Todo ocurrió en una tarde del 2017, para ser sincero, ni siquiera recuerdo la fecha exacta. Recuerdo llegar a mi casa con un dolor sofocante. Ya ni siquiera era capaz de distinguir si el dolor era físico o emocional. Pase todo la tarde recostado en un sillón viejo, mi cuerpo estaba ahí, sentado en un sillón, de manera estupefacta sin ningún tipo de movimiento. Vaya a saber yo en donde se encontraba mi mente en esos momentos. Cuando por fin mi mente y mi cuerpo se hicieron uno solo de nuevo, y pude reaccionar, la obscuridad de la noche había invadido toda la habitación, desperté un tanto sudado como si hubiese tenido pesadillas de nuevo. Supongo que otra vez te estoy soñando inconscientemente, así que decidí levantarme del sofá, tomar un abrigo y salir a caminar un poco, aclaro que no sirvió de nada, solo caminaba mirando el suelo, chocando ocasionalmente con algunas bardas. En mi último choque la "barda" se sintió un poco más blanda levante mi mirada y me quede afónico al ver que esa barda blanda era una chica idéntica a ti, llevaba un escote blanco acompañado de un pantalón azul mezclilla y unos converse blancos. Le mire solo unos segundos, no podía hacerlo por más tiempo, no sabía si iba terminar llorando o preguntando si eras tú, supongo que de igual manera se hubiese marchado asustada. Así que solo me disculpe, me despedí como se despide de cualquier extraño y seguí mi caminata sin rumbo. Todo el camino fui dando justificaciones. No puedes ser tú. Mi mente me juega bromas pesadas, tal y como lo hace con las pesadillas. Me quedé estupefacto en recuerdos que lastimaban más el poco corazón que me quedaba. Les contaré un poco de mi pasado, después de un rato de no hacer nada recordé que todo comenzó en nuestra adolescencia, era dos años mayor que ella. Tenía más experiencias, más errores, más penas. Supongo que yo no era el chico que toda mujer soñaba. Era un maldito depresivo, adicto al cigarro, a los libros y a mi música rara. Vivía atrapado en la fantasía que me daba la buena trama de un libro, esas que podría imaginar leyendo y viendo el humo de cigarrillo, sonara tonto, pero relacionaba todo con ese humo espeso. Era como ver a través de él algo diferente, algo que se esfumaba, que se esfumaba rápido como el amor, las personas, o el humo mismo vaya. Recuerdo que le conocí por coincidencia en un parque de nuestro pueblo. Fue en una tarde de tristeza, con café, música y claro no falto aquella cajetilla de marlboro rojo. No me esforcé demasiado en recordar en cómo le conocí. la trate un buen tiempo, solo que mis planes no salieron bien, termine enamorándome de esa chica, y claramente enamorarse no era uno de mis planes. Al principio ella no se enamoró de mí, y no tengo la certeza de que en algún momento lo haya hecho. Lo cierto es que ambos estábamos conscientes de que éramos el uno para el otro. Que éramos el "medio arándano" del otro. Claro compartíamos ese odio por el color amarillo, y esa pasión por el color azul. Pasábamos buenos y pésimos momentos, no falto jamás una buena risa, una buna lágrima o una buena encabronada. Me hacía sentir bien, incluso mejor que el cigarrillo. Ahora podría ver nuevas historias reflejadas en sus ojos color marrón. A diferencia que estas no se esfumaban. Siguió pasando el tiempo. Y avanzaba mi querer. Todo parecía marchar bien, no del todo claro, pero mejor que casi cualquier circunstancia en mi vida sí. Hasta que el pasado me alcanzo, todos los errores de mi vida en etapas donde nada me importaba llegarían a casa a cobrar las cuentas, llegarían a darme una paliza frente a ella. Termine casi muerto de tremenda tunda aquella tarde. Por lo que decidí sin más ni menos despedirme para evitar le pasara algo. Claro que marcharme tenía un costo. Deje en ella mis esperanzas y sueños. Prometí un día regresaría. O que al menos algún día iba a saber de mí. Agradecí cada momento y pedí disculpas igual por cada momento. Le advertí que esperaba ella buscara su felicidad, no era necesario esperarme. Ella derramo solo dos lágrimas. No permití cayera una tercera. Le abrace tiernamente, me di la vuelta y subí al vehículo. Han pasado 7 años. Y aún vivo recordando esa noche triste. Aun pienso si me espera, si esta con alguien, si está viva, si me extraña. Aun intento pensar que me recuerda con la larga lista de canciones que deje mientras estuve presente. Aun pienso en que unos cuantos meses de acciones inmaduras en la juventud han arruinado mi futuro hasta ahora. E imagino luzco patético, con esta barba tonta, y mis caras tristes. Ha de ser patético ver a un tipo fumar en el mismo balcón mirar al mar cada madrugada a la misma hora. En ocasiones me siento patético de ver a la luna y pensar que la ve pensando en mí. Sin embargo me tienes aquí después de 7 años. En fin creo el escribir en orden cronológico no es mi especialidad. Así que regresare a la noche donde creí que te habría visto. Después de caminar unas cuantas cuadras y ver que la nicotina no tenía más efecto en mi cerebro me hice a la idea de que eras tú. Así que hice lo que hace años no hacía, sonreír y correr. Corrí rápido hacia la calle donde te intersectamos, mi vista periferia me permitió ver a aquella mujer, me acerque, pero mantuve distancia suficiente para que no percibiera mi presencia, le vi llorando en la arena dejando que la marea le alcanzara. Grite su nombre y no note respuesta alguna. Vaya pérdida de tiempo y esfuerzo pensé. Así que saque la cajetilla de cigarros, justo antes de encenderlo escuche una voz tenue y un tanto quebrada, "sabes que no me gusta que me vean llorar, mi maquillaje esta arruinado". En ese momento sentí como mi corazón se aceleró tanto como si sufriera una de mis taquicardias. Sonreí, tire los cigarros y el encendedor y corrí hacia ella. Le tome en mis brazos, la vi, ciertamente su maquillaje estaba arruinado, lloraba pues pensaba no la recordaba o al menos no le quería ver. Así que hice lo que todo caballero haría, le di mi abrigo, limpie su cara con un paño limpio, le abrace cuanto más pude, la estruje pues por fin era pleno. Le dije cuanto la amaba aun, cuanto la extrañaba, y cuanto lamentaba haberme marchado de su vida. Implorando me dejara re integrarme en la misma de nuevo. Entonces ella solo me beso, en ese momento desperté un tanto sudado como si hubiese tenido pesadillas de nuevo...
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Pesadillas
Short StoryRecuerdos de amor que logran provocar crudas tristezas y grandes alegrías sin importar el tiempo que ha pasado, muestra la transformación del protagonista, como gradualmente llega a la apatía por la falta de amor que el mismo provocó.