~Capítulo 12~

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Era Domingo.

Llovía.

Demasiado.

Ese es el resumen de mi día, estuve en mi habitación todo el día, escuchando música, haciendo algo de tarea que me había quedado y viendo películas de romance, en las cuales lloré en cada una de las que ví.

-Hija..- me llamó mi madre desde el otro lado de la puerta, yo no respondí - sé que estás ahí. Vamos, abre.

De mala ganas me levanté de la cama aún con mi gran manera que me cubría y le abrí la puerta, después me dirigí nuevamente en donde me pasé todo el día.

-Amor - me dijo mientras se sentaba en un lado de la cama - ¿Qué sucede?¿Te sientes mal?

-No, estoy bien. - le sonreí.

-¿Segura?

-Si má. - dudó un poco pero luego sonrió satisfecha.

-Deberias aprovechar a salir, ya dejó de llover.

-¿Eh? - miré por la ventana y así era, había dejado de llover pero estuve tan concentrada en las películas que no me había dado cuenta de aquello.

-Bueno, al menos sal un poco.

-Esta bien - dije de mala gana.

-Y no te deprimas por amor hija, debes ser fuerte y dar todo de ti por quien amas. - dijo y luego se fue, cerrando la puerta.

-¿Pero cómo? - solté al aire.

Es en estos momentos donde me doy cuenta que las madres tienen un sexto sentido.

Me levanté, por segunda o tercera vez en el día yme dirigí al guardarropa y busqué algo de ropa cómoda y abrigada para salir.

Tomé una remera roja y una chaquets negra, acompañada de un jean negro y unas converse rojas.

Me até el cabello en una coleta alta y salí de mi habitación.

Cuando bajé me encontré a mi madre viendo una serie mientrad comía algo.

-Ya salgo - le avisé.

-Esta bien -me miró del sofa - cuídate y llévate un paraguas por las dudas.

-Claro - hice lo que me pidió - Adiós.

Salí y miré al cielo, aún había algo de nubes, espero que no llueva más.

Comencé a caminar sin rumbo alguno y una pregunta se me alojó en la cabeza.

"¿Por qué mi madre me pidió que salga?"

Digo, hace frío y hay probabilidades que vuelva a llover.

Miré mi mano derecha y ví aquel hilo rojo que desprendía. Sin darme cuenta me dirigía en dirección en la que mi hilo me guiaba y de repente una ola de preocupación me invadió.

Comencé a correr sin darme cuenta y luego de unas más o menos quince cuadras encontré a mi destinado, Chan.

Tomé algo de aire y lo miré. Estaba sentado en una banqueta de aquella pequeña plaza, estaba algo mojado.

De repente una gota cae en mi nariz, miró hacia el cielo. Había comenzado a llover de nuevo.

Pero no una llovizna, se había largado bastante fuerte, miré a Chan a quien no le parecía importarle mojarse.

Me acerqué y me senté a su lado y así pude compartir mi paraguas con él.

Chan al notar que ya no se mojaba, me mirá.

-Hola - le susurré.

-Hola - dijo en tono apagado.

-¿Sucede algo?

-Terminé con Soyeon. - debería estar feliz por esto pero al ver a Chan así no podía. Él, a pesar que no era su destinada, la quería mucho.

-Lo siento...

-No debes disculparte - me interrumpió - lo hice porque quería. Mi relación con ella iba bastante bien pero me enteré que comenzó a salir con otro chico hace casi un mes, y eso me dolió mucho. La perdoné, me costó pero lo hice. Pero cuando todo comenzaba a mejorar llegaste tú.

-¿Yo?

-Si, con aquella bella sonrisa y tu energía. Mi corazón dió un brinco. Luego de eso pensé que debería alejarme de ti y pensar en Soyeon pero no podía. - suspiró - y hoy, cuando me dirigí a la casa de Soyeon para invitarla a salir un rato e ir en mi coche. Me encuentro que no había abandonado a aquel chico. - lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.

Yo sólo lo abracé, era lo único que podia hacer por él en estos momentos.

-¿Por qué lloras? - me preguntó cuando soltamos el abrazo.

-¿Eh? - dirigí mi mano hacia mis ojos, no me había dado cuenta que yo también estaba llorando.

Él tomó mi mano y me miró.

-¿Ves? Incluso pienso que cuando lloras te ves completamente hermosa.

Reímos.

-Yo..sobre tu declaración...- comencé a balbucear nerviosa.

-No es necesario que digas algo...- comenzó a decir pero yo lo frené con un suave beso en sus labios, no sé de donde saqué tanta confianza.

-Chan me gusta. - le sonreí y él repitió el gesto.

-Entonces ¿quieres probar salir conmigo?

-Obvio que sí. - le sonreí.

Y ahí ese día tan triste y gris se llenó de color. Y al fin, esas mariposas que sentía en el estómago volaron.

Hilo Rojo [Bang Chan y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora