Do we do the right thing?

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¿Qué es más desastroso para un padre que ver morir a su familia? ¿Cuál sería tu reacción al ver a tu familia morir, o peor aún, ver como decaen lentamente sin poder hacer más que observar? La familia es lo más importante para muchos, y Marcus no es la excepción, en medio de la guerra él junto a su esposa e hija, Clarisse y Ana, quedaron atrapados en un pequeño pueblo, obligados a allanar una residencia la cual aparenta haber sido abandonada tiempo atrás.

Vivir refugiado no es tarea fácil, el racionamiento de provisiones es complicado, consumir una tercera parte o incluso menos, de lo habitual para prolongar la supervivencia, teniendo en mente que de igual manera solo es cuestión de tiempo para que se terminen los víveres.

El desesperarse no es una opción para Marcus, como buen padre su prioridad es el bienestar de sus dos soles. Luego de un par de semanas las provisiones se acercan a terminar, pero la gota que derramó el vaso es el malestar de Ana, en la casa encontraron alimentos, pero no tienen señal alguna de analgésicos u otra medicina que pueda curar su fiebre y dolores, el no puede quedarse sentado viendo como su hija decae cada vez más. Decidido se prepara para abandonar temporalmente su improvisado refugio.

-No lo hagas... aún se pueden escuchar los disparos a la distancia, pueden asesinarte- Exclama Clarisse junto a la puerta por la que pretende salir su esposo, la idea no le convence, aún tienen víveres para un par semanas, y Ana se podría recuperar en cualquier momento ¿Por qué arriesgarse?

-No puedo quedarme sentado viendo como nuestra hija agoniza, y como las provisiones son cada vez más escasas- El miedo en Marcus está presente, sabe bien los riesgos, pero mientras pueda hacer algo para mantener vivas a sus soles el miedo no se encuentra entre sus prioridades- Si tenemos suerte hay otras casas deshabitadas con botiquines y comida, no hay que dejar para mañana lo que se puede hacer hoy- Confiando en sus palabras besa la frente de su esposa y se aventura a andar por el pueblo.

Las calles están desiertas, el ambiente es deprimente, grandes nubes cubren los cielos de lo que se supone debería ser una verde primavera. Marcus ha revisado un par de residencias, pero no ha tenido suerte alguna, ya han sido saqueadas, y no han pasado por alto algo útil.

La noche se acerca, desesperado luego de un largo día se escabulle en una pequeña casa, al dirigirse a la cocina descubre una gran ración de comida enlatada, y un pequeño botiquín al cual le quedan solo algunas cosas.

-No... por favor- Una voz suave y desgastada lo sorprende, al voltear observa a una anciana pareja- mi esposa está muy enferma, si desea llévese algo de comida, pero no nos deje sin sus medicamentos- sus palabras dejan a Marcus atónito, ¿qué debe hacer? En estos tiempos es casi imposible encontrar medicamentos y alimentos no perecederos.

-Lo siento mucho...- comenta Marcus con voz baja, toma su mochila y la llena tanto como puede de alimentos, escucha al anciano acercarse por lo cual toma rápidamente un cuchillo del lugar y se gira hacia él intentando intimidarle- Por favor aléjate... mi familia necesita esto-

-Nosotros también- Susurra el anciano de forma triste, ya no es tan joven como para luchar e intentar conservar sus provisiones.

Con lágrimas de arrepentimiento Marcus sale de la residencia con su mochila llena de latas y el botiquín en su mano, solo les dejo provisiones a los ancianos para unas semanas, lo mismo que él y su familia tenían, pero no tiene por qué sentirse culpable ¿no es así? Al fin y al acabo lo hace por su familia, por las personas que ama.

Luego de unas horas vuelve al lugar en el que reside su esposa, se encuentra agotado, su familia lo recibe con los brazos abiertos con gran felicidad al ver lo que ha traído, mientras ellas celebran entre sí el se aleja y se acuesta en el sillón donde cae rendido ante el sueño.

Observa al anciano en la casa, raspando hasta la última porción de comida que les queda en la lata, no tiene más comida y lo observa con desprecio.

-Nos matas de hambre- Dice el anciano con voz fuerte, mientras se forman grandes ojeras en su rostro y su piel empieza a ajustarse a sus huesos por la falta de comida, se escuchan tosidos al otro lado de la habitación y el observa a la anciana acostada boca abajo.

-Me dejaste morir- continúa tosiendo la mujer - ¿Qué clase de monstruo le hace esto a unos pobres ancianos? - la mujer levanta el rostro dejando ver el vacío en sus ojos, un negro profundo que llena de terror a Marcus.

Despierta con la respiración acelerada, bañado en su sudor, su esposa e hija se acercan con preocupación, devastado por su sueño le pide a su hija que se retire y le cuenta lo sucedido a su esposa.

-Por Dios... ¿Cómo has podido robarle sus provisiones a unos pobres ancianos?- Sorprendida por lo que le ha contado Clarisse observa con desaprobación a su marido.

-Lo he hecho por ustedes, no puedo dejar que mi familia padezca necesidades, mucho menos en estas circunstancias, hice lo correcto, por nosotros- Convencido de sus palabras intenta darse a entender, claramente sabe que ha hecho algo horrible, pero intenta convencerse de que no es tan malo, al fin y al cabo la familia es lo que más importa ¿no?

-No podemos vivir a costa de la vida y bienestar de otros... no somos animales- Clarisse observa a su esposo con compasión, puede ver en sus ojos como el intenta engañarse a sí mismo, como piensa que ha hecho lo correcto –Tenemos que devolverles sus provisiones – anuncia sosteniendole la mirada con firmeza.

- Moriremos en poco tiempo si hacemos eso ¿dejarías que eso le pase a Ana?-  Mira a su esposa confundido, no puede permitir que su familia se divida, ni que su hija tenga sufrir debido a la decisión impone Clarisse.

-Claro que no, pero tampoco dejare morir a esas personas, por lo menos debemos ir y compartir lo poco que tenemos y lo que debe ser de ellos- Ni ella cree que después de robar a los ancianos estos estén dispuestos a compartir con su familia, pero no hay manera de que no haga nada al respecto e intentar salvar a esas pobres personas.

Marcus guarda silencio, la idea es descabellada, más aún cuando implica que su esposa e hija tendrán que salir del refugio que los ha mantenido seguros las últimas semanas, pero algo dentro de sí sabía que lo que ha hecho estaba mal, por lo que solo se dispuso a asentir con la cabeza a su esposa e intentar dormir.

Con la presencia del amanecer la familia se dispone a salir, la casa de los ancianos no queda muy lejos, con algo de suerte el plan de Clarisse podría funcionar y lograran convivir. El sol se alza cada vez más, la familia se encuentra frente a la puerta de la pequeña residencia, Marcus golpea la puerta esperando una respuesta, pero el silencio inunda el lugar, Clarisse nota que la puerta se encuentra sin seguro y entran a la residencia, quedan plasmado ante una horrenda vista, en la sala de estar yacen dos cuerpos colgantes sin vida junto a un par de sillas en el suelo, la pareja perdió toda esperanza al ver como un extraño robo sus alimentos y medicamentos, en busca en una muerte rápida y evita la tortuosa idea de morir de hambre, los pobres ancianos optaron por quitarse la vida juntos.

Clarisse observa la escena horrorizada y mira a su esposo con repudio - ¿Realmente esta era la opción correcta?-.

War never changesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora