Capítulo 2.

529 22 2
                                    

Capitulo dos.

Seattle.

~El dolor es inevitable.~

 

En ese momento, en ese preciso momento. Todo a mi alrededor se evaporo, solo podía escuchar los fuertes latidos que producía mi corazón y el hormigueo que comenzaba a esparcirse por todo mi cuerpo. Pesadas gotas de agua bañaban mis mejillas y resbalaban hacia mi mandíbula. Estaba completamente estática, quedando solo enfrente de mí la torturadora imagen del castaño que en su rostro tenia pasmada una sonrisa divertida y llena de satisfacción.

–Revisen la casa. –La seca voz del desconocido lleno mis oídos, bañando mi cuerpo en terror puro.

Los dos hombres que se encontraban atrás de él, se mi miraron entre si y sin decir ninguna palabra comenzaron a subir las escaleras. Mi respiración comenzó a fallar cuando me percaté de que un charco de sangre se esparcía por el suelo de madera de la sala de estar. Era la sangre de mi padre, de mi papa. Ahí fue cuando mi cerebro hizo clip, necesitaba pedir ayuda lo más rápido posible, necesitaba ayudarlo. Esto no podía acabar así, mi papa no podía morir.

Re lambí mis labios con nerviosismo, cuando me di cuenta de que aun las charolas de metal se encontraban en mis manos. Con mucho cuidado me puse de cuclillas y  las coloque sobre el suelo. Cuando me volví a en erguir, el castaño ya no se encontraba donde segundos antes lo estaba.

    Esta era la oportunidad.

Con mi mano temblando, abrí muy poco la puerta lo suficiente para que mi cuerpo pudiera salir. Un sollozo se escapó de mis labios cuando vi el cuerpo de mi padre tendido en el frio suelo con su camisa llena de sangre. Mis pies comenzaron a correr hacia la puerta de entrada, mi vista estaba borrosa a causa de las lágrimas que no paraban de brotar de mis ojos. Un sonido de algo estrellarse contra el piso a mis espaldas, hizo eco en mis oídos, pero no le di importancia estaba tan cerca para poder salir. Gire el pomo de la puerta pero antes de que esta se abriera unos brazos se enredaron en mi vientre haciendo chocar mi espalda  brutalmente contra su torso.

– ¿A dónde crees que vas? –Una ronca y fría voz susurro contra mi oído. Todo mi cuerpo se erizo ante aquellas palabras, ahora, estaba sin salida.

– ¡No! –Grite en un hilo de voz. – ¡Suéltame! – Comencé a moverme desenfrenada mente de su agarre pero no servía de nada.

Un gemido de dolor trato de salir de mis labios, cuando apretó más su agarre y me obligo a regresar hacia la estancia. Cerré mis ojos ya que no tenía el valor suficiente para mirar el cuerpo de mi padre, que lo más probable se encontraba sin vida.

El sonido de sordo de las escaleras, me hizo abrirlos temerosamente. Los hombres que lo acompañaban bajaban por estas con sus rostros completamente neutros.

–Vaya, Vaya,  Vaya. – Canturreo divertido en mi oído. – Pero miren lo que tenemos aquí. –Su aliento chocaba contra mi cuello, haciendo que mi pecho subiera y bajara frenéticamente.

Sollozos se escapaban de mis labios y mi cuerpo temblaba ante su contacto, mi boca no podía formar ningún tipo de oración, no ahora.

–Arriba no hay nada, Sr. Lee. – Hablo uno de los trajeados.

– ¿Quién es ella? – Pregunto ignorando lo que había dicho y  suavizo su agarre. Comenzó a pasear lentamente su mano contra mi vientre. Automáticamente las náuseas inundaron mi cuerpo, tenía el presentimiento que algo malo se venía aproximando.

–La Hija de Frank. –Pude ver  fugaz nerviosismo bailar en su rostro, pero solo fue fugaz–   No contábamos con que estuviera aquí. – Contesto el mismo hombre de antes. – ¿Quiere que nos deshagamos de ella? O ¿Prefiere hacerlo usted?

Mi boca se secó y mi corazón comenzó a latir con mucho más fuerza.

–La hija de Frank. –Repitió saboreando las palabras. –No, no la matare. No por ahora. – Susurro la frase haciéndola parecer a un tipo de promesa.  Comenzó a subir su mano por mi vientre, hasta llegar a uno de mis senos. Mi cuerpo se tensó y pude sentir sus latidos contra mi espalda. – Me quedare con ella. Como pago por toda la mierda que me quedo a deber el bastardo de su padre.

Los hombres asintieron y yo trague en seco.

–Desháganse del cuerpo. – Les ordeno secamente. –Y que sea rápido ya duramos mucho tiempo aquí. –Agregó deteniendo todo tipo de caricias que segundos antes había comenzado a hacer. Tomo mi brazo entre sus  dedos y me guio hacia la puerta de salida. Fugazmente mire el cuerpo de mi padre y un dolor presiono mi pecho provocando que mi respiración se cortara. El frio viento se estampo contra mi rostro congelando mis lágrimas.

Las farolas estaban encendidas y pocas personas caminaban tranquilamente por la acera. Mi mente comenzó a reaccionar, podía pedir ayuda.

¿Ellos me podrían ayudar?

–Ni se te ocurra intentar algo, pequeña zorra. –Amenazo apretando su agarre. –O ahora mismo te mueres.

Un gemido de dolor salió por mis labios al sentir la presión que el ejercía  en mi brazo. Bruscamente comenzó a caminar hacia una camioneta negra que estaba aparcada enfrente de nosotros.

–Sube. –Ordeno soltando su agarre.

Pero yo no obedecí, no podía subir, yo muy bien sabía que si lo hacía estaba firmando mi carta de muerte y sufrimiento. Y no lo podía hacer,  no podía hacerlo sin haber intentado hacer algo.

– ¿Qué coño no escuchaste? Dije que subas…– Pero no lo deje terminar ya que mis piernas se encontraban en una carrera frenética donde se encontraba en juego mi vida.

No voltee atrás, no me detuve y no pare. Ni siquiera sabía a donde me dirigía solo quería escapar, necesitaba escapar.

Corrí, corrí, corrí.

Entre en una especie de avenida, me detuve unos segundos para girar mi cabeza frenéticamente y observar lo que se encontraba a mi alrededor. Mi pecho subía y bajaba demasiado rápido para sopórtalo, pero en ese momento no importaba, necesitaba estar a salvo. Mis ojos se iluminaron al ver unas farolas de colores lo que se suponía era una patrulla. Tome un poco de aire pero antes de que pudiera dar otro paso más, una presión se hizo en mis hombros. Levante mi cabeza confundida y mis ojos se encontraron con un ceño fruncido y unos ojos azules que de ellos solo salía fuego literalmente.

Estaba sin salida.

–Estas sin salida, maldita perra. –Musito con furia en su voz, confirmando mi pensamiento anterior. – Y juro que pagaras esto.

VOTEN Y COMENTEN.

LUNA XOXO.

Without Feelings.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora