War never changes

The shooter in the street

Situación: Una guerra más.
Ubicación: ¿realmente importa?

Un pequeño escuadrón de reconocimiento se adentra en las líneas "enemigas", tres jóvenes soldados, Paul, ex estudiante de artes forzado a dejar sus estudios para "servir a la causa de su nación"; James, extremo patriota, enlistado voluntariamente, convencido de que lucha por lo correcto; y Nicolás, joven granjero reclutado en contra de su voluntad, luchando por una causa que desconoce, y que sólo posee un objetivo claro, regresar con su esposa e hija.

Tres inexpertos en terreno desconocido, plagado de soldados cuyas intenciones no es precisamente la amabilidad. La tensión es clara, la vida no es fácil, la depresión y pérdida de esperanzas son sentimientos frecuentes, algunos logran sobre llevarlo teniendo un objetivo claro como es el caso de Nicolás, por otro lado la falta de razones para seguir adelante pueden afectar notoriamente hasta al más rudo.

- Tres años de tormenta, la calma es un lujo que sólo llegará ante la muerte- Exclama Paul, trastornado por lo vivido en sus años de servicio.

- La calma llegará cuando deba llegar, sea en la vida, o en la muerte, pero no se encontrará paz mientras haya conflicto en nuestras mentes- interrumpe Nicolás al tiempo que se adentran en los suburbios de una ciudad desgastada por el paso de la guerra.

-La paz llegará cuando nuestra nación triunfe ante la plaga de nuestros enemigos- Reprocha James con disgusto en su voz, al observar las desgastadas viviendas los jóvenes deciden prestar más atención al entorno, lo cual se presenta escalofriante, la calma en tiempos de guerra no es cálida, es tensa, todo puede pasar en un segundo, y esta no es la excepción.

Un estruendo proveniente del final de la calle tensa a todos, Nicolás jadeó de dolor, todo se paraliza ante un hombre caído, una notoria perforación yace en su pecho, Nicolás se desploma, para el todo se desvanece en un segundo, James y Paul no corren la misma suerte.

- ¡A cubierto! - Grita James al tiempo que corre hacia una vivienda cercana, sin pensarlo dos veces Paul lo sigue, la entrada se encuentra forzada, alguien ha entrado a la fuerza a la vivienda antes, solo bastó con entrar para ver a un soldado del otro bando, tumbado en el suelo sin conocimiento.

Cada persona puede pensar distintas formas de afrontar esta situación, James opta por la más directa posible al ver que el hombre que se encuentra inconsciente está herido por un impacto de bala en el hombro. Desarma al soldado y cubre su cara con un trozo de tela húmedo forzandolo a despertar por falta de oxígeno. El soldado despierta, pero no habla el dialecto de los dos sobrevivientes, James lo golpea repetidas veces buscando información, pero la frontera de lenguajes impide la comunicación de ambas partes.

-¡Basta!- Exclama Paul ante la escena presenciada - Es evidente que no te responderá, esta herido, dejalo- torturar no es lo suyo, es más ¿de que sádico ha de ser torturar?.

-Tienes razón, no nos será útil- Responde James con tono tosco y sin siquiera dar tiempo de reacción toma su cuchillo y lo clava en el cuello del agonizante hombre.

Paul se queda atónito, ¿realmente merecía morir ese hombre? Estaba herido, no representaba peligro alguno para ellos ¿por qué matarlo?

-¿realmente merecía morir solo por ser del bando contrario? - Cuestiona Paul, ya había pasado por situaciones similares a lo largo de la guerra, pero por más que se repitiera que debían hacerlo, ¿realmente era necesario? En medio de un tiroteo puede ser fácil evadir esta pregunta, tu vida está en riesgo, y si no lo haces puedes morir... Pero ahora el no era una amenaza, no podía levantarse, mucho menos lastimarlos, ¿por qué matarlo?.

- Claro que debíamos, todos aquí son un peligro para nosotros, nos quieren quitar nuestra libertad, y pagarán con la vida por eso- Hermosas palabras para alentar la violencia e intentar dar razón a una guerra, pero ¿hasta que punto esto es cierto? ¿Qué culpa tiene un soldado de las decisiones políticas de sus líderes que conllevaron a la guerra?.

El día pasa rápidamente, el cuerpo del soldado permanece inmóvil de igual forma que el cuerpo de Nicolás en medio de la calle.

-No planeo quedarme encerrado en una polvorienta casa en espera de que lleguen sus refuerzos, sean 2 o sean 5 lucharemos en la noche, y conseguiremos una pequeña victoria para nuestra nación o moriremos en el intento- James se encuentra decidido, Paul no está tan seguro, pero ¿cómo negarse al plan de alguien que no titubea ante la idea de asesinar a un hombre indefenso?.

Llega la noche y avanzan de forma lenta, el frío ambiente hace que su cuerpo se tense, y estén alerta ante la posibilidad de que los tiradores percate su movimiento, es medianoche, luego de avanzar con paciencia por horas, se aproximan a la última vivienda de la calle, el lugar perfecto para un soldado con rifle.

La entrada se encuentra forzada, dentro el silencio es abrumador y escalofriante, al no encontrar alma alguna en la primera planta se deciden en subir, un hombre los espera pacientemente, preparado para disparar a cualquiera que suba las escaleras, y el pobre de desgraciado de James cae ante su plan, Paul reacciona con velocidad acertando un par de disparos al hombre; James yace sin vida en el suelo.

Paul trastornado por la situación decide ver el cadáver del verdugo de sus dos compañeros... No trae uniforme alguno, era un civil. Al detallarlo observa que posee una pierna ortopédica, probablemente el hombre ante su limitada movilidad se atrincheró desde inicios de la guerra e intentó sobrevivir a toda costa.

-Es irónico, al final la calma llegó a ustedes sin pedirlo, pero no me les quedaré atrás- Susurra Paul devastado, mira los cuerpos inertes en el suelo, la consecuencia de una guerra sin sentido o al menos, sin sentido para él. Sus manos tiemblan, su corazón late con fuerza a la vez que reprime una arcada debido al fuerte e imponente hedor emitido por la sangre que se esparce proveniente antiguo compañero y su verdugo. La decisión ya está tomada, la circunstancia no puede ser más clara, no hay razones para continuar presente en esta guerra, alza su arma con tanta firmeza como le es posible y así sin más, con un estruendo ensordecedor es como se deja atrás la guerra, encontrando la paz que tanto deseo.