Atrapada por la oscuridad

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 Abrí mis ojos pesadamente, sentía como si mi cuerpo cargara con una tonelada sobre él, moví mi mano con esfuerzo y bajo la palma sentí la suavidad irregular de una superficie acolchada, alcé la cabeza e intente observar lo que me rodeaba, pero mis ojos aún no se adaptaban a la profunda oscuridad. Sumida en las sombras que poco a poco se aclaraban me pregunté qué hora era, fue cuando pude saber con certeza que me encontraba en una habitación… sólo que esta era desconocida. Me centralicé inmediatamente en buscar entre mi recuerdos y recordar cómo era que yo había acabado ahí, pero la sensación de mi cuerpo al merced de la gravedad provocó que diera un salto involuntaria sobre la cama y asustada vi una extraña realidad que nunca hubiera querido contemplar.

Antes de la oscuridad:

A lo lejos, pude ver una mansión nacer de entre los arboles desde la ventana del auto, se veía realmente grande, más grande aún que el orfanato.

Mmm… pensar en el orfanato le provoco una pequeña punzada a mi corazón. Aun no me adaptaba a la idea de dejar a las monjas, a los niños y al padre Joseph que era un padre para mí por una familia, lo cual me disgustaba porque me sentía egoísta al despreciar una bendición tan grande como esta.

Mire nuevamente a mansión que se había hecho más grande y no pude evitar maravillarme por el diseño antiguo y gótico a la luz del atardecer.

Era obvio que debía de dejar de preocuparme, estás personas deseaban realmente verme, estás personas se preocupaban por mí, estás personas me habían estado buscando, estás personas iban a cuidarme; debía estar agradecida con ellos y el padre Joseph por haberme reunido con mi familia después de haber perdido a mis padres recién nacida.

Sentí el auto detenerse y contemplé el alto portón de la verja. Me bajé del auto junto con el conductor que me ayudó a sacar el equipaje de cajuela, le pagué segundos antes de irse y observé al taxi alejándose poco a poco, hasta desaparecer de mi vista.

Por alguna razón me sentí vulnerable ante aquella construcción de hierro, resguardaba gran mansión, desde ahí la pude ver con mayor nitidez junto con su terreno amplio; incluso había una fuente del tamaño de una piscina frente a la entrada. Busqué a algún cuidador o trabajador para abrir la verja que se encontraba sellada con un gran candado oxidado, pero no había nadie a la vista, estuve a punto de gritar para llamar la atención de alguien cuando el estruendo de un candado chocando contra el suelo me interrumpió, lo observe por unas segundos ante mis pies, entonces se oyó el rechinido de la verja abriéndose lentamente cómo una invitación.

Tragué saliva y tomé mis maletas con las manos temblorosas.

Miré hacia arriba una vez dentro del terreno; el sol estaba siendo rápidamente devorado por las nubes que chispeaban, entonces sentí la punzada fría de una gota de lluvia caer sobre mi frente, rápidamente sus hermanas comenzaron a caer con rudeza.

Corrí escapando de la lluvia hasta llegar a la seguridad de la entrada. Me encontré ante una intimidante puerta de madera y extendí la mano para tocar el grueso aro de hierro que mantenía el león entre sus dientes, pero antes de siquiera rozarlo ésta se abrió ante mí rechinando

–¿Hola? –pregunté con voz temblorosa –¿Hay alguien ahí?

No hubo respuesta.

Tragué saliva nuevamente al momento que un trueno resonó en el aire, contemple la oscuridad que llenaba dentro del umbral y me obligue a seguir adelante. Una vez dentro sentí la fuerza del aire cerrar la puerta de un portazo a mis espaldas, no pude evitar dar un salto.

Dentro apenas estaba iluminado, me encontré con un recibidor de inmenso tamaño; todo estaba tan tranquilo dentro de aquel lúgubre silencio que daba miedo, ya no se podía escuchar la lluvia, el salón carecía de muebles, la única señal de vida dentro de aquella mansión era la delicada iluminación de una luz en la pared que simulaba ser una vela.

Diabolik LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora