Capítulo 1: Una tortura más

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Narra Kean:

Abro lentamente los ojos, y bostezo.
Me duele la cabeza.
Con mis puños me restriego los ojos; también me duelen. Y mucho.
Debí de haber dormido pésimo.

Me incorporo rápidamente y miro a mi alrededor.
No veo nada. Todo está oscuro, como siempre.
Agudizo mi oído de vampiro, por si hay alguien cerca.
No oigo nada, ni a nadie.
-¡Inútil!- me digo a mi mismo, muy frustado, dando un fuerte golpe a la pared -Como si alguien fuera a venir a ayudarte. ¡Supéralo!- una lágrima de frustación corre por mi mejilla -No le importas a nadie.

Me apego más a la pared de mi celda, y me quedo ahí, inmóvil, mientras gruesas lágrimas siguen recorriendo mi rostro.

Cada día me siento peor.
No sé si es por las raras sustancias que me inyectan, o si es por qué en el fondo sé que a ningún vampiro le importo, y que no se molestarán en venir por mí. A nadie le importo. Ni siquiera a los de mi propia especie.
-¡Bah! ¿Sabes qué? ¡Da lo mismo! -me limpio el rostro con mi brazo, ya que la manga de mi camiseta está desgarrada- Ellos no valen nada. ¡Nada! Solamente son unos malditos cobardes.-suspiro pesadamente- Tú solo puedes salir de aquí.

Me levanto. Aprieto mis puños y golpeó la reja de mi celda.
Lo hago una y otra vez, cada vez más fuerte.
No se por qué lo hago, ya lo he intentado varias veces, y la reja no tiene ningún rasguño.
Pero no pienso parar; está vez lo lograré, y voy a salir de aquí.

Puedo sentir la sangre correr por mis nudillos. Me mareo. Un dolor punzante me atraviesa por un segundo.
"Tengo poca sangre en mi sistema como para desperdiciarla."-pienso.
Otras veces hubiera parado. Pero esta vez no.
Seguí golpeando esa estúpida reja. La pateé, le dí golpes con toda mi ira y dolor contenidos. A cada golpe, le sumaba un grito, que resonaba por todo el lugar, como un eco que imploraba escapar. Un grito, tras otro grito, y un golpe tras otro. Cada vez más fuerte, y más fuerte...

De pronto, mi agudo oído de vampiro capta algo. Un leve sonido que apenas pude lograr percibir. Paro de golpear. Me quedo quieto.
Escucho con más atención: son pasos. Los oigo acercarse, muy de prisa. Van por la escalera. Oigo con aún más atención: logro captar dos pares de pasos; uno de zapatillas planas y el otro de tacones. Vienen casi corriendo para acá. De seguro están muy enojados.

Fruncí preocupado el ceño.
Estoy en problemas.

De repente, la Gran Puerta se abre estrepitosamente, provocando un horrible chillido que hace que, por instinto, me tape con fuerza los oídos y me vaya hacia atrás.
Nunca he salido más allá de la Gran Puerta. Todos los experimentos y castigos me los hacen en el salón donde está mi celda. Y aunque suene estúpido, me gustaría saber que hay más allá.
-¡Qué es tanto alboroto!- Grita Sebastian, un 'científico', como se llama a sí mismo. A mi parecer, solo es un tonto que disfruta con mi sufrimiento. -¡Contéstame bestia asesina!
-Nada.- murmuro secamente, cruzándome de brazos y apartando la mirada.
-¡Cómo que 'nada'! -Replica Kiara, otra 'científica' loca, frunciendo el ceño-Te oí haciendo mucho ruido. Ya deberías saber que no nos gusta eso.
-Y de seguro tienes bien claro lo que pasa si nos desobedeses, bestia. Sufrirás mucho por habernos molestado. Terminaras arrodillado ante nosotros, como un mísero perro, rogando misericordia. -Sebastian dijo lo último con un tono burlón. Se burlaba de mí. Siempre lo hace. Pero esta vez no me dejare someter...
-Eso creen ustedes, ¡humanos de mierda! -espeté. Después de decir esto, inmediatamente me llevo las manos a la boca en clara señal de '¡no quería decir eso!'
Bueno pues, no puedo mentir, claro que quería decirlo, y desde hace mucho. Pero jamás, ¡jamás!, debes insultar a un humano. Es la regla número 1. Esta vez no sé porque se me salió. Debo aprender más autocontrol, pero por ahora, estoy literalmente muerto.
-¡¿Qué dijiste monstruo?! -Kira me fulmina con la mirada. Hay un odio terrible flameando de sus ojos castaños. Si tal vez no fuera una loca sicótica que solo quiere partirme en dos, me gustaría. Aunque solo un poquito.-  Ohh, ya veo. Te crees muy listo, ¿verdad? -dice Kiara nuevamente, cambiando su expresión de odio por una pícara y juguetona. Claro que el juguete soy yo.- Bueno, vamos a cambiar eso. Las criaturas cómo tú deben saber cúal es su lugar.

