Prologo

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¡Lo había amado locamente!

¿Por qué se ama? ¿Por qué se ama? Cuan extraño es ver un solo ser amado, tenía un solo deseo en el corazón y un solo nombre en los labios...un nombre que desciende continuamente, como el agua de un manantial, desde las profundidades del alma hasta los labios, un nombre que se repite una y otra vez, que se susurra incesantemente, en todas partes, como una plegaria.

Voy a contarles nuestra historia, ya que el amor solo tiene una, que es siempre la misma. Lo conocí y viví de su ternura, de sus caricias, de sus palabras, en sus abrazos tan absolutamente envuelto, atado y absorbido por todo lo que procedía de él, que no importaba si era de día o de noche, ni si estaba vivo o muerto, en este nuestro antiguo mundo.

El de nombre tierno y dulce; y ese nombre que me volvió loco cada vez que lo mencionaba era Baekhyun, él era tan lindo con esos ojos cafés, brillosos y grandes así como también eran muy expresivos, ¡Ah! Ese cabello castaño, tan frondoso así como suave y sedoso; su cuerpo tan perfecto que día a día me volvía loco.

Pero lo que más me tenía embobado con Baekhyun era su profundo amor hacia a mí.

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Él era muy lindo conmigo, lo que más me gustaba de su físico eran sus ojos, sus labios, sus manos y sus brazos porque eran muy cálidos para consolarme y su nombre era más lindo que cualquier cosa y ese era Chanyeol.

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¡Ah! Baek, Baek tan dulce, tan lindo, tan bello, para mí era como mi cielo, y para ser sincero era mi todo, casi como un frenesí, era como mi marca de heroína personal, claro no lo tomaba como objeto o algo así, solo era demasiado importante que al comentarles a todos mis amigos ellos se hartaban y me dejaban solo, pero eso no me interesaba por que yo era tan feliz teniéndolo a mi lado así como el conmigo...o algo así.

El mi amado, siempre fue demasiado honesto conmigo, pues me decía todo lo que no le parecía o cosas similares.

Él y yo jamás tuvimos una discusión por algún aspecto, así fuera insignificante siempre charlábamos sobre nuestras opiniones acerca del asunto; nos considerábamos la pareja perfecta, nada nos podía separar, lastimosamente ese nada termino siendo mucho.

Y luego el murió. ¿Cómo? No lo sé; hace tiempo que no se nada. Pero una noche llego a casa mojado, porque estaba lloviendo intensamente, y al día siguiente tosía, y tosió durante una semana, y tuvo que guardar cama. No recuerdo lo que ahora ocurrió, pero los médicos llegaron, escribieron y se marcharon. Se compraron medicinas, y algunas mujeres se las hieren beber con la frase que más escuche en esa larga semana Toma es por tu bien Baek. Sus manos estaban muy calientes, sus sienes ardían y sus ojos estában brillantes y tristes. Cuando yo le hablaba me contestaba, pero no recuerdo lo que decíamos. ¡Lo he olvidado todo, todo, todo! El murió y recuerdo perfectamente su leve, débil suspiro. La enfermera dijo ¡Ah! ¡Y yo comprendí! ¡Y yo comprendí! Me consultaron acerca del entierro pero no recuerdo nada de lo que dijeron, aunque si recuerdo el ataúd y el sonido del martillo cuando clavaban la tapa, encerrando a Baek ahí adentro. ¡Oh! ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Él estaba enterrado! ¡El! ¡En aquel agujero! Vinieron algunas personas...amigas, amigos, compañeros y compañeras de trabajo, su familia, mi familia y demás gente que nos estimaba a los dos. Me marche de ahí corriendo. Corrí y luego anduve a través de las calles, regrese a casa y al día siguiente emprendí un viaje.

Ayer regrese a Corea, y cuando vi de nuevo mi habitación –nuestra habitación, nuestra cama, nuestros muebles, todo lo que queda de la vida de un ser humano después de su muerte-, me invadió tal oleada de nostalgia y de pesar, que sentí deseos de abrir la ventana y arrojare a la calle. No podía permanecer ya entre aquellas cosas, entre aquellas paredes que lo habían encerrado y lo habían cobijado, que conservan un millar de átomos de él, de su piel y de su aliento, en sus imperceptibles grietas; no podía hacerme esto. Cogí mi sombrero para marcharme, y antes de llegar a la puerta pase junto al gran espejo del vestíbulo, el espejo que él había colocado allí para poder contemplarse todos los días de la cabeza a los pies, en el momento de salir, para ver si lo que llevaba le caía bien, y era lindo, desde sus pequeños zapatos hasta su sombrero. Me detuve delante de aquel espejo en el cual se había contemplado tantas veces...tantas veces, tantas veces que el espejo tendría que haber conservado su imagen. Estaba allí de pie, temblando, con los ojos clavados en el cristal -en aquel liso, enorme, vacío cristal- que le había contenido por entero y lo había poseído tanto como yo, tanto como mis apasionadas miradas y tanto como aquellas noches de placer que ambos disfrutábamos. Sentí que amaba a aquel cristal. Lo toque; estaba frio. ¡Oh, el recuerdo! ¡Triste espejo, ardiente espejo, horrible espejo, que haces sufrir tales tormentos a los hombres! ¡Dichoso el hombre cuyo corazón olvido todo lo que ha contenido, todo lo que ha pasado delante de él, todo lo que se ha mirado así mismo en el o ha sido reflejado en su afecto, en su amor! ¡Cuánto sufro!

¿Fue un sueño?Where stories live. Discover now