Al mirar abajo supo que su mejilla estaba sangrando, sus labios estaban en sangre y algo que no había contado jamás era que el demonio sufría de amor por uno de sus apreciados Ángeles y al pensar en ese ángel que para ese demonio era la perfección sus labios sangraban, el demonio antes de caer finalmente solo quería que sus labios dejen de sangrar, sólo quería tener tacto con los labios de su ángel enamorado y sólo comenzó a llorar sacando a los pequeños demonios de su cabeza, parando la sangre que derramaba y al final dejando a todos sus Ángeles sin palabras alguna.
El Demonio comenzó a secar sus lágrimas sintiendo más pena de sí mismo, tratando de cubrir su cara de sus Ángeles hasta sentir unas manos levantar su cara, una mirada que dejo a ese demonio sin aliento y sintió unos cálidos, suaves labios contra los suyos, el demonio dejó de sangrar y salieron flores por un momento y al sentir esos labios alejarse y mirar bien era ese ángel tan amado, era perfecto, un cabello lacio, brillante, un cuerpo delgado, con curvas hermosas, unos labios que se veían suaves y dulces, unos ojos cristalizados, grandes y con la más sinceridad, era su ángel perfecto y sólo sonrió y acarició la suave piel de ese ángel enamorado sintiendo flores reemplazar su sangrado y al final sólo era alejarse
Sus demonios volvieron a su mente, lo volvieron a controlar, y esa cosa pesaba cada vez más pero nunca había nada. En esos momentos el demonio recordó sus momentos donde tenía sus alas y recordó el dorado, ese hermoso color de blanco, negro y dorado que nadie tenía solo si mismo y el esa cosa, al final de todo nunca supo de quien era esa risa que causaba la pequeña felicidad en él pero todos los Ángeles sabían y veían que sólo era el mismo
Su pequeña felicidad y su maldita pesadilla era él mismo
El Demonio sólo miro a sus Ángeles, con sus hermosas alas, sus sonrisas más sinceras y sólo trato de recordar los hermoso rostros y recuerdos de cada uno de sus Ángeles, derramando lágrimas y sangre al final cayó y sus Ángeles tiraron flores y trataron de reír por ese demonio.
