Sus orbes borgoña comenzaron a despejarse obteniendo la vista de una pared blanca, un mareo se apoderó de su ser momentáneamente. La confusión no tardó en instalarse, ese lugar no era su departamento pero tampoco se sentía como si fuera un lugar desconocido. Su cuerpo, un poco en contra de su voluntad, se adaptó veloz al escenario. No percibía peligro alguno sino todo lo contrario, el ambiente lo envolvía en un calor confortable.
Miró su vestimenta, pantalón negro desabotonado, calcetas puestas, un suéter de color gris y cuello de tortuga, la amplia cama acompañada de un edredón blanquecino (como el resto de la habitación). A su lado, un perchero metálico en el cual descansaba una bata de laboratorio. Alzó su cuerpo recostando su espalda contra las almohadas, tocó su frente y resopló.Un ruido proveniente del pomo de la puerta lo alertó mas esta se abrió de inmediato y una pequeña figura ganó velocidad para abalanzarse sobre él, en respuesta extendió los brazos para recibir gustoso a su hija.
-¡Papi!- sus hebras oscuras y abundantes se removieron ante el rebote del colchón- ¡Feliz cumpleaños!
Al cuarto ingresó un hombre alto, de brazos fornidos y de cabello castaño atado en una diminuta coleta baja sosteniendo una charola con un pastel rectangular adornado con una bengala desprendiendo chispas espotáneas.
-Kanra, te dije que lo haríamos al mismo tiempo- le sonrío para acercarse a la cama y sentarse al lado de su esposo y su hija- A la cuenta de tres: Uno... Dos... Tres.
-Happy birthday to you, happy birthday to you- comenzaron a cantar al unísono y el orihara sintió su corazón derretirse enternecido- Happy Birthday dear Izamommy, happy birthday to you.
-¿Izamommy? ¿Es en serio?- comenzó a reír sonoramente- Como sea, es hora de mi deseo -simuló cerrar del todo sus ojos únicamente para observar los ojos rojizos de la criatura llenarse de ilusión mas fue atrapado por Shizuo quien le lanzó un beso al aire, cerró con fuerza sus ojos sólo para evadir la vergüenza y soplar repetidas veces hasta lograr apagar la bengala.
-¡Pruébalo! Lo cocinamos papá y yo -las mejillas redondas y sonrosadas se expandieron en una sonrisa.
-Ya la escuchaste Orihara-sensei, no la hagas esperar.
-Algo me dice que tendré que limpiar un desastre- tanto Shizuo como Kanra se miraron nerviosos, Izaya simplemente tomó un tenedor para probar una porción del postre, no era dulce, el merengue se deshizo sobre sus papilas gustativas y el pan sabía delicioso- Está exquisito, no esperaba menos de mi humana favorita y de mi bestia.
Shizuo tomó la charola para dejarla sobre la mesita de noche, regresó para sentarse justo al lado del azabache, depositó un suave beso sobre sus labios y luego otro más sosteniendo la mejilla contraria. La ausencia de ruido llamó sus atenciones y giraron para observar divertidos a su hija que cubría con sus manitas ambos ojos y se mantenía quieta en su lugar.
--¿Qué haces ahora amor?- llamó el castaño.
-¿Ya puedo ver?
-Claro que puedes "princesa de la oscuridad" -bromeó Izaya.
La pequeña de inmediato se prendió del cuello del azabache plantandole un sonoro beso en una de sus mejillas.
Los tres rieron, un momento tan tenue de felicidad merecía disfrutarse al máximo, sobre todo por los tiempos difíciles.
El mareo regresaba con más fuerza que antes.
Su cuerpo comenzó a debilitarse, su vista se nubló proyectando imágenes distorsionadas tal cual una pantalla inyectándose con algún tipo de virus. Escuchó voces llamarlo a la lejanía, luego nada.
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-Que sueño tan extraño- murmuró recostado en su cama, en su verdadero departamento. Un vacío al lado del colchón lo hizo recordar lo sucedido el día anterior- Ah, es cierto, discutí con Shizu-chan y me dejó- se abrazó a sí mismo en un intento de disipar el frío en su cuerpo- Trabajo, tengo mucho trabajo.
El resto del día entretuvo sus pensamientos el resto del día reuniéndose con sus clientes intercambiando información y manipulando uno que otro humano en desdicha. Siempre observándolos, intuyendo sus próximos movimientos haciendo que cayeran en las consecuencias de sus propias acciones.
Pero algo le hacía falta.
El día terminaba ya provocando que regresara su departamento, el tema del sueño fue olvidado después del medio día. Sin ganas de cocinar algo decidió irse directo a dormir. Dejó su chaqueta descansar sobre el sofá de cuero negro para comenzar a subir uno a uno los escalones que conducían a la segunda planta.
Notó que la puerta estaba entreabierta por lo que acarició su navaja preparándose para responder a cualquier ataque.
Sin embargo, no era ninguna persona en busca de venganza y mucho menos estaba armada. No era otro que el exbartender sosteniendo un cupcake con una diminuta vela incrustada en el centro.
-Feliz cumpleaños pulga molesta- estaba sonrojado, él no era detallista y ese era el mejor plan en el que pudo pensar.
-Jajajaja ¡Te ves tan patético Shizu-chan! -limpió una lágrima imaginaria para continuar riendo- Una cámara, necesito una cámara.
Se dirigió hasta uno de los cajones siendo su brazo sostenido por el rubio.
-No te atrevas- pronunció amenazante- Lo digo en serio.
-Sí, sí como digas- sin tiempo que perder, avanzó acercando sus rostro, Shizuo no necesitó más para comprender el mensaje.
Se besaron con ímpetu, casi 24 horas lejos uno del otro los afectó de manera aterradora, denotaba la necesidad compartida. Divertido, el informante apagó la vela para después morder el cupcake.
-No tenía idea de que fuera cuatro de mayo- dijo sin aparente interés. No recordaba la última vez que alguien celebró su nacimiento, puede que haya sido madre en algún punto de su infancia, mucho antes de que las gemelas llegaran.
-Tch, de haberlo sabido.
-Bueno, ahora quiero mi regalo -sí, quería divertirse con su pareja- Vamos Shizu-chan, quiero mi regalo para este día especial.
-De acuerdo- desabotono su chaleco y aflojó su moño.
-Shizuo, debes estar bromeando... -Pero el rubio teñido ya se había quitado la camisa, sus zapatos y calcetas. Con una mirada tentadora aflojó la hebilla de su cinturón y deslizó el cierre de su pantalón. Intentó huir siendo alcanzado a los pocos metros, su cuello comenzó a estremecerse debido a que el exbarman besaba con vehemencia la piel disponible.
Las grandes manos recorrieron su torso escurriéndose por debajo de la tela de su playera estimulando cada centímetro con caricias placenteras.
-Feliz cumpleaños a mí
Tarareo para enseguida cerrar la puerta de su habitación.
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¡Muchas Gracias por Leer! ¡Feliz cumpleaños a nuestro informante! (Y también a Daisuke voz de husbando perfecto Ono)
Me haría muy feliz si me dejaran su preciosa estrellita y el comentario sobre qué les pareció.
Lamento de todo corazón si hay alguna falta de ortografía o de redacción.
*Se esconde en su cueva para continuar escribiendo DPYV*
¡Los adoro mis queridos lectores, no lo olviden!
Sin más que decir.
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Nos vemos pronto. ❤
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¡Feliz Cumpleaños Orihara-San!
FanfictionPequeño one-shot para conmemorar el nacimiento del informante de Shinjuku.