El poder del adiós

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1- Saint Seiya pertenece a Masami Kurumada

2- Este fanfic contiene yaoi y sexo no consentido (insinuado y sin narrar con detalles)

3- Yo no apoyo el abuso sexual ni pretendo hacer apología alguna.

4- Letras de la canción "The Power of Goobye" por Madonna

5- Si, el fanart puesto aqui es mio, cuando yo firmaba bajo mi antiguo nick "selene18"

El poder del adiós

4 de febrero de 2002

5 AM

Templo marino, Grecia

Era una madrugada algo difícil, producto de una noche completamente infernal; una madrugada de dolor, de maltratos, de heridas que prometían sanar jamás.

Sorrento de Sirena se puso finalmente en pie, tras tambalearse momentáneamente en la cama; tenía el cuerpo pálido y amoratado por los golpes que recibió. Destacaban los huesos, producto de varios días sin comer.

Se dirigió al baño y comenzó a cepillarse los dientes con una parsimonia increíble. Acto seguido, dobló la sábana y la arregló. Luego comenzó a organizar el armario: metió la ropa —la poca que estaba fuera— así como objetos diversos. Y todo hecho con la misma lentitud y parsimonia.

Al terminar de arreglar todo, reparó en un objeto aún indeseable para sus ojos vacíos: eran un par de esposas con enormes cadenas. Yacían en el suelo, y brillaban como queriéndole recordar todas aquellas heridas que le condujeron a ser la criatura sin vida que era hoy por hoy. Las tomó entre sus manos delgadas y las contempló. Inmediatamente, la voz de Kanon saltó a su cabeza:

Sin importar que... de ahora en adelante serás mío... sólo mío...jamás podrás olvidar esta noche... cuando alguien te toque serán mis manos las que tu sientas...

Apretó las esposas con fuerza...

...Cuando te jodan recordarás mi cuerpo contra el tuyo... seré yo quien siempre te proclame Sorrento... y digas la estupideces que digas, nada va a cambiarlo...

Aún cuando sus manos apretaban con desmedida fuerza las esposas, su rostro no reflejó emoción alguna: la boca seguía recta, sin asomos de curvas, y los ojos no brillaban. Ni siquiera cayeron las lágrimas que se suponía que debían caer.

Your heart is not open so I must go

The spell has been broken, I loved you so

Freedom comes when you learn to let go

Creation comes when you learn to say no

Kanon, siempre había sido Kanon, el hombre que lo hirió cruel y sistemáticamente: era un individuo fortachón, con largo cabello azul alborotado que caía hasta la cintura. Su rostro era duro, de aquel que ha pasado por una vida llena de injusticias y crueldades, o al menos así lo reflejaban las gemas de sus ojos. A diferencia de Sorrento, cuyos ojos reflejaban la nada misma y carencia de emoción, los de Kanon translucían evidente resentimiento y crueldad.

Dejó caer las esposas, pero directamente en la papelera, como obrando tal vez por algún remanente mínimo del subconsciente. Luego echó una mirada en derredor, y al notar el cuarto en orden, se sentó a garabatear algo en un papel. Luego metió varios euros en el bolsillo y se dispuso a comenzar un viaje sin rumbo fijo ni conocido...


8 de febrero de 2002

1 PM

Entre escamas y dragones: una trilogía de KanonXSorrentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora