La delicadeza de las sombras - [Fumikage Tokoyami y tú]

Capítulo 1- Mis comienzos.

Narra ___________:

Me desperté antes del amanecer, salí hacia fuera y observé en el frescor de la madrugada el verde bosque que rodeaba nuestra casa. Me dirigí camino abajo hasta llegar al riachuelo donde algunas personas dela aldea más cercana venían a pescar.

Vivía con mi tío y mi primo (que era un año menor) en aquella pequeña casa que hacía tambien la función de santuario de la región del norte. Hemos heredado el santuario en nuestra familia durante generaciones, pues somos los responsable de mantener en equilibrio dentro de la propia madre naturaleza hasta donde alcanza nuestro límite, ¿que a qué me refiero? pues verás, en mi familia hemos heredado siempre la misma singularidad: El contról sobre el qì. ¿Que qué es el qì?, el qì es una fuerza que forma parte de todo ser vivo y que se podría traducir como "flujo vital de energía"; sin el qì las cosas dejarían de estar vivas por así decirlo. Es la energía vital que lo mueve todo. Por eso nuestro hogar es el santuario, rodeado de hectáreas de bosque ya que cuantos más seres vivos a nuestro alrededor, más incrementa nuestro poder.

Respiré profundamente, pensar en toda la responsabilidad que caía sobre mi me abrumaba, puesto que como soy mayor a mi primo seré yo quien acabe ocupandose del trabajo que realiza mi tío. Suspiré profundamente, mi tío al igual que toda mi familia era un gran héroe; pero el legado de nuestra familia es proteger, mantener y restaurar el orden natural de las cosas. Por lo que pocas veces hemos sido llamados para entrar en acción contra los villanos, solo en situaciones extremas se daba el caso, ya que todos los héroes conocen a mi familia y todos saben que la familia Saiyan (la mía) rehusa del uso de nuestra singularidad para el combate ya que se supone que somos los guardianes de la vitalidad de las cosas. Volví a suspirar, esta vez con desesperación, no soportaba la idea de quedarme el resto de mi existencia confinada en este recóndito santuario pasando horas meditando en silencio para canalizar el flujo del qì y controlarlo como hacía mi tío, el actual guardián.

Poco a poco, noté los cálidos rayos de sol acariciar mi rostro, <ya será hora de mi entrenamiento> pensé aburrida. Volví hacia casa desganada y vi como Magnus (mi primo) me miraba divertido:

-Buenos días- me dijo bostezando- otra gran mañana de meditación nos aguarda.

-Que ilusión-bufé-no soporto la meditación.

-No te desesperes, solo es hasta la hora de almorzar.

Bajé la cabeza resignada, <solo hasta la hora de almorzar> repetí para mi y seguí a mi primo hasta la parte trasera del santuario. Allí encontramos a mi tío ya meditando y como de costumbre ni se inmutó, mi primo y yo nos sentamos imitando a mi tío y nos pusimos a meditar.

No sabría decir con exactitud cuanto tiempo pasó pero noté com el flujo de qì se alteraba en mi interior, en ese momento abrí los ojos con la respiración acelerada. Para mi sorpresa mi tío y mi primo tambien lo habían notado:

-Tío Kuir-dije preocupada

-¿Lo habeis sentido verdad?- dijo él con preocupación- Alguien se acerca...

Mi tío se quedo en silencio observando hacia la entra del santuario con el rostro fruncido, como si estuviera enfadado:

-Es silencio no me dice nada bueno- comentó mi primo.

-Magnus- dijo mi tío- _________ y tú id al refugio de la cumbre.

-P-pero papá, no te podemos dejar solo, no sabemos si

-ES UNA ORDEN- gritó.

Magnus apretó los puños y me miró con preocupación:

-Vamos- le dije extendiéndole mimano.

Echamos a correr montaña arriba, sin mirar atrás. Para nuestra suerte nuestras cualidades físicas estaban bien desarrolladas debido a los duros entrenamientos de mi tío y la fatiga no era casi perceptible.

Magnus paró en seco al escuchar el sonido de una explosión que provenía de nuestro hogar y yo lo imité, observé el miedo en los ojos de mi primo mientras dirigía su mirada hacia la humareda que se divisaba. Como una flecha me lancé contra Magnus tirándolo al suelo y evitando que una flecha le atravesara el cráneo, en eso momento agradecí tener el manejo de qì mejor desarrollado que mi primo, gracias a eso pude percibir el movimiento entre los árboles ya que el flujo de qì en el aire entre las arboledas era bastante elevado.

-Se nota que teneis los sentidos bien desarrollados futuros guardianes- dijo una femenina voz entre los árboles.

Magnus y yo nos incorporamos e intentamos precibir de donde provenía la voz, no hizo falta la utilidad de nuestra singularidad ya que una joven salió de entre las sombras dejando ver su rostro:

-Uy- dijo sonriente la mujer- que mala educación por mi parte, soy Aíca.

Mantuve el silencio y miré de reojo a mi primo, estaba nervioso, demasiado tal vez para concentrarse en seguir controlando el flujo de qì:

-¿Qué pasa?- continuó Aíca- ¿Se os ha comido la lengua el gato?

Y se echó a reír elevando una de sus manos a su boca; ahí me percaté en sus uñas. Eran demasiado largas para ser naturales:

-Parece que te gustan mis uñas- dijo ella fijándose en como la miraba.

En ese momento las hizo crecer y movió la mano hacia nosotros lanzándolas como flechas. <Asi que es eso, esa es su singularidad>  pensé mientras lo esquibaba:

-¿No pensaís hacer nada?- continuó ella algo indignada-mataros será muy aburrido.

Respiré profundamente y me concentré en el flujo de qì que nos envolvía mis pies se pegaron al suelo como si hubier echado raíces, junté mis manos formando una bola de energía proveniente de una proporción del qì que recorría mi cuerpo. Aíca miraba ahora con una expresión de preocupación en su rostro, no dudé en lanzar aquella onda de energía contra ella velozmente expulsándola lejos por el impacto.

Rapidamente cogí a Magnus de la manga y comencé a correr, sentía mis piernas arder del esfuerzo que había hecho pero aún así no me detuve hasta llegar al refugio. Etre los dos movimos unas rocas y nos escondimos en una pequeña cueva subterránea.