a su cama. El hombre depositó un beso en su frente y le cubrió con las sábanas indicándole que el cachorro podría quedarse en su habitación mientras que no subiera a la cama "Ni aunque llore" Y como siempre le indicó que ya no era hora de jugar y debería dormirse Ipso facto.

Ambos padres salieron de la habitación y cerraron la puerta detrás de ellos. Sehun tenía los ojos entrecerrados y clavados en ésa puerta, esperó un par de minutos a que los pasos se alejaran y después unos 5 minutos más hasta que pudo escuchar a sus padres discutiendo en la otra habitación sobre la decisión de adoptar al inocente animal. Sehun no perdió tiempo y recogió una toalla de baño y a su nueva mascota, subió ambas cosas con dificultad a la cama mientras intentaba trepar al mismo tiempo. Una vez arriba el animal, se dejó acomodar al lado del niño y éste lo cubrió con la toalla blanca. El cachorro dejó de aullar cuando Sehun le indicó con el dedo que debía guardar silencio, como si hubiera entendido claramente lo que le quería decir.

Red Velvet [HunHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora