¿Nerviosa? Nunca.

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28 de Agosto, 1999.

Desperté por los rayos de luz del sol cruzando mi cara, y toda mi esperanza cayó al ver que desperté, pero no en mi hogar, desperté para adentrarme en mi propia pesadilla y dejé que se escapara de mis labios un largo y profundo suspiro.

Me reincorporé sentándome en la cama, y caí, hoy era Lunes, el primer día en mi nueva escuela, Lunes, el comienzo de lo que decidiría mi vida hasta el fin de mis días aquí. Mi oportuno estómago interrumpió mis pensamientos con un estruendoso ruido y bajé involuntariamente a tomar mi desayuno.

       Me costó un poco averiguar dónde se encontraba la cocina, pero finalmente lo hice, y me puse a recorrer con mi mirada cada punto inexistente y rincón excondido que pudiese encontrar. La cocina estaba decorada de forma muy simple, con paredes blancas y un suelo de madera que crujía y hacía un ruido chirriante con cada paso en falso que daba, este se combinaba con el estropeado sonido que mantenía el viejo reloj de pared que reposaba encima de la puerta hacia el comedor, la abril con cuidado y entré en el mayor silencio que pude, dentro solo había una mesa, tenía un mantel blanco con algunas decoraciones de colores adornandolo y, unas flores no demasiado bien conservadas descansaban en el centro de esta. Un ruido que provenía de detrás me hizo girarme sobre mi misma para encontrarme a mi padre mirando me expectante. Abrí la boca para pronunciar una palabra pero él me sorprendió adelantándome.

  Papá: -Buenos días- me dijo con su típica sonrisa, no me dejó responderle ya que siguió hablando - quedate aquí sentada mientras te preparo el desayuno - dijo para luego desaparecer por la puerta anterior.

  Yo: -Vale  - dije, aunque él ya se había ido y no me escuchaba.

     Mi padre y yo nunca tuvimos una relación muy cercana, no nos llevamos mal, pero supongo que desde que se fue mamá todo cambió y mi padre se concentra mas en su trabajo, siempre intentó mantenerse fuerte ante eso para no preocuparme, me decía cosas como que nada iría a cambiar, pero no nos engañemos, porque hasta yo se que no todo iba a ser igual que antes. que él se preocupa mucho por mi, y valoro que esconda su parte triste y pesimista alejada de , y me proteja mostrando me la parte sumida en el olvido, pero no puedo evitar sentirme entristecida cuando algunas noches escuchaba llantos de su parte.

      Mi padre cruzó la puerta con un plato de tortitas y un par de cubiertos encima en su mano izquierda y una taza de leche, en su derecha, y en mi cabeza solo rondo una pregunta "¿cómo ha abierto la puerta?", se sentó en la silla de enfrente mientras colocaba las cosas en su sitio correspondiente y pronunciaba un -¿Nerviosa?-

      Yo:- ¿Yo? Nunca- Mentíe#a , Dejé escapar de mi boca sin esfuerzo. Para ser una niña de 5 años apenas tenía que reconocer que mi forma de pensar era, diferente.

     Después de esa respuesta el sólo me dedicó una sincera sonrisa y dió comienzo a un silencio incomodo. Dejé de lado la conversación y me dediqué a comer el desayuno lo más rápido que pude. Lo menos que quería era llegar tarde el primer día de colegio.

Cuando terminé mi padre se levantó y fuimos al coche, me senté en el asiento central de atrás y hubo otro de nuestros comunes silencios, de un momento a otro mi padre intentó romperlo sin desviar su vista del cristal.

    Papá:- Te gustará este colegio, seguro que te adaptarás muy pronto- me dijo.

    Yo:-Eso espero- le dije mientras le regalaba una sonrisa forzada de mi parte.

Unos segundos después el coche frenó de forma un poco brusca revelando un edificio realmente grande, estaba muy decorado de forma clásica y me atreve ría a decir que tenía por lo menos 100 años. Mis nervios crecieron, mucho, pero no los mostraría, mi padre me ha enseñado a mantenerme fuerte y lo menos que quería hacer era decepcionar le.

     Papá:-

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⏰ Última actualización: Jan 18, 2018 ⏰

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