Capítulo único

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Ya había pasado más de media hora desde que le dijeron Peter había desaparecido del autobús escolar. Un autobús del cual su propósito, y única responsabilidad, era llevarlo a un lugar lejos del peligro que la nave amenazaba con su llegada; pero él nunca llegó. Llamadas a todas las estaciones policiales, hospitales y hasta noticieros, le habían comido todo su tiempo desde que se enteró. Buscaba cualquier pista que le diera algo de su ubicación. Pero no obtenía nada.

No encontraba nada.

Una angustia profunda se apoderó de su positivismo.

Hace unos años se había enterado del secreto más valioso de su sobrino: Era un justiciero con poderes arácnidos. La noticia no le fue fácil de digerir, siendo ese tiempo unos días muy complicados para ambos ante la indiferencia, tristeza, y aparente rechazo, que ella le demostraba. El día que se enteró fue de manera repentina, y él realmente no supo cómo evadir el tema, motivo que lo obligó a decirle la verdad. Ella casi de forma inmediata se retiró de su habitación para encerrarse en la suya, llorando por algunas horas, y no por decepción o rechazo, sino bien, por incompetencia y odio a sí misma ante su falta de protección hacia él. 

¿Qué hubiera pasado si la picadura lo hubiera matado? 

¿Y si hubiera sobrevivido, pero aquella picadura la estuviera matando poco a poco? 

Muchas preguntas, en su mayoría descabelladas, llenaban su mente durante días. Casi no cruzaban palabras, y ella se veía la mayoría del tiempo con los ojos llorosos y rojos por tanto llorar. Era ahí cuando se daba cuenta de que,en verdad no era fuerte. No obstante, al someterse a ese estado de depresión repentina, ignoraba la culpa que el adolescente se formulaba por el daño que le causaba a su tía. Después de todo, él, de una u otra forma, siempre tenia la culpa de las mayores sorpresas y pesos de ella. Y así, con el paso de los días fueron retomando su vida, liberando todas sus penas ante el otro, desahogándose al fin de sus pesares, conviviendo nuevamente como antes: teniendo esas platicas de horas sobre películas, materias y demás temas; sólo que, a pesar de haber vuelto a su vida anterior, muy en el fondo, algo en ellos ya no volvería a ser igual jamás.

Al paso de los meses Peter tuvo varios enfrentamientos con villanos que más de una vez la tuvieron a medio infarto por el bienestar de su sobrino, su hijo. Todas sus heridas y moretones la alteraban al punto de querer prohibirle seguir siendo "El hombre araña", pero no podía hacer eso, algo dentro de ella se lo impedía, al comprender lo importante que era para él serlo. Como fuera siempre se las arreglaba para aceptar y apoyar a Peter con su decisión de ser aquel superhéroe coloquial. Y al recordar esos momentos, continuó insistiendo con Ned para corroborar que se había ido a hacerse el héroe. Y ante una larga insistencia que realmente le llevó casi horas, se enteró que había sido así: Peter se había escapado del autobús para ser héroe una vez más.

Ya no soportaba la angustia. 

Intentó contactarlo, pero no lograba nada más que ese irritante mensaje de "El número que usted marcó, está fuera del área de servicio", motivo que la impulsó a lanzar el teléfono contra el piso, consiguiendo romperlo, creándole arrepentimiento al poco tiempo.

Se encontraba atenta a las noticias, teniendo el televisor, celular y computadora prendidos en tres canales distintos de noticias con esa nave como la noticia principal. Por ello, al enterarse de la desaparición de Stark, un dolor en su brazo izquierdo se hizo presente. Ya habían pasado varias horas, y había conseguido resistir el llanto, pero ya no podía hacerlo más.

—Peter, por favor, vuelve a casa sano y salvo. Por favor Peter. Pero te juro que tu te la vas a acabar jamás...—Le pedía en súplicas, regañándolo al mismo tiempo de manera discreta.

Peter | One-ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora