El comienzo.

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Juan es un joven que vive en la comuna 13 de Medellín, nació en Tumaco, Nariño el 26 de agosto de 1994.

Hijo de humildes campesinos, Fidel y Rosita. Juan era un muchacho con muchos sueños y metas, lleno de energía y felicidad; aspiraba a ser un gran doctor, pero toda su felicidad cambiaría el día que llego un grupo de paramilitares. Él estaba jugando en el patio con su balón de fútbol, eran las 5 de la tarde, cuando escucho un sonido fuerte, acompañado de varios disparos y una algarabía, mientras todo eso pasaba, su padre corría hacia él; Fidel lo agarro y salió corriendo, y en ese momento entendió que los estaban atacando. Juan miró que alguien los perseguía, tenía un arma y antes de que pudiera avisarle a su padre, el hombre dispara, hiriendo a Fidel.

-¡Papá! No te mueras- fueron las últimas palabras que le dijo Juan a su padre, pues en esos momentos llegaron en una camioneta hombres con traje militar, pero tenían la cara tapada, y no hablaban, Juan estaba triste y asustado, y al mismo tiempo estaba llorando, lo que irritaba a los hombres, por lo que noquearon. Juan a la mañana siguiente se despierta en alguna parte de la selva, a lo que un hombre se acerca a él y le cuenta que tendrá que ser parte de ellos, y que si no lo hacía matarían a su madre como lo habían echo con su padre, a lo cual Juan asiente con el dolor de la muerte de su padre. Una hora después el comandante le entrega un fusil, unas botas negras y ropa de camuflaje a todos los niños que habían reclutado. Después de una semana de caminar y aguantar hambre, llega a unos cambuches donde le ofrecieron comida, por haber podido llegar, pero solo pasaría ese día, porque durante los próximos días solo podría tomar agua.
Juan siempre pensaba en su madre, no soportaba saber que ella estaría triste por la muerte de su padre, además le mataba la cabeza el echo de no estar allí para consolarla y cuidarla.
Durante sus días de guardia conoció a un muchacho, un prisionero llamado Alberto. Compartían sus historias todas las noches, Alberto siempre le contaba que él era de Medellín y que para sostener a su familia, tubo que venirse a Tumaco, a lo que Juan le pregunta un día.

—¿Cómo llegaste aquí?

Pero simplemente no contestó e ignoró mi pregunta.
Éramos tres, a medida que íbamos viajando de pueblo en pueblo conocimos a Jhon. Era dulce y tímido, casi no hablaba pero siempre se reía de nuestras bromas, era el muchacho perfecto para completar nuestro grupo de amigos... Lastimosamente llegamos a un pueblo en el que nos pararon un grupo de militares. Nos pusieron unas capuchas a mí, a Alberto y a Jhon. Pero sin saber lo que pasaba y cegados por las capuchas, escuchamos un disparo, empecé a gritar y Alberto también, faltaba la voz de Jhon; le dieron un disparo por intentar huir. Y desde hace 2 meses estoy aquí secuestrado.

El infortunio de Juan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora