Capítulo 1

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El sol comenzaba a pegar fuerte así que opté por ponerme mis gafas. En Arizona era extraño superar los veinte grados centígrados así que días como aquel,  tan acalorados,  resultaban peculiares. Por mi parte no los disfrutaba,  cada vez que el sol estaba cerca de mi significaba una cosa: mareos. Y es que  el sol y yo jamás nos llevamos muy bien que digamos.  Mi padre ya se había bebido tres cervezas, y tranquilos,  no estaba borracho ni nada por el estilo cuando otro tipo nos choco. Okay,  solo golpeo un poco un costado del auto,  pero en aquel momento yo había sentido hasta que el auto había dado vueltas,  es que a veces exagero las cosas.  Solo un poco. 

Bajamos del auto. Tuve cuidado ya que habían partes de lodo y no lograban diferenciarse de la tierra seca. Mi padre se encontraba muy calmado,  el siempre era así,  excepto a la hora en que su equipo de fútbol favorito jugaba. 
El golpe al auto había sido pequeño, solo un leve rasguño si acaso. 

"Disculpen,  no me fije" dijo el chico pelirrojo que bajaba del auto.  En su muñeca vi una pulsera que decía Travol. Genial.

Travol era un centro de artes muy cerca del lugar donde seria el campamento al que mi padre y yo nos dirigíamos

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Travol era un centro de artes muy cerca del lugar donde seria el campamento al que mi padre y yo nos dirigíamos. La mayoría de los chicos que asistían ahí eran ricos y mimados.  Muchos nos jugaban bromas.

"Tranquilo,  no ha pasado nada" dijo mi padre mientras con la vista revisaba todo el auto. "Debo llamar a la aseguranza, solo por precaución".

"No se preocupe,  aquí me quedo"

"Ya vuelvo" dice mi padre alejándose para llamar a la aseguranza. Veo al chico de reojo, estaba seguro de que un silencio incómodo estaba cerca. 

"Mucho gusto,  soy Ken" extiende su mano y yo hago lo mismo estrechandolas.

"Yo Matthew,  mucho gusto" me presento mientras que mi mirada no se aparta de esa pulsera.  "Así que asistes a Travol"

"En realidad no,  osea si,  pero no como alumno. Soy maestro".  

"Espera" digo sorprendido, no se miraba grande como para ser maestro "¿Eres maestro?" 

"Si" responde con una sonrisa. 

"¿Que edad tienes? Es decir, es que te ves tan joven" 

"Tengo veinticuatro" 

Mi padre volvió, le dijo a Ken que no habia problema, que estaba todo solucionado. De igual forma el pelirrojo volvio a pedir disculpas y se despidio de ambos. En aquel momento crei que no volveria a verlo, que ingenuo.  

Mi padre condució al lugar donde se había colocado el campamento.  Más de veinte casas y unos cuarenta chicos.  Siempre me ha resultado peligroso un lugar como ese,  con tantos chicos problemáticos juntos y no los suficientes trabajadores.

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⏰ Última actualización: May 05, 2018 ⏰

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