the clock is ticking

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El amor es una cosa incomprensible.

Puedes definirlo fácilmente como un sentimiento y emoción que se puede experimentar a lo largo de la vida.
No es un concepto unitario, no tiene una definición concreta o cerrada, el amor puede abarcar todos los matices. Puede llegar a ser tan profundo que deje incluso heridas, puede ser superficial y pasar como un vagón de tren.

Nadie decide a quién amar, y tampoco puedes decidir cuando acabará.

Porque el amor se acaba.

Y Hajoon tenía miedo de ello.

El frío en la sala le estaba calando hasta los huesos aún teniendo dos mantas sobre él. La soledad lo abrumaba como a un camino con niebla, mientras veía la televisión.

Escuchó un tintineo de llaves y su corazón saltó de alegría.

Dojoon nunca estaba en casa.

Hacían ya semanas donde sólo le veía por las mañanas. Semanas en las cuales Hajoon no podía conciliar el sueño, pues el mayor llegaba durante la madrugada, algunas veces ni siquiera llegaba a casa. No daba ninguna explicación, sólo se despedía del menor con un beso en la frente, un saludo o nada.

Y él tenía miedo. Miedo de que el amor de Dojoon hacia él se hubiera acabado.

Lo extrañaba, extrañaba los tiempos en los que pasaban sus tardes recostados sobre el sofá, entre besos robados y abrazos cálidos, tardes donde solo existían ellos dos.

Extrañaba sus labios, el toque sobre su piel, su sonrisa.

Por eso cuando escuchó el tintineo de las llaves se emocionó, no era tan tarde, el reloj apenas marcaba las siete treinta, el sol ya se había ido a dormir. La puerta se abrió, dejando ver a Park del otro lado. Se veía cansado, pequeñas ojeras decoraban sus ojos pintados de rojo e hinchados. Se adentró en casa mientras masajeaba su cuello con la mano izquierda.

A pasar por la sala de encontró con los ojitos de Hajoon observándolo.

"Hola..." Susurró el menor desviando al instante la mirada, no quería hacerlo, no quería enfrentar la cruda realidad en la que Dojoon ya no le amaba más.

"Hola" Dijo, y sonó más seco de lo que pretendía. "¿Ocurre algo?¿Por qué tienes esa cara?"

Hajoon volvió a verlo y lo observó durante algunos segundos en los que el mayor tomó para sentarse sobre el sofá, a su lado. No dijo nada más, sólo lo observó buscando aquel brillo en su mirada, o alguna expresión de su parte. Pero no existía nada.

"Hajoon, ¿Qué pasa?" Preguntó de nuevo. Lee atinaba a abrir y cerrar la boca, sin expulsar sonido alguno. "¿No me dirás?"

El el momento que se levantó del sofá, exasperado por la actitud del menor logró escuchar su vocecita llamarlo.

"Dojoonie, hay que hablar" Dijo y su voz sonó lastimera. "Por favor, hablemos"

"¿Ahora quieres hablar? Porque recuerdo que te pregunté que era lo que ocurría tú no contestaste nada, Hajoon" Estaba molestándose de verdad, sus días iban siempre de mal a peor; su agenda de trabajo estaba ocupada durante más tiempo del necesario, prácticamente su jefe estaba explotándolo con el nuevo gran proyecto de la empresa. No podía dormir más de ocho horas. Lo único que llegaba a alegrarle los días era ver la sonrisa de Hajoon, sonrisa que había perdido hace tiempo. Sus días se sentían más tediosos, sus ojos perdieron brillo y la emoción, quería terminar con todo de una vez y poder descansar, dormir durante una semana entera, quizá durante meses.
Ya nada se sentía igual.

El ambiente estaba tenso, el tiempo en el reloj corría lentamente, el tic toc era a cada instante más insoportable.

"¿Y bien?¿De qué quieres hablar?"

"De nosotros"

Dojoon se preguntó entonces que había de malo con ellos.

Todo estaba mal. Nunca antes tuvieron una discusión tan seria, tampoco faltaba comunicación en su relación, existía la suficiente confianza como para apoyarse en el otro cuando las cosas andaban mal, y el amor que se tenían era tan grande que sólo podían demostrarlo con acciones, porque las palabras no alcanzaban a describirlo.

"Dojoonie, ¿Aún me amas?" La pregunta lo dejó impactado.

Observó al azabache con los ojos muy abiertos, su boca se entreabrió un poco y un nudo se formó en su garganta, impidiéndole respirar con normalidad. Hajoon tenía los ojos cristalizados y rojos, estaba a punto de llorar lo sabía, y se odió por ser el causante de ello. Lo descuidó, lo dejó solo y debía enfrentar las consecuencias.

¿Aún lo amaba? Se alejaron tanto que no lo sabía, ¿Acaso ese sentimiento que albergaba su corazón era amor?¿Podía considerarse como tal? La confianza salió por la ventana, la comunicación entre ellos se escondió en el armario, y el amor...
¿Dónde estaba el amor?

El silencio para Hajoon se tornó ensordecedor, no hubo respuesta a su pregunta. El mayor solo inclinó la cabeza y bajó la mirada.

Fue ahí cuando las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos del menor. Una tras otra formaban un mar en sus mejillas. Los sollozos llenaron la casa creando eco en las paredes y retumbando en los oídos del castaño, en una melodía tan triste.

Lo que más temía se volvió una realidad, su triste realidad.

¿De verdad Dojoon ya no lo amaba?

La distancia entre ambos parecía un gran abismo con caída sin final, con el infinito lleno de oscuridad y el vacío creciendo cada vez más.
Se volvió más grande cuando Park dio unos pasos hacia atrás, dirigiéndose hasta la puerta principal, tomando su chaqueta y saliendo del lugar.

Lee se dejó caer hasta quedar en cuclillas con sus manitas temblorosas intentando borrar las lágrimas que no dejaban de caer, cada sollozo de volvía más fuerte. Quería gritar, quería gritarle a Dojoon, su Dojoon que volviera.

Pero no podía. Era como tener una cinta pegada a los labios.

Park volvió unas horas más tarde, cuando el reloj marcaba las doce veinticuatro, procuró ser lo más silencioso posible pues Hajoon probablemente ya estuviese dormido. Se fue, caminó durante horas entre la luminosa noche, recorrió muchas calles, atormentado por la tristeza reflejada en el rostro de Hajoon. Pensó en él y sólo en él.

Abrió la puerta de su habitación, el menor ya estaba recostado, su respiración era pausada y sostenía un pequeño chillido lo que significaba que lloró durante mucho tiempo.

Se acercó a la cama, con su mano derecha hizo a un lado los cabellos azabaches, despejando su frente para dejar un beso sobre ella.

El momento en el que hizo el amago de irse, sintió un tirón en la manga de su camisa. Al girarse sus ojos se toparon con los de Lee.

"Sólo espera, quédate por favor" Susurró con voz rota. "No quiero pasar la noche solo"

Se sacó los zapatos al igual que la chaqueta y así sin cambiarse la demás ropa se metió en la cama.

Pasó su brazo por la cintura del menor intentando acercarlo más a él, intentando obtener un poco de su calidez para que le descongelase el corazón.
Por el otro lado Hajoon escondió su rostro en el cuello de Dojoon, aspirando su aroma, creyendo que sería la última vez.

El amor es un camino muy largo y complicado, por eso esa noche ambos durmieron abrazados de nuevo.


. . .

Lo siento, pero estaba triste y escuché Stay y se me ocurrió esto.

Les juro, lloré mientras lo escribía lol

Los amo por montones. Esperen pronto actualización de Destroyer.

Si hay algún error no duden en avisarme.

Besitos, besitos, besitos.

Bai, bai.

Stay - 2JOON - O.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora