Capítulo 2

39 8 0
                                    

En la Ciudad de Modesto, California en un pequeño pueblo llamado Zamora, era difícil conseguir un empleo, era una ciudad pequeña, escondida entre la nada, con biodiversidad nula en épocas de sequía, aires inexpresivos en la mayoría, y con personas aun peor.

Era difícil encontrar personas dignas de carácter y personalidad amable, en fin, las cosas son como son. Sin embargo, y como siempre,debía existir una cadena de mercaderes poderosos y codiciosos  quienes otorgaban a los menos afortunados un lugar laboral en alguno de sus variados negocios.

Los Hutcherson no eran ni carentes ni en exceso de prosperidad económica, se encontraban en una posición intermedia, lo que les permitía cierto lujo de detalles, sin embargo, el mas joven de los Hutcherson, a diferencia de sus hermanos, prefería ganarse su propio sustento.

Es por ello que, era el primero que había iniciado desde cero, por lo tanto, su nuevo oficio era el de asistente personal, con su elegante y pulcro traje de gala corría a gran velocidad por las oficinas principales.

—¡Hutcherson!

—¿Señor? —dijo apenas puso sobre el escritorio el montón de carpetas que cargaba en sus manos.

—¿Que diablos haces todavía aquí? —recrimino— creí haberte dicho que te fueras de la oficina hace treinta minutos.

—Así es pero ...

—Nada —lo interrumpió— te digo, no, es mas te ordeno que te largues de aquí.

—Bien —aceptó— pero si pasa algo, lo que sea...

—Si si si, nosotros te llamamos —dijo mientras caminaba del hombro con el, en dirección a la puerta de salida— ahora largo de aquí, no me obligues a llamar a seguridad —sonrió.

Hiram Mellark, podía ser muchas cosas, pero un mal padre, seguro no lo era.

—Vamos hijo, largo de aquí, me parece ¿no tenias que ir a la biblioteca esta tarde? —preguntó intrigado.

—Carajo —susurro para si mismo. Hiram sonrió.

—Llega a tiempo para la cena ¿si?, sabes como se pone tu madre —dijo con un guiño para volver dentro de Life Industries.

Llendo a toda velocidad directo a la biblioteca central, se pregunto ¿porque la mayoría de las personas los consideraban gente arrogante que pisoteaba a los demás?¿quizá era por eso que le iba tan mal?¿a causa de su propia familia?.

Sin embargo, era algo que no le afecta, pues desde que era pequeño, había crecido en un ambiente sano, rodeado de amor por parte de su familia y aunque su padre no estuviera la mayor parte del tiempo con ellos, era recompensados con pequeños momentos los cuales eran inolvidables para un niño de siete años.

—¿Mañana a la misma hora? —le preguntó con indiferencia mientras cerraba los tres libros que tenia a su alrededor. Habían trabajado apenas puso un pie dentro, y no pararon hasta lograr la mayor parte de su investigación.  

El solo asintió, sin embargo, ella no vio su gesto, pues estaba demasiado ocupada acomodando los libros en el estante correspondiente, y el no tuvo mas remedio que contestar.

—Sí —le dijo aflojando la corbata que sentía le asfixiaba el cuello, y mirando las manecillas del feo reloj que colgaba de la pared.

«Ya pasa de media noche, mi madre me matara» pensó.

—Bien —dijo, volteo y le señalo un par de libros mas anchos de lo normal— ¿puedes alcanzarme esos de ahí? —dijo,  el se levanto de su silla y los tomo entre sus brazos.

—Aquí tienes.

—Gracias —tomando uno de ellos, lo llevo hacia la sección de "antiguos griegos"— vaya trabajo de mierda, debo aprender a mantener mi boca cerrada —fanfarreo.

Siguiendote a cada paso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora