Organizacion criminal.

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Desde ese día todo cambio drásticamente en mi vida. Ese día David me dijo que si ya había tomado la desicion de unirme a la organización; mi elección fue un asertivo si pero, le pedí una condición; que me dejara ir a ver a mi madre.

Me dijo que claro que tendría una semana de descanso antes de integrarme a la organización, inesperadamente me regaló  tres millones para ir y llevarle un regalo; que fuera tan bonito como su ingeniosa amabilidad.
Tome un bus desde  Medellín hacia Tumaco; 15 horas sentado en bus poco cómodo con clave de wifi irreconocible y un aire que sirvió de noche pero escaso en la tarde.

Salí tipo 3 de la tarde y llegue como a las 4 de la mañana; era muy temprano y aún no amanecía así que decidí ir a un hotel cerca de la parada de autobuses. Estaba muy ansioso de volver a ver a mi madre después de  3 meses.

A la mañana siguiente, me aliste; zapatos lustrados, camisa a corbatín y pantalones de mezclilla holgados. Desayune y me dirigí hacia el cementerio para poder visitar a mi padre; era el cementerio un lugar tan deprimente o ese era mi parecer. Sin embargo, para muchos este lugar es una parada para ver a quienes una vez se amo en vida y aún se sigue amando en muerte. Pregunté al celador sobre Fidel; me dieron la ubicación en donde lo habían enterrado, compre algunas flores y me senté en un pastizal que estaba al lado, hable poco con el; no me gustaría que la gente pensara que una perdida me había vuelto loco. No obstante, alejado del machismo entre hombres, lo extrañaba; era mi padre después de todo y de quien había heredado la amargura infinita de noches eternas sucumbidas en pensamiento. Termine de pensar seriamente y me dirigí hacia mi casa; sabía exactamente las dice viejas cuadras y los tres dobles a la derecha que debía dar, un semáforo y un pug de ojos un poco más salidos de lo normal , golpeó con unas ansias la puerta y la emoción invade mi cuerpo como carnaval.

Toque una vez, lo volví a intentar; ya quería volver a abrazar a mi  madre pero nadie me contestaba en la puerta. 

Supuse que quizás estaba en la plaza haciendo mercado o tal vez en alguna casa de sus amigas, fue a la casa de doña Zulia para preguntarle si la había mirado. Llegó y golpeó me habré y le pregunto que si había visto a mi madre me dijo pasa te tengo que decir algo recordé que días atrás había tenido una pesadilla con mi madre pero no me acordaba muy bien de qué pasaba.

Me dijo que mi madre había muerto de nostalgia le había dado muy duro que mi padre haya muerto y además de eso mi secuestró no la dejaba dormir y no comía nada. No me lo podía creer lo que me estaban contando pues siempre consideré a mi madre una persona fuerte echada para adelante que no le quedaba nada grande. Le pregunté qué donde la enterraron  me dijo doña Zulia que ella se había hecho cargo de todo eso le había enterrado en otro pueblo porque le salía más barato. Después de esa terrible noticia decidí ir a visitarla le llevé un enorme ramo de flores lloré un rato al lado de su tumba y después me devolví para Medellín.

El infortunio de Juan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora