spring love 》 joohyuk 《

a m o r & f l o r e s

La melancólica tarde llegaba a su fin, mostrando todos sus colores, mientras el sol se escondía dando paso a la fría y oscura noche.

Allí estaban ambos, en la casa del menor, dejándose ver por los últimos rayos del cálido sol que atravesaban el gran ventanal de la sala. Minhyuk estaba tirado en los cómodos almohadones del sofá jugando videojuegos. Jooheon se encontraba sentado en el suelo escribiendo los más románticos y tiernos versos en su cuaderno, mientras miraba todos los colores pintados en el crepúsculo, pensando en el chico que maldecía a la pantalla tras perder en su juego.

Los dos chicos se conocieron en la escuela cuando tenían 10 y 11 años. El menor sufrió bullying en su anterior escuela y en consecuencia, se plantaron muchas inseguridades en su pequeña cabecita. Durante el receso, él se ocultaba en el baño para alejarse de los demás. Sentía miedo de pasar por lo mismo y por eso decidió esconderse.

Un día, Minhyuk entró al baño y allí estaba de nuevo, como todos los días, sentado en un rincón se encontraba aquel chico introvertido, de nariz pequeña y ojos brillantes, el chico que llamaba tanto la atención del mayor. Tomó aire, lo sostuvo y finalmente se atrevió a hablarle al lindo chico, iniciando una torpe conversación;

"Hoy es 21 de septiembre
¡Feliz Primavera!".

Continuaron una conversación tonta e incomoda, que sostuvieron hasta que la campana sonó, obligando a los niños a regresar a sus aulas.

Así, Minhyuk y Jooheon comenzaron a hablar más seguido y sus conversaciones dejaron de ser incomodas. En un par de meses, ya se llamaban el uno al otro "mejor amigo". Después de un tiempo, Jooheon comenzó a relacionarse con más personas, ya no tenía miedo a jugar en el patio porque ahora tenía a su adorable Minhyuk con él, sabía que su hyung lo defendería de cualquier persona mala que quisiera hacerle daño.

Unos bonitos sentimientos crecieron, los años pasaron y los dos se hacían cada vez más inseparables. Compartieron risas, lagrimas, sonrisas, heridas. Tuvieron muchos altibajos pero el otro siempre estaba ahí, y ese era un motivo más que suficiente para seguir luchando, sosteniendo la mano del contrario. Era una amistad creada por miedos, en un baño del colegio. Una amistad que rompería cualquier barrera.

Una amistad bella como las flores.

Ahora, en aquel edificio, un Minhyuk de unos 17 años y un Jooheon de 16 años estaban solos, como de costumbre, iban al hogar del menor luego del horario escolar para estar más tiempo juntos. Aunque ninguno expresara una palabra, siempre sentían la calidez de la compañía del otro.

Min apagó su consola y se sentó junto a su mejor amigo para contemplar la llegada de la noche juntos pero, en realidad, el mayor solo se podía concentrar en la persona a su lado. Amaba como la cara del contrario se veía siendo acariciada por los anaranjados rayos de sol, ver a sus ojos parecía como ver los ojos de un niño, llenos de inocencia, brillosos como si tuvieran purpurina. Su nariz, pequeña y adorable. Sus labios carnosos, medio entreabiertos producto de su fascinación por el hermoso cielo, estaban rojos, de tanto pensar en una buena canción, el menor acaba mordiendo sus labios inconscientemente. El borde de su mandíbula era pronunciado pero delicado al mismo tiempo. Todo acompañado de la cereza del pastel, unas suaves mejillas como el algodón de azucar, decoradas por dos tiernos hoyuelos que asomaban de vez en cuando.

Minhyuk sintió su cara arder, su corazón siempre fue demasiado frágil ante la belleza de Jooheon. Estaba enamorado, amaba al chico a su lado, todo el tiempo quería abrazarlo y hacerle mimos, la presencia de Jooheon lo hacía débil y fuerte al mismo tiempo. Nunca tuvo la suficiente valentía para decirle, tenía miedo, mucho miedo de perder a su rayo de sol, a su razón de levantarse por las mañanas. Por dios no, él no dejaría que pasara por ningún motivo, y por eso mismo nunca le contó de su especial amor. Nunca tuvo el valor de cambiar algo en la amistad, nunca pudo por miedo a perderlo, por miedo al rechazo.