Y por fin... La felicidad.

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¡Buenas lectorees! ¿Qué tal? Bueno, dije que subiria el miercoles y aquí estoy. Es uno de los capitulos que más me ha costado escribir porque no quería que pareciera muy cursi y tampoco quería que quedara muy ordinario por la situación en la que están los personajes. Espero que me haya expresado bien y os guste. A ver... Lo del titulo, hacerme caso, al final de la historia direís que el título va acorde, porque aunque no lo parezca todavía tienen que pasar muchas cosas de verdad.

* Este capitulo se lo dedico a ArySongs porque estos días me ha apoyado muchísimo y se interesa mucho por la historia. Es como si me hubiera seguido desde que empecé. Muchas gracias.

Y muchas gracias a todos por los comentarios. Que me encanta recibirlos de verdad. Me hace mucha ilusión, seguid así. Espero que os guste. ¿Algún voto? Un beso.

Nota importante: Os acordaís que Andrea salio con un vestido, bueno pues olvidaros, porque he tenido un despiste, ya lo he correjido en el capítulo anterior. Ahora lleva una camisa estampada y unos vaqueros largos. Disculpad.

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La respuesta fue una sonrisa.

- Tú también Charlie. Dije orgullosa.

- ¿Pasas? Decía mientras con la mano me invitaba a pasar.

Entramos a su casa y muy amablemente me ofreció sentarme en el sillón. Él salón al igual que el resto de la casa era sobrio y pequeño. Tenía un gran mueble lleno de cajones y encima, como si de un trofeo se tratara, reposaba la televisión. No era una televisión de pantalla plana si no de las de tubo, por lo que era muy grande y parecía pesada. A la izquierda de la sala había una mesa con algún que otro desconchón y seis sillas alrededor. No había ningún cuadro colgando de las paredes, ni ninguna foto. Parecía que no querían recuerdos. Un gran ventanal del que colgaba una gran cortina era el único complemento de aquella habitación. Charlie no había tenido una buena vida y por el aspecto de los muebles era más que evidente.

Me senté en el sillón mientras desde la puerta él me preguntaba si quería algo de beber, a lo cual accedí. Con paso lento el volvió de la cocina con un par de vasos de cristal y una botella entera de refresco. Sirvió algo del líquido en los dos vasos y se tumbó.

Cuando acabé de beber el refresco que llevaba en la mano, él me agarró de los hombros tratando de que me recostara en el sillón a su lado. Empezó a besarme muy lentamente, un escalofrío me recorrió el cuerpo pensando en el final de aquellos besos. Sus besos se desplazaron hacia mi cuello donde de nuevo el vello se me erizó. Me gustaba esa sensación era muy diferente a cualquier otra. Yo traté de hacer lo mismo. Parecía que él estaba muy acostumbrado a llevar las riendas en esa situación y yo no quería quedarme atrás. Me lancé y le quite la camiseta, cuidadosamente, pero se evidenciaba que lo hacía con bastante patosidad. Su mirada cambió, era una mirada pícara, deseosa. Sus ojos se clavaban en los míos y me dejaban K.O. Al ver que yo me estaba lanzando él trato de hacer lo mismo. Intento retirarme la camiseta.

- ¡Para! Grité

- ¡Andrea, que coño te pasa ahora, joder! Se retiró de mí con fuerza.

- Charlie…No, así no quiero hacerlo. No me siento cómoda. Deberíamos primero hablar, calentar el ambiente, no sé un par de velas, música tranquila.

Sexo, alcohol y drogas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora