t r e s

6.2K 325 58
                                    

llegué al colegio y entré corriendo, como siempre, rizzo llegando tarde

al entrar al curso, me encontré con un nacho esperándome en mi banco y mirando atentamente por la ventana, y con un dam mirando al techo

—¿qué onda ustedes? —reí— ¿estaban esperándome?

nacho, nervioso, giró su cabeza rápidamente y me miró para luego sonreír

que hermosa sonrisa, pibe —pensé 

—yo creo que con eso, ya tenés la respuesta —dijo riendo 

—cerra el orto, damián —dijo nacho, con un codazo incluido

acomodé mi mochila en la silla y me senté al lado de ignacio 

—te odio, zoe, sabías?

—¿por qué damcito? —dije haciendo puchero 

—porque estás robándome a mi mejor amigo —tomó aire y gritó— perraaaa

—es cierto eso, nacho?

la cara de nacho pasó de ser blanca, a ser roja en cuestión de segundos 

¿en qué sentido lo habrá dicho dam? ¿por qué nacho reaccionó así? . esas fueron las primeras preguntas que pasaron por mi cabeza en ese momento. además, nacho no respondió, se creó un silencio muy incómodo, hasta que dam notó que estaba demasiado tenso todo, y cambió de tema. gracias dam, te amo —pensé.

el tiempo no pasaba más, dam y yo charlábamos como lo hacíamos siempre, mientras que nacho no decía ni una sola palabra, se la pasaba con el celular. me di cuenta que evitaba que choquemos miradas, con dam lo hacía, pero se notaba que conmigo lo evitaba.

tocó el timbre de salida, dam y yo salimos tranqui hasta la puerta del colegio, pero nacho salió como si fuese un auto de carreras, pasó por nuestro lado y ni siquiera saludó.

—¿qué le pasa a nacho? 

—no sé, a veces tiene esos arranques 

—¿será por lo que dijiste hoy?

—capaz —encogió los hombros— ya se le va a pasar

—eso espero 

—mmm —dijo con tono seductor— ¿qué onda vos con nacho?

—nada, solo que supongo que es mi amigo y me preocupa 

—aja, bueno —dijo sarcástico

—en serio —reí— tarado 

—la puta madre —agarró su cabeza— ahora en qué me voy?

—si querés vamos caminando y te acompaño 

—dale, y de paso comemos juntos

acepté y empezamos a caminar hacia su casa. en el camino íbamos escuchando música y cantando a todo pulmón, riendo, charlando, etc. básicamente haciendo todo lo que los amigos normales hacen ahre

cuando llegamos, no alcancé a entrar y le pedí por favor que me prestara ropa. odiaba muchísimo el uniforme, tanto, que hasta una bolsa de basura era más cómoda y linda. 

dam aceptó y me dio una remera que literalmente me llegaba hasta las rodillas, ni siquiera tuve que ponerme un pantalón o algo, y era de esperarse, ya que el chabon era un poste, un pilar y un palo con piernas ahre 

—¿qué te gustaría comer?

—no sé, pero te digo desde ya que no se cocinar

—entonces cocino yo —dijo riendo

bff ; eckoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora