Yo no te amo, princesa.

20.

Narra Noah.

Me mordí el labio, mientras esperaba que Hayley llegue a mi casa. Estaba nervioso. Había esperado casi dos meses para hablar con ella. Debía aclarar bien mis sentimientos, y además no quería lastimar a Viv. Había hablado con Hayley algunas veces desde que le había dicho que teníamos que hablar, pero no muchas porque creía que así no tendría tiempo para aclararme a mi mismo y me confundiría. Estaba agradecido de que nadie esté en casa en aquel momento, porque entraría en pánico.

El timbre sonó, y sin esperar nada, abrí la puerta.

Hayley se encontraba del otro lado, con una bella sonrisa en su rostro. Tenía su cabello castaño suelto, y un poco de delineador. Estaba hermosa, como siempre lo había sido. Dios, me encantaba.

—Hayley... -dije, y sonreí-. Me alegra que hayas venido.

—Me alegra que al fin te hayas dignado a hablarme, Noah. -me dijo ella, y yo miré el piso.

—Siéntate... -dije, indicándole el sillón, y ella se sentó-. ¿Quieres algo para tomar?

Al momento que le hacía aquella pregunta, cerré la puerta y me dirigí a la cocina.

—Un vaso de jugo estaría bien.

Tomé dos vasos y serví un poco de jugo en cada uno. Suspiré y los llevé hacia donde se encontraba ella.

—Y bien... ¿de que quería hablar, Noah? -me preguntó ella, a lo que yo sonreí.

—Yo... Hayley... -empecé a decir-. Creo que ya lo sabes... Siempre lo supiste... Me gustas... me encantas, siempre lo has hecho, nunca has dejado de encantarme... y... te amo, lo sabes...

Ella sonrió, con la sonrisa más hermosa que había visto en mi vida.

—Tú... tú también me gustas, Noah... -me dijo, sonriendo-. ¿Por qué no estamos juntos entonces?

—Me encantaría... Pero el problema es que... -dije, pasándome una mano por la cara-. Tengo miedo.

—¿A qué le tienes miedo? -me preguntó, desconcertada.

—A que me vuelvas a lastimar... a que me vuelvas a engañar... -contesté, cabizbajo-. Me ha dolido horrores lo de Connor, Hayley... y no ha sido sólo una vez. Han sido dos... Y... no quiero sufrir así... no de nuevo.

—No pasará de nuevo, Noah, debes confiar en mi. -dijo, al momento que se acercaba a mí, e intentaba besarme.

—Es que...

—No, Noah. -dijo ella, negando con la cabeza-. Debes creer en mi. Debes creer que te amo, y que siempre lo he hecho. Debes creer que no volverá a pasar, debes creer en lo que nos pasa. Debes pensar que nadie nos va lastimar, que nadie podrá arruinarnos. Porque te amo, porque me amas, y porque no te haré daño... porque... después de todo este tiempo, nos merecemos estar juntos.

—Hayley...

— ¿Si?

— ¿Quieres ser mi novia?