Capitulo II: los mensajes

14 0 0
                                    


Tras las dos semanas de vacaciones después de año nuevo es hora de volver a trabajar. Me gustaría decir que estoy estudiando pero no, cuando termine el colegio no sabía qué era lo que quería estudiar y luego de un año cuando al fin me decidí las cosas en mi casa no estaban económicamente bien para que mis papas pudieran bancarme, aunque buscaría trabajo donde me vaya simplemente no se podía, y entonces decidí buscar uno en mi pequeña ciudad (donde estoy actualmente),pero luego de un tiempo la comodidad de tener mi plata y poder ayudar en casa se hizo costumbre, entonces el tiempo pasó. Y ahora acá estoy, vistiendo un solerito azul floreado con margaritas y esperando el colectivo para ir a trabajar, y de verdad no me quejo, trabajo en una librería, no podría estar más feliz con lo que amo los libros.

Una vez en el colectivo pongo mis auriculares y me dejo llevar por la música country. En realidad tengo un gusto muy variado de música, muy, como por ejemplo a veces escucho las canciones del fantasma de la opera, o Bob marley.

Cuando bajo del colectivo camino las dos cuadras a mi trabajo y en la puerta me encuentro a Terra, que trabaja conmigo. Ella está abriendo el local al momento que la saludo.

- Adiós vacaciones y hola paraíso.- las dos somos fieles amantes a los libros.

- Como extrañaba el olor a libro, creo que me daría un orgasmo ahora mismo.- agrego mientras cuelgo mi campera en el respaldo de una de las sillas detrás del mostrador.

- Coincido en eso. Como vas con la saga que te dije?

- Ya lo termine en realidad

- Pero si te la recomendé hace dos semanas, son 4 libros.- Terra me mira con sorprendidos mientras prende las luces.

- Que puedo decir, cuando un libro me gusta vivo solo para leerlo.

- Puedo ver que si, tu amor por los libros va mas allá, yo tarde un mes en leerlos, y leo mucho.

- Tenía tiempo libre, es todo.- digo mientras arreglo algunos libros fuera de lugar.

- La trilogía de grey la leíste en 1 semana amiga, y no tenias tanto tiempo libre, aunque creo que eso era más por el contenido del libro que otra cosa- giro y la veo subiendo y bajando sus cejas en mi dirección.

- Probablemente eso también ayudo a que los leyera tan rápido si.- ambas reímos por mi comentario. No soy una persona tímida en cuanto a estos temas, los hablo libremente sin vergüenza, no porque sea alguien experimentado porque la verdad solo he tenido relación con tres personas desde los 19, pero me informo y es algo natural que me tiene sin cuidado.

- Buen día florecitas.- ambas giramos para ver entrar a la señora López, una viejita de unos 70 años que siempre viene a comprar libros y además nos trae sus ricos pastelitos caseros. Le tenemos un gran cariño con Terra, nunca tuvo nietos ya que su hijo murió en un accidente, así que siempre dice que nosotras lo somos, además gracias a ella descubrimos libros muy buenos.

- Buen día Rosa, como la ha tratado el calor?- pregunto acercándome a saludarla y con una silla para ella.

- Ay mi niña, juro que amo el verano, pero días como estos y encima aguantar a Raúl con sus quejas me está acabando la paciencia.- Raúl es su marido, que se aman no hay duda, solo al ver como se miran se nota, pero siempre discuten por cosas tan simples y luego terminan riendo y reconciliándose, es un amor verdadero.

- Téngale paciencia que todos nos ponemos medios malhumorados con estas temperaturas, ya se va a pasar. Ahora dígame que le pareció el libro que le di para navidad?

- Sinceramente me dejo sorprendida, el final me rompió el corazón pero era algo que debía pasar, el no era bueno para ella pero el amor la cegó, me dio a entender muchas cosas del presente. Debo decir que nunca me desilusionas con tus libros pequeña.- al momento que lo dice me agarra ambos cachetes y me da un beso en la frente. Ese gesto me llena el corazón, no llegue a conocer a mis abuelas así que al igual que nosotras somos como sus nietas ella para mi es una abuela.

- Me alegra mucho que te haya gustado, así que acá tengo otro. Esta vez nada de tragedia, solo cursilerías que a vos te encantan y a mí me gustan pero solo en libros.

