Prólogo

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Fred Andrews había recibido un disparo en el hombro durante un asalto a Pop's, así que nos encontrábamos reunidos en el hospital, con caras de angustiados y sosteniéndonos las manos unos a otros, a la espera de una buena noticia. Archie tenia la cabeza enterrada en el regazo de Verónica, así que no podía ver su rostro ni la expresión que lo ocupaba en ese momento, aunque seguramente se encontraba muy angustiado. El fue el único que vio lo que sucedió, lo cual es curioso considerando que Pop's suele ser muy concurrido. Nos relato su historia tan pronto nos vio (el hombre entró al restaurante con el arma en mano y apunto al dueño, Pop, para que le diera el dinero. Fred Andrews intento detenerle, aunque recibió un disparo como respuesta a su heroísmo) y luego también se la contó a la policía, aunque yo había pasado mucho tiempo escuchando a los Serpents inventar historias para no ir a la cárcel y estaba más que segura de que Archie, por la forma en que se refregaba las manos y evitaba mirar a los ojos, ocultaba algo. No le di importancia, de todas formas, por que Archie Andrews es el menor de mis problemas en este momento.

Jughead no me ha hablado desde lo que sucedió en el trailer, cuando la mayoría de los SouthSide Serpents llamo a la puerta, y, Tall Boy, me recordó, con voz suficientemente alta como para que Jughead pudiera oírlo, que era su Presidente. Decir que Jughead no estaba muy feliz era poco, ya que días antes me pidió que le prometiese que no estaría con los Serpents hasta que su padre, el ex-presidente, FP Jones, saliera de la cárcel. Quizá creía que el podría protegerme, aunque, claramente, sabe que no necesito protección de nadie. De todas formas, no se dignó a hablarme por días, evitándome en persona cuando iba a buscarlo a la secundaria NorthSide e ignorando mis mensajes de manera olímpica, hasta que, de forma voluntaria, se acerco a mi esa misma mañana;

--¿Estás completamente segura de esto?--me quedé tan sorprendida que mi cerebro tardo unos segundos en procesar sus palabras, pero, cuando estaba por contestar, el formuló una nueva pregunta--. ¿Realmente quieres ser presidente de los Serpents?--sus ojos azules llameaban, casi suplicándome que dijera que no. 

Pero no podía, por que, en realidad, si quería ser presidente de los Serpents. Era algo con lo que había soñado hace años, incluso encerrada en la mansión ThornHill. No me malinterpreten: no podría pedir mejor presidente que FP, y jamás, ni en nuestros peores momentos, deseé que el deje su puesto, ya sea por encontrarse tras las rejas o por voluntad propia, pero ser presidente es mi deseo desde pequeña, desde el primer momento que entre en el bar o cuando tomé mi primera chaqueta, solo que, al uno tener tan poca experiencia y ser tan chica, se toma como algo tonto, un deseo que, en realidad, es debido al fuego del momento. Ahora, descubría que aún persistía, incluso a pesar de que odiaba el cómo obtuvo el puesto.

Amaba la forma en que todos parecían confiar en ella, como la miradaban, siempre oyendo a sus sugerencias y consejos, ordenes, la lealtad que parecían cargar hacía ella. Así que mentiría, enormemente, si le contestara otra cosa a Jughead más que esto;

--Sí.

Jughead me miró, frunciendo el ceño, y por unos momentos pensé que me gritaría y luego me abandonaría allí, por lo que realmente me sorprendió el brusco movimiento por el cual me tomo por la cintura. Luego me beso y una sensación de calidez mezclada con alivio invadió mi sistema. Ahora que tenia a Jughead junto a mi, es como si una parte de mi corazón volviera a estar completa. 

Así que ahora nos encontrábamos aquí, sentados junto a Betty, abrazados y tomados de la mano. Debo de admitir que, a pesar de no ser de las típicas chicas que andan pegoteadas al novio en cada momento, es realmente agradable estar cerca de él. Me hace sentir bien, feliz, tranquila, esa clase de paz que invade tu corazón y te asegura que, de ahora en adelante, las cosas irán bien. 

Claro que aquella paz dura poco, hasta que veo a mi hermana, Cheryl, tan hermosa y perfecta como siempre, cruzar el pasillo. No nos dirige ni una mirada, aunque sé que sabe que estamos aquí. Me pongo de pie de un salto, disculpándome con la mirada ante el resto de los chicos, y me apresuro a correr detrás de ella.

 Lleva puesto un vestido blanco con una flor roja atada a la cintura y su cabello pelirrojo parece brillar ante la luz del sol que entra por los grandes ventanales del hospital. Se ve tan preciosa y delicada, como si no se hubiera intentado suicidar hace menos de cuatro días. 

--¡Cheryl!

Se detiene cuando escucha mi voz y me da una gran sonrisa cuando llego a su lado. Su mascara superficial se ha levantado de vuelta, vuelve a ser la perra que todo el mundo conoce.

El fugaz pensamiento de que, en algún futuro, debía de presentársela a Toni Topaz cruza por mi mente. Maldición, éstas chicas serías casi perfectas juntas, ¿cómo nunca me había dado cuenta?

--¿Sí?

--¿Qué haces aquí? ¿Estás bien?--Cheryl pestañeó, como si no encontrara el por qué de mi última pregunta. 

Finalmente, al ver que aquella mascara no funcionaría conmigo, se dio por vencida y puso los ojos en blanco, como si yo fuera una simple mosca irritante. 

--Estoy aquí para ver a mamá, y sí, estoy bien.

--¿A mamá?--pregunté, confundida--. ¿Qué iba a hacer ella aquí?

--Aún está en recuperación.

Oh, cierto. Mi madre se había quemado el rostro en el incendio de ThornHill. 

Asentí con rigidez--Te acompaño.

--¿Y tus amigos?

--Pueden cuidarse solos. 

Cheryl volvió a poner los ojos en blanco, pero no dio objeción alguna. Me guió por el largo pasillo atestado de enfermeras y camillas hasta la puerta numero 76, detrás de la cual se encontraba mi madre tendida en una camilla, con la cara completamente vendada y varios tubos saliendo de su brazo, arruinado por el fuego. Me acerqué con lentitud y cerré la puerta con cuidado, a pesar de que Cheryl entró de manera ruidosa y segura.

 A medida que me acercaba a la camilla los flashes de mi niñez me cegaron, aunque recupere la cordura en el momento en que llegue junto a Cheryl. Esa mujer nos había echo sufrir tanto a ambas y ahora...

--Bueno--dijo Cheryl, sonriendo. Al parecer, sus pensamientos no eran tan distintos a los míos--, el karma puede ser una maldita perra. 

Aquí os dejo la segunda temporada, ¿Que les parece?

Espero que les haya gustado mucho

Enormes besitos a todos

The Queen of the SouthSide Serpents (RIVERDALE)Where stories live. Discover now