3. Ojitos de fuego:

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Y no me atrevo, ni por un segundo, dejar mi amor por ti.
Olvidar las pasiones que un día dejaron de estar en mi mente; y pasaron a recrear mi presente. Y no me atrevo, a crear un plan que se trace fuera de los nuestros. Y no me imagino, ni siquiera, sostener otra mano que no fuera la tuya.

No basta el hecho de simplemente recordar lo que esta bandera guarda; un simple momento. No es suficiente mencionar lo que este cielo oculta: un gran secreto. Fue el único que presenció lo que aquel día sucedió. Ambos llegamos a creer que estábamos solos, las puertas cerradas, las paredes selladas, pero un pequeño orificio al final de este laberinto fue quién puso en evidencia al cielo nuestro momento. Delató lo que sucedió ahí adentro. Nos observo cada momento, cada sentimiento. El orificio gritó a los cuarto vientos "venid, cielos del firmamento, presenciad delante de vuestros ojos; la pasión del primer amor. La locura que es perderse en unos ojos prendidos en llama, embriagarse de dulces palabras, y tocarse a través del alma. ¿Que es esto, sino pues, amor verdadero? Aquel que no se predice, que no se percibe por la mente, por el ojo, ni por el oído humano. Si no por el corazón, y el alma del cielo."
Y ninguno de los dos queso despegarse, para escuchar ese momento.

Hay tantas miradas, multiples armas, tantas demandas en nuestra contra; tentaciones, alegatos y acusaciones. Incluso familias que nos ven con ojos altivos: han intentado robarnos. Me han llevado lejos, a ti te encerraron. A mi me encarcelaron. Estoy tras las rejas.
Me han ofrecido miles de salidas, sobornos e incluso tesoros. Pero al considerarlos, piensos "tantos tesoros, escondidos bajo el mar; barcos que aunque sin mapa, recorrieron el atlántico, se sumergieron bajo el mediterráneo y surcaron el pacifico: codiciándote. Buscaron los tesoros de tu cabello, tus mantos, tus palabras, e incluso tus besos. Trataron de hurtar tus obras, matar a tus amantes, y destruir tus castillos solo por encontrarte. Te han buscado incluso bajo las pierdas, sobre el madero; codiciando tus tesoros. " Meditando esto, rio en mis adentros y recuerdo "pero ninguno tan buscado, como el fuego que arden en tus ojos. Aquellos que solo a mi me miran."

Mi encierro casi termina. Mañana veré tus ojos, como de fuego. Te abrazaré, te besaré, despertaré de este sueño.
Ya casi amanece. Dos horas de Luna más. Y te veré junto a mi, despertar de este metafórico sueño.

-  ¿De quien son esos ojitos?
- Tuyos...

{para mis ojitos de fuego}

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