- Ya vas a encontrar un hombre que cambie esa opinión, pero no te conformes con cualquiera, las mujeres hoy en día son más independientes y capaces de hacer todo, pero no está bueno pasar toda una vida solo.

- Algún día llegara, de eso no hay duda, pero en esta etapa de mi vida todavía no busco nada serio, pero cuando llegue serás la primera en saber.-le doy un beso en el cachete mientras la ayudo a parase de la silla- ahora si no te molesta, mi compañera esta algo complicada con los libros que llegaron y como muestra de sororidad es mi deber ayudarla, así que busque tranquila algún libro que le guste y si necesita algo me deja saber.- me despido mientras voy hacia Terra en ayuda.

A la hora de comer vamos a la casa de Terra, como siempre, hasta que nos toque volver. Marta y Eduardo, los dueños de la librería, están de vacaciones, así que solo atendemos nosotras. Hace mucho no vacacionaban, pero dijeron que confiaban plenamente en nosotras para dejarnos a cargo por un tiempo y no los íbamos a decepcionar. No vivimos en una ciudad muy grande ni tampoco en un pueblo chico, pero muchos se conocen, así que gracias a que mi mama y Marta fueron juntas a la escuela es que conseguimos este trabajo y que nos tienen tal confianza.

- Muy bien colorada, te toca cocinar- dice Terra cuando entramos.

- No, maldita desgracia de cocina, sabes cuánto odio cocinar, no querés hacerlo vos?- le hago mi mejor cara de perro mojado.

- No, no y no y no me vas a convencer con esa cara, conmigo no funciona, así que dale, manos a la obra.- me da una nalgada y yo voy rezongando a la cocina. La cocina no es mi fuerte y dios como la odio. Después de una hora vuelvo con dos platos de fideo con queso y crema.

- Bon apetite amiga, hice mi mejor esfuerzo.- y le dedico mi mejor sonrisa.

En la tarde todo marcha bien, pero en un momento, mientras estoy ayudando a una cliente a elegir un libro para su hija miro por la vidriera y veo un hombre con gorra, anteojos y las manos en los bolsillos parado, dirigiendo su mirada al interior, por los anteojos no sé exactamente a qué, pero solo hace eso, hasta que en un momento sonríe y me erizo entera. Yo conozco esa sonrisa, tan macabra, y enseguida me viene a la mente la noche de año nuevo y el mensaje desconocido, al que eh decidido ignorar todo este tiempo. Por un momento mi mente queda dando vuelta en esos pensamientos hasta que la cliente me llama y estoy segura no es la primera vez, dirijo mi vista a ella y cuando la vuelvo a levantar el hombre ya no está.

Por el resto que queda del día intento no darle mucha importancia, y por suerte resulta fácil con la cantidad de gente que ha entrado a comprar.

Al terminar me despido de Terra y empiezo a caminar directo a la parada. Voy escuchando a mi querido rey Elvis Presley, hasta que en un momento un mensaje interrumpe Burning Love. Saco mi celular para leerlo y mis pies se plantan al suelo al ver que dice número desconocido, me digo que estoy siendo paranoica y que no es nada, pero cuando leo el mensaje mi corazón deja de latir y aguanto la respiración "una muñeca como vos no debería andar caminando sola a estas hora". Cuando vuelvo a reaccionar mi corazón empieza a la latir a mil y giro para todos lados buscando, no sé exactamente que ni a quien, aunque me hago una buena idea. Al no ver nada apuro el paso a la parada, ya no falta mucho y siempre hay personas esperando. Como mis nervios no me acompañan, cuando me quiero dar cuenta estoy corriendo hasta que al fin estoy a media cuadra. Una vez allí vuelvo a respirar bien y saco de mi mochila un cigarrillo para calmar mis nervios. Hace 4 años que fumo, y aunque he querido dejar me cuesta. Llega el colectivo y ya en mi lugar siento un gran alivio hasta el momento que mi celular vuelve a sonar. Inmediatamente mis manos empiezan a temblar y con muchos nervios miro la pantalla

Número desconocido

No vas a poder correr de mí para siempre muñeca...

Y todo mi mundo se detiene solo para leer una y otra vez ese mensaje, y aunque no quiera admitirlo, estoy asustada.

Fiel ObservadorWhere stories live. Discover now