No sé de dónde, Kiara saca una ballesta, y me dispara velozmente en la pierna derecha.
-¡Ahh! ¡Estúpida! -grito, mientras caigo al suelo. Puedo ver como Sebastian y Kiara sonríen maliciosamente. Incluso Sebastian se empieza a reír.
Comienzo a perder el control sobre mi cuerpo. No siento mis piernas. No siento mis brazos. Intento levantarme para sacarme la flecha, ya que me provoca un dolor terrible, pero mi cuerpo no responde. El dolor me marea. Quedo tentido en el suelo, inmóvil e indefenso.
Esto no llevará a nada bueno.
-¿Que me pasa...?-alcanzo a susurrar, antes que tampoco sienta mi rostro.
Solo puedo mover los ojos, y muy lentamente. Hasta eso se siente raro.
-Es la nueva tecnología, monstruo.-dice Kiara, acariciando la punta de su ballesta mientras me dedica una perversa sonrisa.
-Te deja completamente paralizado, ¿no lo sientes, bestia?-agrega Sebastian, con su irritante tono burlón de siempre- ¡Nos facilita el trabajo!

Sebastian abre la puerta de mi celda y entra. Allí me saca la flecha de un solo movimiento. El dolor de aquello me atraviesa y doy un grito ahogado, pues el paralizante no me deja expresarme mucho. Luego Sebastian me coge del pecho fuertemente, me levanta y me arrastra hacia el otro extremo del salón, donde está la camilla de operaciones. Aunque quiero romperle el cuello, lo único que puedo hacer es mirarlo con odio.
Me deja acostado en la camilla.

Mi respiración se acelera. Comienzo a sudar. Lo puedo sentir.
"¡Por favor, la camilla no!"-pienso asustado.
Kiara nota mi miedo.
-Ah, parece que alguien sabe que pasara. ¡Pobre monstruo! -dice ella, imitando falsa pena. -Debes de tener mucho miedo.
-¡Pues claro que tiene miedo Kiara! ¡A quién no le daría miedo saber que lo abrirán y le sacarán, no sé, ¿el corazón tal vez?! -Sebastian me apunta con un cuchillo, el que usará ¡para abrirme!
Tiemblo de miedo.

La primera y última vez (hasta ahora) que me operaron, solamente me abrieron. Nada más. No me sacaron nada. Pero el dolor, ¡fue lo peor del mundo! ¡Algo paralizante que no acababa nunca!
Fue la primera vez que de verdad quise morir.
No quiero sentir ese dolor de nuevo. ¡No quiero!

Kiara me ata las manos fuertemente a los costados de la camilla, y Sebastian los pies. Quiero resistirme, quiero patearlos, insultarlos, defenderme. Pero solo puedo mirarlos aterrado. Aún no pasa el efecto del paralizante.

Sé lo que pasara. Sé exactamente como lo harán, y tengo un recuerdo bastante claro sobre el dolor que sentiré. No puedo evitarlo. Mis ojos se humedecen debido al terror, y lloro.
Muevo la cabeza para sacarme las lágrimas del rostro, porque gracias a estos desgraciados humanos, no puedo usar mis manos.
Sebastian se burla descaradamente.
-Ay, míralo Kiara. El pobrecito vampiro tiene miedo. -lo fulmino con mis ojos aún llorosos.
-Lo siento tesoro, tú te lo buscaste. Esto les pasa a los vampiros insolentes. -acerca a mi rostro unas pinzas muy grandes. Vuelvo a temblar. -Sólo espero que aprendas buenos modales después de esto.

Cierro los ojos, con la esperanza de que así, el dolor que está por llegar disminuya.

Alguien me rompe lo que me quedaba de camiseta. No tengo la fuerza de voluntad para abrir los ojos y ver quién fue, aunque por la brusquedad supongo que fue Sebastian.
Siento como palpan mi pecho desnudo. Me estremezco cuando siento cómo me palpan mi vientre bajo. Sólo espero que no se les ocurra operar más abajo que el torso.

De repente, algo con una punta fría y húmeda me toca la piel, formando una 'X', por lo que pude percibir. Entonces recordé cuando me operaron por primera vez. Estaba tan asustado que no se me pasó por la cabeza cerrar lo ojos, así que ví como me prepararon. Me escribieron una 'X' en el sitio en el cual me iban a abrir.
Un escalofrío me recorrió desde los pies hasta la cabeza. Recordé el dolor agonizante, los gritos, el llanto...

Mi pálida piel se erizó al sentir una punta cortante y fría rozando mi vientre bajo. Reconocí la punta del cuchillo. Ya era hora.
Cerré los ojos aún más fuerte.

Primer capítulo listo!
Voten y comenten, lo apreciaría muchísimo!
Besos!!!💋
》I v k a《

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