El tío Lincoln Loud

Prologo - Capitulo 1: Preparando para la gran reunion

Jueves, 25 de noviembre del 2038. Royal Woods, Avenida Franklin. 15:30 pm

Otoño, esa época del año en donde los árboles pierden sus hojas y las nevadas comienzan lentamente a caer por todas las calles cubriéndolas por completo y los vientos helados empiezan a arreciar.

La buena gente esa tarde salió de sus hogares para apreciar el hermoso panorama, mirando cómo los pequeños copos de nieve comenzaban a teñir de blanco los techos de sus casas. Y con la prematura aparición de la nieve, llegó el mágico momento de aquella fecha tan especial: El día de acción de gracias.

Se trata de una de las celebraciones más importantes en Estados Unidos que se festeja anualmente el cuarto jueves de noviembre con la intención de agradecer por lo que se tiene. Aunque el día es maravilloso para compartir gratos momentos en familia, también lo es aquella noche cuando se celebra cierto evento especial: El Black Friday.

En realidad no se trata de un día festivo, pero acontecía un día después del día de acción de gracias, más específicamente a la media noche, tradición que cambió con el paso de los años, por lo que ahora se celebra mucho antes desde la tarde del verdadero día festivo, aunque pese a que ahora ambos importantes eventos daban inicio durante la misma fecha, mucha gente prefería pasar el día de acción de gracias en familia, pero permitiéndose también un momento para ir al centro comercial y aprovechar las mejores ofertas que ofrecían las tiendas.

En los hogares de la avenida Franklin comenzaban a preparar todo lo necesario para el gran día, especialmente en uno que antes fue llamado: "la casa ruidosa". Los vecinos aún recuerdan la época cuando al celebrar las fiestas, sus ocupantes se volvían todavía más ruidosos de lo que ya eran, en especial cuando tenían visitas, pero con el pasar del tiempo la casa dejó de ser tan escandalosa cuando los integrantes de la familia comenzaron a marcharse uno a uno para hacer sus propias vidas volviendo así de esa manera más tranquilo y silencioso el vecindario, paz por la que muchos estaban agradecidos.

Dentro de la casa Loud podemos ver a una pareja de avanzada edad apresurándose en hacer la limpieza y preparar el hogar para los invitados que esperaban tener ese día.

La mujer de unos sesenta años era alta, llevaba su cabello recogido con una dona. En su juventud y mediana edad su cabellera rubia resplandecía como el oro, aunque con el paso del tiempo su brillo se había ido desvaneciendo volviéndose más platinado. Usaba lentes y perlas en sus pendientes a juego con las de su collar. Vestía de forma propia y recatada, acorde a una mujer de su edad, con una blusa rosa, pantalones cafés y zapatillas negras. Estaba haciendo su parte del aseo sacudiendo el polvo por toda la casa mientras su esposo preparaba las decoraciones del hogar, también se aseguraba que todas las habitaciones estuvieran pulcras y listas para ser usadas en caso que algunos de los invitados desearan quedarse a dormir.

El hombre era poco más alto que su esposa, aunque ambos compartían la misma edad. Apenas le quedaba un poco de cabello canoso por detrás de su cabeza que hasta hace años atrás fue castaño, dejándole al frente una sobresaliente calvicie. Llevaba una camiseta verde celeste con un chaleco verde oscuro sobre la misma, pantalones café y zapatos del mismo color. Uno pensaría que la edad le había hecho vestir acorde a un anciano, aunque lo cierto es que ese había sido su estilo desde el inicio de su vida marital. Él se encargaría de preparar la gran y suntuosa cena de acción de gracias para todos los invitados, pues se trataba de un cocinero muy bueno con una gran reputación en el pueblo por preparar los mejores platillos, los cuales sólo podían conseguirse en su restaurante. Su avanzada edad no había mermado sus habilidades en la cocina cómo múltiples familias, entre otros comensales, podían dar fe de ello. Vaya que tenía mucho trabajo que hacer por delante en ese momento.