Miau

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Esa mañana Mayden y Natalia estaban más ruidosos que de costumbre. Siempre son ruidosos con sus experimentos y videos para YouTube, pero hay días como esa mañana en que son cinco veces más ruidosos.
Yo trataba de dormir mi siesta matutina para luego pedirle a Natalia la comida. Era como nuestro ritual o algo así, Natalia me alimentaba y Mayden me acariciaba mientras veíamos los tres la televisión. Pero este par no me dejaban en paz para poder descansar. Yo nunca me quedo de brazos cruzados, así que fui a reclamarles. Claramente solo escucharon mis maullidos y creo que ni eso porque siguieron haciendo su escandaloso ruido sin prestarme atención.

—¡Oigan! Que alguien aquí desea dormir— maullé hasta que Mayden bajó la mirada para verme. Aun no entiendo porque hacen eso si yo soy el rey de la casa. —¡Que dejéis de hacer tanto alboroto!— repetí.

Mayden me alzó en sus brazos para que estuviera a la altura de ambos, solo agradecí con un ronroneo, pero como siempre se olvidaron de que estaba allí. Es que nadie en esta casa entiende que su centro soy yo, joder. Natalia estaba cruzada de brazos y parecía cabreada, era ella la que hacia la mayor parte del ruido. Mayden por el contrario sólo la oía mientras me despeinaba mi hermoso pelaje.

—Mayden ¡Exijo respuestas!— vociferó alzando mucho la voz. A veces, la voz de Natalia cuando se molesta, puede ser mil veces mas terrorífica que la aspiradora o la sopladora de hojas del vecino. Salté de Mayden hacia el sofá.

—¿Que queréis que te diga?— habló él por primera vez en lo que llevaban de discusión —Te repito que no tuve nada que ver— Los gatos detectamos los sentimientos y sabemos cuando intervenir cuando las cosas se van a poner feas.

Bajé hasta Natalia que era la mas sulfurada en ese momento y le di un cabezazo cariñoso en el tobillo. Ella suspiró pesadamente, sabía que a pesar de que no era especialmente afecta a mi, igual lograba calmarla con mis ronroneos.

—Podrías ser más como él sabes— comentó antes de irse dejándonos a ambos confundidos. Miré a Mayden que había ladeado la cabeza aún más confundido que yo.

—Sabéis Arquímedes?— me dijo aun sin mirarme —A veces creo que esto fue una mala idea— Se dejó caer en el sofá en el que grababan sus extraños vídeos para eso llamado youtube. Yo, sabiendo que el humano necesitaba apoyo, subí a su regazo.

—Quizá fue una mala idea vivir juntos.. No crees? Creo que hasta tú habéis salido lastimado— murmuró dándome caricias mientras pensaba en voz alta sin saber que yo lo entendía.

—Es que eres tontísimo— maullé en respuesta —¿No vez que ella, al igual que yo, desea que la tomes en serio?—

Ese era el mayor problema entre estos dos. Natalia siempre se molestaba porque Mayden no era especialmente cariñoso, atento o caballeroso. Esto me ponía de los nervios a mi, porque significaba peleas y ruido y cero siesta.

Y es que a veces Mayden es un cabezota, quizá no se había dado cuenta que en el noviazgo se necyun grado más de cariño y afecto que el que se necesita para la simple amistad.
Él me miró unos segundos como si me hubiese entendido. Pero eso obviamente que no podía ser ya que no a existido humano aún que domine nuestro magnífico idioma. Se levantó llevándome bajo el brazo como un saco de arena a lo que maullé molesto pero tampoco fui escuchado.

—¡tío, que no soy un juguete! ¿Te han dicho que debes usar mas desodorante?— hizo caso omiso a mis quejas y me puso sin cuidado sobre la mesa de trabajo en la que grababan los experimentos.

—Quedate quieto Arquímedes, necesito tu ayuda para algo importante— me dijo tomando un montón de listones, papeles sosos y rotuladores de uno de los cajones.

—¿Me has visto cara de caridad?— gruñí pero fue muy tarde —Hey! ¿Que haces?—

La vida a veces es más injusta para nosotros los que no somos escuchados. ¡Que humillante! no me hubiese prestado a tal cosa si no estuviera involucrada la promesa de un filete para la merienda.

Caminé (muy molesto, eso si) hacia Natalia que veía la tv en la otra habitación con pequeñas lágrimas asomándose en sus ojos, sé que es alérgica a mi precioso pelo, por lo que me quedé en el suelo a una distancia prudente de ella esperando a que me notase. Pasó un segundo y me desesperé. Le maullé un par de veces para que me prestarse la debida atención.

Bufé molesto, a tomar por saco las alergias, me lancé a su regazo con un grito de guerra que sonó demasiado tierno para mi gusto.
A veces es demasiado molesto ser tan adorable.

—¿Pero que hacéis? ¡gato loco!— Me iba a tirar de la cama pero se dio cuenta de lo que había en mi collar —¿Que tienes ahí minino?—

—¿Qué piensas que es guapa?— le comenté sarcástico —sólo quítalo de una buena vez—

Mayden había enredado bruscamente un papel con feos listones en mi collar y apretaba horrible, cuando Natalia me lo quitó realmente ronronié a gusto. Eso debería contar como crueldad hacia los animales, o quizá yo era un gato muy refinado y merecía un mejor trato. Una sonrisa se dibujó en los labios de Natalia, no me interesaba que era lo que la carta decía por lo que intenté escapar.

—Oh no Arquímedes, tengo un trabajo para ti— No sé como, ni cuando, pero tuve que regresar a la estancia donde Mayden devoraba un polvorón despreocupadamente. Traía otro trozo de papel en mi collar, esta vez para el chico del flequillo.

Ya me debían un filete y un juguete nuevo, solo esperaba que a Mayden no se le ocurriera enviar mensajes vía Arquímedes otra vez. Esto de hacer de cartero era verdaderamente un fastidio, primeramente porque los desastrosos papeles aprietan y dan comezón.

Para mi fortuna fue él mismo a hablar con ella. —Al fin tío— exclamé siguiéndolo, quise ir a cobrarles lo prometido, ya que no todos los días esta la promesa de un juguete nuevo y filete para la merienda.
Pero no llegué a tiempo y ya habían cerrado la puerta. A veces odiaba este triángulo amoroso entre mis esclavos y yo.

Los pensamientos de Arquimides(#One-shotMaytalia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora