Prólogo

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-Jamás lo encontrarás, Min Yoongi. Está escondido y protegido en lo más remoto de algún lugar. Y no puedes sacarme más información, sabes por qué? Porque ni yo mismo se donde se encuentra.- una risa escandalosa y ronca se escuchó en ese bar de mala muerte. Luego tos y un escupitajo de sangre.

Yoongi caminaba tranquilamente alrededor de la silla mirando a aquel saco de huesos rotos. Una sonrisa estaba posada en sus labios mientras jugaba con aquella daga de mango de plata y una pequeña figura de luna.

- La verdad eso no importa, Hend
rik. No cuando tengo a tu pequeña caja de recuerdos conmigo. Jungkook, ven aquí.- dijo fuertemente.

Un pequeño niño con mirada inocente entró a la habitación y se paró al lado de Yoongi. Silencioso.

-Este hombre, Jungkook, es el que nunca te ha dado más que maltratos y odio, el que mató a tu mejor amigo. El hombre que te quitó la voz. He aquí tu creador, el que te hace llamarlo padre, pero jamás te ha tratado como un hijo. Pero ya no más, no aguantarás más eso, porque aquí acaba todo. Juntos iremos a buscar a su tesorero, su favorito. El que le ha ayudado a robarnos.

Yoongi se puso detrás del viejo hombre que se había quedado quieto, aceptando su destino.

-Hasta nunca, padre.- dijo entre dientes y con la daga hizo un corte limpio en la garganta. La sangre no tardó en salir. -Vamos Jungkook, tenemos un largo camino.- tomó la mano del pequeño y salieron de aquel lugar.

Allí empezaba la búsqueda. Y no iba a descansar hasta encontrarlo y destruirlo completamente. Porque esa era la única manera de recuperar lo que le pertenecía.

Bienvenido. Elige bando cuidadosamente porque en el lado equivocado el que te da la mano te la corta. El que te da una sonrisa te maldice. Y que dice que te ama termina entregandote a la muerte. Preparado?

Black  ||  YOONMIN +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora