Sonrisas diabólicas

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No sé en qué momento me levanté de la cama, lo único en lo que podía pensar era en mis recuerdos repitiéndose una y otra vez cómo una pequeña película dentro de mi cabeza. Podía sentir como el suelo se movía bajo mis pies, aunque creo que quien se tambaleaba era yo, de repente un agudo dolor de cabeza atacó: Fuego y destrucción era lo único que podía ver.

–Ni siquiera un rasguño y actúas cómo si estuvieras al borde de la muerte

Me giré con torpeza al escuchar la voz de Kerian y lo encontré recostado sobre mi cama mirándome fijamente.

–Es bastante patético –continuo.

Poco a poco sentí cómo mi cuerpo recuperaba la compostura suficiente como para preguntar: –¿Qué haces aquí?

–Bueno, ¿no esperarás que te hubiera salvado porque te compadeciera, o sí? Supongo que a este paso ya sabes que es lo que quiero asumiendo que no seas una tonta.

Lo miré sin entender.

¿Acaso él me había salvado? Entonces escuché la palabras de Claude cómo si él me las hubiera susurrado en el oído: << Hay que descubrir quién será tu único salvador ahora>>

¿Él sabía que no moriría si me dejaba caer?

Los brazos de Kerian rodeando mi cuerpo me sacaron de un empujón de mis pensamientos.

Él apretaba mi cuerpo contra el suyo, podía sentir su aliento en mi oreja haciendo que mi piel se sobresaltara, él tomó mi barbilla con su mano obligando a me girará hacia su rostro, sus ojos dorados me miraban cómo los de un felino listo para el ataque.

–Quiero que Calmes mi hambre –dijo éste antes de apretar sus labios contra los míos salvajemente.

Intente escapar de sus labios sin resultados cuando un pinchazo de puro dolor se hizo sentir dentro de mi boca, el sabor a hierro comenzó rápidamente a emanar y Kerian se apartó con una sonrisa llena de sangre.

La expresión en su rostro era de victoria cuando me tomó y me puso sobre la cama mientras yo protestaba sintiendo un líquido caliente correr por mi boca.

–¡Suéltame! –dije.

–Sabes mejor de lo que esperaba –dijo relamiéndose los labios.

Él puso mis manos sobre mi cabeza y su rodilla entre mis piernas. Sus colmillos reflejaban la poca luz que entraba por la ventana y sus ojos brillaban. Se acercó, sentí su aliento de nuevamente haciendo que me piel se sobre saltará por segunda vez, entonces su lengua empezó a recorrer mi cuello lentamente de arriba abajo hasta subir por mi mandíbula y rozar mis labios, me miró fijamente por segunda vez, después se acercó a mi oreja y susurró con una voz sorpresivamente agradable y dulce:

–Te prometo que el placer será más notable que el dolor.

Él estaba a punto de morderme: podía sentirlo, podía verlo relamer sus colmillos antes de prepararse para morderme y por un momento, muy pequeño pero presente, me sorprendí deseándolo.

Yo quería que él me mordiera y estaba a punto de permitírselo cuando una voz lo interrumpió.

–¿Qué se supone qué estás haciendo?

Kerian se alejó y pude escuchar como gruñía desde sus adentros.

–¿Qué carajos quieres Anthon? –gruñó Kerian.

Miré a Anthon, él se encontraba recostado a los pies de la cama apoyando su cabeza en sus manos; mostraba una expresión divertida.

¿Sería posible que sin su interrupción yo hubiera dejado que Kerian me mordiera sin resistencia alguna?

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⏰ Última actualización: Jul 01, 2014 ⏰

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